Una esperanza que tendremos que forjar nosotros, los cineastas latinoamericanos, con nuestro trabajo como creadores y nuestro quehacer como ciudadanos, sin abandonar la convicción y la urgencia de que un mundo mejor es posible, dijo a Prensa Latina.
Aquí estaremos otra vez creadores del continente y de todo el planeta, abriéndonos al intercambio enriquecedor de obras. El Festival seguirá reafirmando la voluntad de defender una identidad cinematográfica continental, unida y diversa, subrayó.
El actor Jorge Perugorría destacó que la creación del festival fue un acto fundacional llevado a cabo por Alfredo Guevara para unir a toda una generación de cineastas que encontraron en Cuba un espacio para poder consolidar su obra.
Hemos tratado de seguir adelante con ese empeño pese a atravesar momentos muy difíciles, agregó.
El Premio Coral que recibió en 1993 por su papel de Diego en Fresa y chocolate, lo comprometió aún más con el cine de su país y le dio la posibilidad de trabajar y apoyar a los realizadores de la región, acotó.
Al abordar la historia de las citas fílmicas habaneras, el director Juan Carlos Tabío resaltó cómo, más allá de los premios, estas han repercutido en el público de la isla.
Durante todos estos años, agregó, los cinéfilos se acercaron a lo más nuevo del séptimo arte latinoamericano, a la memoria histórica de nuestro continente.
Para la actriz Eslinda Nuñez, una de las protagonistas de Lucía, de Humberto Solás, el festival es una fiesta que enriquece a todos los artistas de Latinoamérica.
Es increíble lo que sucede cada diciembre en Cuba. Los espectadores hacen largas colas y se convierten en verdaderos críticos de cine, eso es algo maravilloso y poco común, surgido de manera espontánea, señaló.
Creado en 1979, el festival de La Habana tuvo como objetivo, desde sus inicios, reconocer y difundir las obras cinematográficas que contribuyeran al enriquecimiento y reafirmación de la identidad cultural latinoamericana.