Con mensajes de Fidel y su reconocimiento al papel de la Caravana de Amistad Estados Unidos Cuba, comenzó el tiempo de bienvenida a la 28 Caravana de Pastores por la Paz en el Centro Martin Luther King. El patio, lleno de personas de la comunidad, de la Iglesia y de caravanistas de EEUU y de México, se llenó de lápices y papeles en formas de manos y pies. Los participantes fueron invitados a escribir los sentidos y significados más importantes de la Caravana para nuestros pueblos después de escuchar las notas de La Cigarra, esta vez en voces de jóvenes cubanos: Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo estoy aquí resucitando. Gracias doy a la desgracia y a la mano con puñal, porque me mató tan mal, y seguí cantando.
La entrada a la Iglesia Ebenezer fue una celebración, un momento de alegría donde la música fue símbolo de la resistencia en la creación de puentes, de unidad de quienes luchan por lo justo. El Pastor ofreció el templo como la casa de todos.
Fernando González, Presidente del ICAP, compartió un mensaje de bienvenida y gratitud. No se puede desconocer lo que significa que su sola presencia entre los caravanistas es una victoria de las que no podemos naturalizar, una de las victorias que dan testimonio de cuanto podemos los pueblos si estamos juntos. Fernando, que fue defendido años atrás por estos hombres y mujeres de bien que exigieron su libertad en EEUU, les habló esta noche parado en el acumulado de la Revolución, en los años de solidaridad y en su propia historia.
Su llamado fue a sumar más voces y amigos para defender nuestra soberanía. Aseguró que Cuba seguirá luchando por la paz y el respeto mutuo y recordó las palabras de Fidel en 1993 luego de la huelga de hambre de Laredo: “Como ustedes han visto de los labios de Lucius no salió una sola palabra de odio contra nada ni nadie, solo salían razones, argumentos, verdades porque los Pastores luchan por la paz”.
Fernando también reconoció que debido al trabajo de IFCO, el proyecto de solidaridad de la Escuela latinoamericana de medicina amplió sus fronteras con la inclusión de estudiantes de EEUU. Hoy más de 130 jóvenes de EEUU son graduados de Medicina en Cuba gracias a esta labor sostenida en los principios de solidaridad que nos unen. Terminó agradeciendo el compromiso con Cuba, la solidaridad y la amistad.
Joel Suarez, Coordinador del CMLK habló en el templo dando la bienvenida. Comenzó reconociendo la sucesión de generaciones trabajando para que la Caravana siguiera viva con el ritmo de la radicalidad de las ideas de Fidel y la revolución que siguen alimentando el Proyecto.
Sus palabras fueron un llamado a mantenerse en la lucha:
… “cuando parecía que nos podíamos dedicar a tejer puentes destruyendo el bloqueo, de un cuarto de juguetes desahuciados el Imperio sacó un bufón y contrario a la opinión de la inmensa mayoría de las personas, se puso del lado de la jurásica industria del odio resucitando tiempos que parecían vencidos por la historia de rebeldía del pueblo cubano (…) Menos mal que ustedes no se quitaron los zapatos. El año que viene hay que pensar en una gran caravana a menos que la decencia norteamericana imponga a Trump un empeachment y nos lo quitemos de encima. Redoblemos la resistencia y la lucha. Sigan caminando que después de 26 caravanas mi amigo Bill no puede descansar. Su barba, como la de Fidel, hace falta todavía. Nosotros vamos a resistir.”
Gale Walker, Directora Ejecutiva de IFCO Pastores por la Paz, habló en nombre de la Caravana. Expresó su gratitud y que guardaba un espacio de afecto especial para el Centro y para la Iglesia Ebenezer. Reconoció que los lazos actuales de hermandad son fruto de la amistad entre el Reverendo Lucius Walker, su padre, y el Reverendo Raúl Suarez, director fundador del CMLK.
Gale comentó que este año hicieron un recorrido por EEUU con más de 300 encuentros con la intención de educar sobre la realidad cubana para profundizar la amistad entre nuestros pueblos. Llamó a Amanda, la caravanista más pequeña, con solo 6 años, y dijo: “(…) Si mi padre estuviera presente, estaría orgulloso de este Proyecto que ya tiene 25 años (…) tengo fe en que Amanda y sus compañeros de su generación disfruten de un mundo diferente, sin estas barreras”.
Los abuelitos del Psicoballet llenaron la Iglesia de esperanza y ternura con una danza que evocaba al amor y la solidaridad y los niños y niñas de Generación con propósito trajeron símbolos de paz, inclusión y amor para la Caravana.
No faltó el tiempo de testimonios donde Gladys Abella, de la Iglesia Ebenezer compartió su experiencia de más de dos décadas con La Caravana, una experiencia que la inspira a seguir trabajando en favor de los seres humanos sintiendo la nube de testigos de la que es parte Clarita Rodés, Lucius y tantos compañeros que ya no están pero siguen inspirándonos para continuar trabajando.
También compartieron testimonio José Campos, un joven caravanista y Rosario Hernández de la organización Francisco Villa en ciudad México. Ambos hablaron de la importancia de seguir haciendo conciencia. José comentó: “Mi abuelo me dice que cada día hay que dar voz a quienes no tienen, compartir nuestras historias con el mundo. Solo así se crea la empatía, la compasión, el amor. Eso es lo que deseo para EEUU”. Rosario habló de la revolución como esa muestra viva de que el socialismo sigue siendo posible y de los Pastores por la Paz como esa raza de hombres y mujeres que cambian el mundo.
Sobre paños blancos que eran símbolos de puentes sostenidos por los niños y niñas, se colocaron las manos y pies que recogieron los significados de la caravana al inicio de la noche, paños que quedaron entre todos y todas llamando a continuar tejiendo puentes.
La pastora Izett Samá, miembro de la Coordinación colegiada del CMLK, llamó a colocar los compromisos sobre esos puentes blancos en la confianza de continuar el camino para hacer del mundo un lugar mejor.
La Guantanamera con versos sencillos de Martí cerró la noche. Ya fuera de la Iglesia, Amanda preguntó a su papá: ¿Qué es La Guantanamera?
Que esta caravana y los lazos de amistad que nos unen ayuden a esta pequeña niña de seis años a descubrir las notas y ritmos de esta historia, para que su generación, aunque siga con los zapatos puestos, pueda construir realmente nuevos caminos.