Oscar López Rivera salió esta mañana del apartamento de su hija en Santurce a dar su primer recorrido en libertad con una gran sonrisa en su rostro y mucho empeño para luchar por la independencia de Puerto Rico.
Lo primero que hizo fue darle las gracias al pueblo por haber luchado por su excarcelación.
“Yo vengo a luchar y a trabajar… Mi espíritu, mi dignidad y mi honor están muchos más jóvenes hoy que el día que ingresé a la prisión”, afirmó el exprisionero político a la prensa, mientras el coro de la Universidad de Puerto Rico entonaba varias canciones.
Entre otras cosas, añadió estar feliz con poder tener una agenda llena, la cual incluye una conferencia de prensa a eso de las 11:00 a.m. en la playa del Escambrón, así como por su viaje de mañana a Chicago.
“Voy a ver el mar y voy a ver si me cuelo por allí”, sostuvo.
Eso sí, dejó claro que “esto es para estar en Puerto Rico y que nadie me moleste”.
López Rivera fue recibido a su salida del apartamento de su hija Clarisa López por un centenar de personas, quienes le regalaron margaritas blancas y amarillas, así como rosas rojas. Estaba ataviado de negro, con tennis rojas. Llevaba un botón de la bandera de Puerto Rico en el pecho. Ya no tenía el grillete electrónico que le colocaron a finales de enero pasado cuando el expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, le conmutó su sentencia. Se lo quitaron ayer en la tarde, según reveló.
El séquito que le acompañaba llevaba unas camisetas que leían: “Libertad”.
“Feliz por poder disfrutar de la libertad de mi papá”, afirmó, por su parte, su hija cuando el grupo salía hacia algún lugar no precisado.