El 24 de abril el Centro Martin Luther King Jr. cumple 30 años. El 24 de febrero el barrio de Pogolotti, donde se ubica el Centro, amaneció de fiesta y la conga anunció temprano que celebraba su aniversario 106. Ese día también un viejo espacio justo debajo de “El Tanque”, referencia obligada del Taller de Transformación, se convirtió en la Casa de creación y encuentro de la gente joven del barrio.
La mañana fue rápida. No se podía caminar dentro del Taller. Noemí corriendo de un lado a otro, Mercedes atendiendo a las personas, Martica apoyando en todo, Hildelisa y Vivian orgullosas del resultado de casi un año de trabajo. Entre los presentes, y orgullosas de pertenecer, Mirta y Maruchi, madre y hermana de Tony Guerrero.
Allí también estuvo Raúl Suarez. No podía faltar. Aliado y cómplice del barrio, siempre cerca de sus necesidades y sentidos reales. “Los 30 años del Centro cobran sentido en este barrio”, comenta, “¡aquí sí está el pueblo!, ¡cómo se movilizan!”
La comunidad entera festeja. Lorena, una pionera de sexto grado, cantó a Fidel. Algunos adolescentes en el público cantaron también la canción de Raúl Torres que en los últimos meses recorre la isla. Frank Martínez, joven que descubrió los pinceles hace solo cuatro meses, cuenta orgulloso como ha llegado a pintar con el respaldo de la escuela y su familia más de cien obras. Algunas de ellas ya se exponen en este sitio.
A las 11:25 a.m. quedó abierta en Pogolotti La Casa del Joven. No tiene nombre la casa. Quienes la ocupen y llenen de vida podrán hacerla suya. “Nombrarás las cosas después de hacerlas”, dijo Paulo Freire.
Sobre los objetivos de este espacio, Mercedes nos explicó que se ha hecho realidad un sueño viejo, desde que se hizo el diagnóstico del barrio. En aquel momento se identificó la necesidad de tener una sede de actividades y encuentros entre jóvenes, donde ellos pudieran pensar y desarrollar sus propias estrategias, una sede de la gente organizada, de debates y talleres, de movilización comunitaria, de fiesta y celebración.
En este contexto, como quien busca luz en la familia de mayor confianza, conversamos con Hildelisa, Noemí, Mercedes, pidiéndole un mensaje para el Centro en su cumpleaños.
Hildelisa: “La primera persona que yo conocí del Centro fue a Ileana. Yo buscaba unas medicinas. Ileana me dio libros de Freire y yo regresé y le dije: este hombre me conviene y me convence. Así fue que empecé el camino. Después vino el trabajo de María Isabel sobre la identidad del barrio y antes aquel Taller de reciclaje donde se molía el papel. Sigan vinculados a la gente con sus necesidades inmediatas, sigan cerca de la comunidad.”
Mercedes: “Yo comencé con el Centro cuando empecé con el Poder Popular, desde mi trabajo de delegada me vinculé al CMMLK. Siempre he defendido su presencia en la comunidad como una fortaleza y hay que aprovecharla. Le agradezco ser educadora popular. El Centro me hizo mejor persona y empecé a hablar de género y a entender muchas cosas a partir de mi paso por allí y otras instituciones que también me han apoyado, como el OAR.
En mi experiencia ha tenido mucho que ver la personalidad de Raúl, su sencillez. Cuando éramos diputados me decía: Mercedes, guárdame la merienda, qué habrá de almuerzo hoy, se comportaba como una gente sencilla del pueblo. A él nos unen cosas sencillas, cosas de las que hay que hablar. Sigan fortaleciendo la articulación con los actores sociales y no dejen de existir nunca.”
Noemí: “Yo estoy vinculada al Centro desde el primer taller de Educación Popular. Ojalá no se desvinculen nunca de la comunidad. Su apoyo es muy importante en todos los sentidos. Queremos que cuando toquemos la puerta siempre estén presentes. Ahora tenemos el nuevo reto de La Casa de los jóvenes. Pensemos juntos como aprovecharla de la mejor manera, para que realmente sea un espacio al servicio de esta comunidad que tanto lo necesita.”
Este Centro llega a su 30 Aniversario cuando el Barrio cumple 106. Juntos celebran la amistad, la complicidad y renuevan fuerzas para seguir por muchos años más.
Un Centro y un barrio
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