Teodoro Rentería Arróyave
Dice Vicente Fox Quesada que todo lo deja arreglado: lo del Aeropuerto Internacional, lo de San Salvador Atenco, lo del movimiento guerrillero zapatista de Chiapas y lo del agro empobrecido; realmente o a ciencia cierta, como se decía anteriormente, no sabemos de que país está hablando el señor esposo de la señora Marta Sahagún, indiscutiblemente que de México no, porque para nadie escapa que esos problemas persisten y se agudizarán con todas sus graves consecuencias sociales si no existe la decisión política de resolverlos.
Con ese tino que le caracteriza al huésped de salida de Los Pinos hace esas extrañas declaraciones del cinismo y que ofende la inteligencia de los mexicanos, exactamente cuando la Comisión Internacional de Derechos Humanos dependiente de Naciones Unidas, emite su declaratoria y recomendación sobre los abusos cometidos con motivo del desalojo de los vecinos de San Salvador Atenco, Estado de México.
La recomendación de la Comisión Internacional, que es de cumplimiento obligatorio para el Gobierno federal por ser firmante de los protocolos correspondientes, pone especial énfasis en las mujeres vejadas y violadas, en los líderes sociales encarcelados y en la muerte de uno de los vecinos. Y aunque usted no lo crea, Vicente, el del Rancho de San Cristóbal, dice que el problema de San Salvador Atenco está solucionado gracias al diálogo de su gobierno.
Cuando habla del Aeropuerto, suponemos que se refiere al Internacional de la Ciudad de México que se iba a construir precisamente en terrenos de San Salvador Atenco y que se había considerado la obra magna de su régimen, pues esa terminal aérea no se construyó, primero porque a los habitantes de ese rincón de la patria los querían obligar a vender sus tierras a 7 dólares el metro cuadrado cuando ya la especulación ubicaba el precio en 210. El conflicto se agudizó y “cien machetes” hicieron recular al presidente en su propósito. Como consecuencia de la frustración las obras millonarias al Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México, juzgándolas benévolamente, son sólo de imagen, sencillamente porque dicha terminal debe salir de ese lugar por el peligro que representa que la haya absorbido la gigantesca urbe. Y aunque usted no lo crea, Vicente, el del Rancho de San Cristóbal, dice que el problema del Aeropuerto está solucionado gracias al diálogo de su gobierno.
Ni quince minutos, ni quince semanas, ni quince meses, y mejor ahí le paramos porque no nos vaya a salir que necesita quince años, bueno ni todo el sexenio le fue suficiente para solucionar el agudo problema del estado de Chiapas, que desde luego no se reduce al conflicto armado Zapatista. Chiapas continúa en la mayor de las degradaciones, con un gobernador consentido por el Ejecutivo federal, con una corrupción creciente y una pobreza humillante de la inmensa mayoría de su población y con una persecución feroz a los periodistas, obvio para evitar que se difunda la triste y dramática realidad de esa entidad. Y aunque usted no lo crea, Vicente, el del Rancho de San Cristóbal, dice que el problema de Chiapas está solucionado gracias al diálogo de su gobierno.
El agro mexicano que como nunca antes ha sido degradado no sólo con políticas equivocadas sino con decisiones perfectamente pensadas para favorecer intereses extranjeros, recuérdese el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, instrumento firmado y mantenido por desnacionalizados, cuyas consecuencias más terribles han sido contra el campo de nuestro país. ¿Qué no habrá quien le diga a Vicente Fox o le presente las cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática para que tenga conciencia de cómo deja depauperado el campo mexicano?. Y aunque usted no lo crea, Vicente, el del Rancho de San Cristóbal, dice que el problema del agro está solucionado gracias al diálogo de su gobierno.
Quince minutos seguramente fue una muletilla retórica del candidato presidencial, Vicente Fox Quesada, que se convirtieron en seis años en la tragedia ignominiosa de un gobierno cínico, frustrado y frustrante. Y se agotaron los quince minutos.
– Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor, vicepresidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP.
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