No voy a hablar del horror que se ha abatido sobre Luisiana y Mississippi: los datos e imgenes llenan los medios de comunicacin. Tampoco hablar de la falta asombrosa de previsin, de recursos, de defensa civil, de sensibilidad ante sus conciudadanos, de humanidad, que compromete a las instancias superiores del pas, ni de la conducta del Presidente: eso lo estn haciendo los norteamericanos, en medio de la ira y la vergenza. Slo quiero decir lo que siento, de este lado del Golfo que siempre las relacion, acerca de La Habana y Nueva Orleans, de Cuba y Luisiana, hoy que reinan la muerte y la destruccin de aquel lado.
Una y la otra nacieron y crecieron como puertos, llave del golfo La Habana y del gran ro Nueva Orleans. Alguna vez tuvieron la misma metrpoli (1763-1800), cuando Francia perda sus colonias en la Amrica del Norte. En 1803 los revolucionarios haitianos estaban derrotando a Napolen, y el corso ide venderles a los recientes Estados Unidos la colonia de Luisiana, inmensa en el mapa.
Quedaron el Vieux Carr, los inmigrantes de Hait sumados a los anteriores acadios del Canad, una latinidad fuerte en la msica, las comidas y las costumbres. Pero a Cuba y Luisiana no las unan solamente el comercio martimo y las historias coloniales. Las vidas de cientos de miles de esclavos negros fueron estrujadas en ambos lugares para hacer azcar, durante el siglo XIX. No es casualidad la piel negra de la mayora de los damnificados de Katrina: el 32,5% de la poblacin de Luisiana es negra (2003), y su pobreza es otro legado persistente de la esclavitud.
Hace siglo y medio, los nexos comerciales, la competencia y las relaciones fludas eran algo muy comn entre los empresarios y los comerciantes de las dos regiones. Nueva Orleans era la tercera ciudad ms poblada del pas, y uno de sus puertos principales.
El inters poltico sudista apoyaba la expedicin que Narciso Lpez preparaba en Nueva Orleans; de all sali el vapor Creole y all se bordaron las banderas cubanas que se enarbolaron en Crdenas. Casi todos los expedicionarios eran de Kentucky, Luisiana y Mississippi.
Pero fueron diferentes las historias de la emancipacin y los destinos de ambos pueblos. En 1884-1885 Antonio Maceo y Mximo Gmez, lderes revolucionarios procedentes de la Guerra cubana de 1868-78, vivieron en Nueva Orleans, en afanes conspirativos contra el dominio espaol. Maceo dej una honda huella entre los luchadores por los derechos civiles, que pugnaban desde haca dos dcadas.
En los ltimos aos del siglo muchos siguieron en Luisiana su actuacin en la nueva revolucin, con entusiasmo y solidaridad. Entonces naci el uso que todava se ve– de ponerles a los hijos Maceo como nombre de pila.
En 1898 muchos hijos de Luisiana respondieron a la causa de la libertad de Cuba, marchando como voluntarios a la guerra contra Espaa. El 9 Regimiento de Voluntarios, de negros de Luisiana, desfil por Nueva Orleans para venir a pelear a Cuba. Llegados despus del armisticio, sirvieron en Oriente varios meses, admirados de aquel pueblo humilde y orgulloso que en alianza interracial haba peleado y ganado una guerra tremenda por la libertad. Y volvieron a su tierra, a perder sin remedio los derechos por los que haban luchado, con la consumacin de la supremaca racista1.
Siempre con nexos, pero ahora ms lejos, fuimos pasando el siglo XX, hasta que Estados Unidos respondi a nuestra liberacin con una poltica de agresiones sistemticas a Cuba y de prohibiciones a sus propios ciudadanos. Una de las culpas de la criminal poltica del bloqueo es haber privado a ambos pueblos de la mayor parte de las profundas relaciones entre sus culturas, mantenidas durante siglos.
Y hoy, en 2005, esa regin del sur de Estados Unidos vive una tragedia devastadora, desastre natural que agudiza de sbito y multiplica los efectos de un desastre social que se ha hecho crnico. En el ltimo medio siglo, los cubanos hemos logrado cambiar nuestras vidas y nuestras posibilidades, y ejercemos la solidaridad con otros pueblos, una prctica que nos da ms beneficios que los que aportamos, porque hace crecer a las personas. Entonces, la noche del viernes 1, Cuba ofreci enviar durante el fin de semana mil cien mdicos a las zonas del desastre, que tienen calidad y experiencia reconocidas, con conocimientos del idioma, que pueden llegar a Houston en pocas horas, que cada uno llevara consigo 24 kilogramos de medicamentos apropiados para el caso. El contingente se ha denominado “Henry Reeve”, el nombre de un muchacho neoyorkino que vino voluntario a la Guerra de 1868-1878, a darlo todo por la libertad de Cuba, y fue un hroe famoso, que muri en combate. Sus soldados cubanos le llamaban Enrique el Americano.
Escribo la noche del lunes —ayer Cuba elev su propuesta a ms de 1 500 mdicos—, y el gobierno de Estados Unidos no ha contestado. Veo CNN, el alcalde de Nueva Orleans dice que miles han muerto y que la gente sigue muriendo sin que la ayuda sea efectiva. Veo niitos sufriendo, multitudes desvalidas y soldados con sus fusiles. Parece que el Presidente es capaz de leer libros escolares o mantener sus vacaciones cuando suceden catstrofes en su pas, pero es necesario que haya otros -porque sin duda tiene que haberlos-que no teman ser nobles con su propio pueblo, que no quieran ser mezquinos ni soberbios.
Lo pido tambin para que los que gobiernan aquel pas se pongan a la altura de la sociedad y de los tiempos. Porque ya hay al menos un mdico formado en Cuba que est en medio de Luisiana. Un muchacho de la ciudad de Slidell, al otro lado del lago Pontchartrain, que se gradu como mdico en la Escuela Latinoamericana de Medicina hace dos semanas, el 20 de agosto, con otros mil seiscientos jvenes. S que se salv, y su familia tambin, por Pastores por la Paz —los que han trado dieciseis caravanas de solidaridad a Cuba—, que estn organizando una caravana de emergencia para Luisiana y Mississipi. No s como se llama este joven mdico, no importa, pero espero que est sirviendo a su gente con su saber y su humanidad.
[1] La historiadora norteamericana Rebecca J. Scott ha realizado una obra profunda y muy valiosa de anlisis de los procesos de la segunda mitad del XIX en Cuba y en Louisiana. Ver su ensayo sobre raza, trabajo y accin colectiva en Louisiana y Cuba 1862- 1812, en Beyond Slavery (Cooper, Holt and Scott, University of North Carolina, 2000), y su libro Degrees of Freedom. Louisiana and Cuba after Slavery (Harvard University Press, 2005).
– Fernando Martnez Heredia es ensayista e historiador cubano.
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