Vale la pena insistir en la urgencia de superar visiones sectoriales y trabajar en favor de la unidad regional, hemisfrica y global, que articule a todos, respetando la particularidad de cada uno.
Nuestro pas pasa por un momento muy difcil, pero no deja de ser purificador.
Con la eleccin de un presidente del campo popular, se difundi en medio de nosotros la idea de que la esperanza venci el miedo. Pasados algunos meses, cuando decamos que el gobierno estaba en disputa, comenzamos a vivir momentos de perplejidad que enseguida fueron transformndose en desilusin, ya que no veamos perspectivas de cambios. Despus de las denuncias de corrupcin, pasamos a la decepcin. Y, segn Don Pedro Casaldliga ahora nos preguntamos, ser que la esperanza podr vencer la decepcin?.
Al conmemorar el dcimo primer Grito en Brasil y el sptimo en las Amricas, muchas personas, con relacin a la situacin que estamos viviendo, se preguntan: Cmo ser el Grito este ao? Es una pregunta que todos los das llega a la secretara del Grito.
Muy simple, continuaremos gritando las mismas cosas de antes, con un nfasis mayor en la tica, en el combate a la corrupcin y en el castigo de los corruptos. El documento del Grito Nacional lanzado estos das destaca tres ejes principales:
-. El pueblo brasileo vive una mezcla de desesperanza, tristeza y, porque no, de decepcin frente a la situacin de nuestro pas.
– Brasil es an rehn de los altos intereses y del endeudamiento externo, lo que lo deja sujeto a frecuentes ajustes fiscales exigidos por los representantes del capital financiero internacional.
– El gobierno se ha doblegado a las exigencias internacionales, encaminado las reformas neoliberales, lo que lo hace incapaz de implementar polticas pblicas de reforma agraria, y de aplicar mayores inversiones en la salud, educacin, transporte, vivienda, derechos humanos, medio ambiente, entre otras;
-. La sociedad brasilea est flagelada por el desempleo, la pobreza, el hambre, por la violencia y la corrupcin, lo que muchas veces resulta en revuelta o indiferencia por parte del pueblo con respecto al destino poltico del pas.
Realidad excluyente
Segn datos del BID, en Amrica Latina, un 10% de las clases ms ricas tienen un ingreso 84 veces superior al 20% de los ingresos de los ms pobres. Ochenta y cinco por ciento de los nios latinoamericanos vive en la pobreza, un 33% de los nios sufre de desnutricin. En Amrica Central, entre 1992 y 2002, el porcentaje de gente hambrienta aument en un 33%, de 5 millones a 6,4 millones. En Argentina, que produce carne y trigo suficientes para alimentar a 350 millones de personas, casi ocho millones de personas (20% ms de su poblacin) son indigentes y desnutridos.
En Brasil el cuadro no es diferente. Slo cinco mil familias detentan el patrimonio correspondiente al 42 % del PIB, lo que nos hace uno de los campeones de las desigualdades sociales. Lo ms triste, sin embargo, es que la poltica econmica sigue profundizando las desigualdades.
Aunque muchos digan, y la gran prensa lo confirme, que la economa va bien. Pero no se preguntan: Va bien para quin? Basta mirar los datos de las inversiones en el campo y de la deuda externa. Veamos!
Poltica al servicio del capital rentista y el agronegocio
Al iniciar 1979, la deuda externa de Brasil era de 52,8 mil millones de dlares. Si Brasil habra pagado una tasa de inters del 6% al ao, que es la tasa ms que aceptable en el primer mundo, a finales de 2004 Brasil, tendra un crdito de 161 mil millones. Los pases ricos deberan a Brasil ms de 161 mil millones de dlares. Qu se podra hacer con 161 mil millones de dlares?
– Seran asentadas 10 millones de familias sin tierra.
– Se repararan 20 veces todas las carreteras de Brasil.
– Se pagaran 2 salarios mnimos mensuales, por un ao, a 55 millones de brasileos (as).
– Se generaran 20 millones de empleos en la agricultura.
La Deuda Pblica en 1995 era de 208 mil millones de reales. Desde ese ao hasta ahora, pagamos 710 mil millones de reales y la deuda pas a 810 mil millones de reales. Pagamos 3,4 veces lo que debamos y an debemos 3,9 veces ms.
Como si eso no bastara, la actual poltica econmica privilegia los grandes productores rurales del agronegocio exportador, en detrimento de la agricultura familiar. Basta mirar los crditos concedidos o disponibles para los grandes propietarios y para los pequeos o para la agricultura familiar.
Para los 342 mil establecimientos rurales, con ms de 200 hectreas, que ocupan un 13,4% de la poblacin rural, (2 millones de personas), est previsto un crdito, para 2005/2006, de 44 mil millones de reales.
Por otro lado, para 3,8 millones de familias, que trabajan en pequeas propiedades, y que ocupan un 86% de la poblacin activa en el medio rural (14 millones de personas) estn destinados, para el mismo periodo, slo 9 mil millones de reales en crdito. Por eso es ahora, ms que nunca, que tenemos que gritar.
Por qu tanta exclusin?
El Manifiesto del Grito Continental que ser lanzado el 7 de septiembre analiza de esta forma: la exclusin social est por encima de toda una relacin: no podemos entender la existencia del excluido sin aquel que excluye; no podemos entender la miseria absoluta sin la opulencia vergonzosa; no podemos entender porque existen los barrios miserables sin preguntarnos sobre el origen de los guetos de los multimillonarios y de las lites econmicas de los negocios. La exclusin es necesaria para que el sistema se autoperpete, aunque con ello se condene a millones de seres humanos a una existencia espantosa, sin perspectivas de vida y sin esperanzas.
Y aade: hoy sabemos que no es con ms mercado y con menos Estado, ni con ms apertura y garantas a los capitales, que sern resueltos los graves problemas a los que est sometida la mayor aparte de la humanidad en el inicio del nuevo milenio. No es con el crecimiento de la economa que se distribuir la riqueza: se debe distribuir la riqueza para que todos puedan crecer y la sociedad comience a ser verdaderamente inclusiva. Esta certeza es compartida por muchos movimientos, redes y organizaciones del mundo entero, los cuales, con su trabajo, hacen crecer la conciencia planetaria sobre la necesidad de cambios de cuo radical.
Pero hay seales de cambios
En respuesta al poder de la opresin, los excluidos/as se rebelan contra la violacin de los derechos econmicos, sociales, culturales y humanos; derrumban presidentes, crean movimientos autnomos, liberan territorios y toman fbricas.
No ser suficiente crear puestos de trabajo mientras las relaciones de poder en la sociedad continen siendo, por definicin, asimtricas: superar la exclusin significa transformar las estructuras y el ejercicio del poder en nuestras sociedades. Por eso, es hora de pensar en cmo necesitamos avanzar en la formulacin de un proyecto poltico global de las resistencias que equivalen a una refundacin del mundo.
Necesitamos, por lo tanto, radicalizar nuestra opcin por los excluidos y excluidas, construir una utopa y un sujeto social (o muchos sujetos sociales) aglutinador, con capacidad de transformar la desesperanza en capacidad de movilizacin, de accin y organizacin. Por eso estamos llamados a reinventar formas de organizacin colectiva, de la economa y la poltica, que nos permitan transformar la actual situacin.
El esfuerzo para globalizar la resistencia y la solidaridad, apunta hacia la necesidad de crear una sociedad mundial capaz de distribuir de forma equitativa la riqueza creada por toda la humanidad.
Como dijimos arriba, no se trata de crecer para despus distribuir, sino de distribuir como base de crecimiento y solidaridad. Es necesario tambin, la creacin de una ciudadana universal que permita a los trabajadores/as tener plena libertad de movimiento en la bsqueda y construccin de oportunidades para su desarrollo y de los dems.
Adems de las manifestaciones del 7 de septiembre en Brasil y del 12 de octubre en las Amricas y el Caribe, estamos convocados a participar, en Brasil, en la Asamblea Popular: Mutiro (Minga) por un Nuevo Brasil, a realizarse en Brasilia D.F., del 25 al 29 de octubre con la participacin de ms de 10 mil personas.
– Luiz Bassegio es Secretario del Grito de los Excluidos Continental.
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