Las familias debieran ser verdaderos espacios de apoyo e inclusión para las personas LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros e intersexuales) y las sociedades debieran reconocer todos los tipos de familias, incluidas toda las variantes que forman integrantes de esa comunidad, insistieron en La Habana
activistas por la diversidad sexual e identidad de género.
“Las familias tienen el poder de cambiar la sociedad, de abogar por sus hijos e hijas”, dijo la mexicana Mónica Núñez, del Consejo de la Asociación Internacional de Familias por la Diversidad Sexual y madre de niña trans, durante un panel abierto al público en la sala del cine La Rampa, el sábado 10 de mayo, como parte de la VII Jornada Cubana contra la Homofobia.
Para Núñez, compartir su historia personal con otras familias es parte del camino para aliviar sus vidas, acompañarles y apoyarlas en esos procesos, incluida la formación de equipos de profesionales que ayuden a explicar y cambiar un medio que sigue siendo adverso y resistente a la diversidad.
“Gracias al apoyo familiar que le dimos, ahora mi hija de 19 años es una persona feliz, y eso es lo más importante. Fue difícil porque implicó cambios médicos y legales, pero siempre estuvimos de su lado”, explicó. “No es justo sacrificar a un niño por la comodidad de la sociedad”, concluyó como mensaje y enseñanza.
El periodista y bloguero cubano Francisco Rodríguez Cruz (Paquito el de Cuba) se pronunció por seguir abogando por el reconocimiento y protección jurídica a todas las familias LGTBI para que estén en igualdad de condiciones que todas la demás.
“Debemos seguir trabajando con la familia que nos toca, la biológica, que debiera ser nuestro mayor soporte y, cuando no es así, sentimos la discriminación en casa, que es la que más nos duele”, reflexionó.
“Otra es la familia que construimos y nos permite sentirnos cómodos, con responsabilidad y respeto”, agregó.
Sigue siendo un reto eliminar toda razón de sufrimiento por orientación sexual e identidad de género, insistió la psiquiatra Ada Alfonso, moderadora del panel.
“Es algo a lo que debemos apostar en el trabajo de la familia”, dijo y remarcó que las causas de la discriminación están en nuestras sociedades patriarcales, marcadas por una heteronorma que no entiende ni cede espacio a la diversidad humana.
Desde el público, el médico Alberto Roque y activista LGBTI llamó la atención acerca de la diversidad de situaciones que hay en la sociedad, donde “no tenemos espacios seguros dentro de las familias, que es muchas veces el lugar donde aprendemos a discriminar”.
Se refirió, además, al anteproyecto de ley de un nuevo Código de Familia, que lleva años en espera para ser discutido y considerado para su aprobación por el Parlamento cubano y que propone, entre otros aspectos, la aceptación de la unión legal entre personas del mismo sexo.
“Para que sea verdaderamente inclusivo e integrador ese anteproyecto debe despojarse de enfoques de asimilación, bajo los códigos patriarcales”, sostuvo.
El activista dijo que esa propuesta será discriminatoria “si no acepta la adopción y las distintas formas de familia, los derechos reproductivos de las mujeres lesbianas y de los hombres en la manera que queramos reproducirnos y en el número de asociaciones eróticas que queramos conformar en nuestras vidas”.
Mariela Castro, directora del gubernamental Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), consideró que ya las tradiciones familiares no son coherentes con las nuevas familias emergentes.
“Es necesario saber que esas tradiciones familiares que hemos heredado culturalmente responden viejos modelos de familia que responden, a su vez, a referentes de dominación de tiempos atrás”, señaló.
Se pronunció a favor de tener en cuenta todos esos elementos de análisis que recogen necesidades de los diferentes tipos de familias y de seguir promoviendo el diálogo sobre un nuevo Código de Familia que los tenga en cuenta. “Hay muchas resistencias, pero tenemos que seguir avanzando”, insistió.