La mayoría de estos acuerdos, subrayó el Sr. Chalmers, fueron firmados en períodos de inestabilidad política crónica por fuera de las prioridades nacionales, en la ausencia total de planificación estratégica para el desarrollo del país por parte de los responsables gubernamentales, sin un análisis de los probables costos y beneficios y en condiciones realmente nefastas para la economía del país. Según el responsable de PAPDA, se necesita urgentemente realizar un balance de los diversos acuerdos firmados desde 1980 para determinar el modo de inserción del país en la economía mundial y reflexionar sobre el alcance de estos acuerdos en relación con la estrategia nacional de desarrollo y la planificación a largo plazo del país.
El director ejecutivo de PAPDA acogió con satisfacción la introducción del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) en la agenda de la Asamblea Nacional. No obstante, lanzó una advertencia en contra de la ratificación de determinados acuerdos tales como el Acuerdo de Asociación Económica (AAE o EPA por sus siglas en inglés), que constituye un peligro inminente para el fortalecimiento y desarrollo de la producción nacional y el acceso de la población a los servicios públicos básicos. Precisó que el AAE no hace más que profundizar el camino de la dependencia del país, especialmente con referencia a la industria alimentaria, teniendo presente que exige una liberalización del orden del 82% de todos los sectores productivos del país y la liberalización a ultranza del sector de servicios. Nuestros agricultores se verán obligados a entrar en competencia directa con los agricultores en la Unión Europea quienes tienen a su disposición todas las últimas tecnologías y las subvenciones crecientes de parte de sus gobiernos. La ratificación del AAE significaría lisa y llanamente la muerte de la producción nacional y el crecimiento de la pobreza, enfatizó Camille Chalmers.
El economista recomienda al Estado haitiano dar prioridad a las Convenciones internacionales que contribuirían a la consolidación de nuestros valores y las exigencias del momento, como la Convención Internacional para la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migrantes y de sus Familias, que ofrecería al Gobierno de Haití la posibilidad de negociar la situación de nuestros compatriotas que trabajan en condiciones difíciles en los Estados Unidos, Canadá y la República Dominicana. Tenga en cuenta que la ONU estima que el 86% de los profesionales haitianos trabajan en el extranjero, especialmente en estos tres países.
Otros acuerdos, tales como la Convención de Ramsar (1971) que protege los humedales, el Convenio sobre la Diversidad Biológica (1992), la Convención Internacional para la Supresión de la Trata de Personas y la Explotación de la Prostitución de Otros (2 de diciembre de 1949), la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción (2003), la Convención de las Naciones Unidas sobre la lucha contra la desertificación, entre otros, deben ser firmados y ratificados por las autoridades haitianas, agregó.
El Sr. Chalmers además recomienda al Estado haitiano que proteja las industrias incipientes del país víctimas de la competencia desleal debido a la globalización y que trabaje hacia un aumento selectivo de las tarifas teniendo en cuenta algunos de los requisitos de la CARICOM. Toma el ejemplo de la industria lechera, que es una industria que incluso es posible lograr la autosuficiencia sin esfuerzo inversor importante, considerando las 400.000 vacas que tiene el país. Hay que recordar que la protección de industrias incipientes de un país es un derecho reconocido por la Organización Mundial del Comercio (OMC). El profesor hizo saber que el país tampoco explota para nada, su posición de País Menos Adelantado (PMA), que proporciona beneficios en las negociaciones con los socios internacionales, si bien encontrarse como país con ese estatus no es nada para festejar.
Haití representa el 50% de la población de los países del CARICOM y en vista de las debilidades en nuestra educación superior, el gobierno de Haití, en consulta con la Universidad Estatal de Haití puede requerir el establecimiento de un campus de la Universidad de West Indies en el país; un ejemplo más de las posibilidades que el país no aprovecha, dijo Chalmers.
En este mismo sentido, acoge con agrado la participación del Gobierno de Haití en la última Cumbre de los países africanos. Dijo que la cooperación Sur-Sur es la solución ideal para lograr insertar el país en la economía mundial. Aboga por una nueva alianza con los países del Sur y sugiere a las autoridades haitianas que integren rápidamente el país a la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) con el fin de maximizar los beneficios, lo que no podría ser más estratégico, otorgados por esta instancia de cooperación internacional.
PAPDA
Puerto Príncipe, Haiti
31 de enero de 2012