“Apoyar el desarrollo de cadenas de valor que beneficien a pequeños productores y propietarios”, fue una de las recomendaciones que hizo el Foro de Expertos de alto nivel a la Cumbre Mundial de Seguridad Alimentaria que se reunirá en Roma del 16 al 18 de noviembre.
Los expertos, que se dieron cita en Roma el 12 y 13 de octubre pasados, señalaron que para asegurar la alimentación de la población mundial que a mediados de este siglo se acercará a los 9200 millones, se deberán implementar una serie de medidas como mejorar la gestión de los recursos naturales y reducir los subsidios a los biocombustibles.
Así mismo señalaron que será necesario realizar inversiones en la agricultura de los países en desarrollo por un valor neto de U$ 83 mil millones cada año si se quiere contar con alimentos suficientes en 2050.
Revelaron que paradójicamente la Ayuda Oficial al Desarrollo para la agricultura descendió, entre 1980 y 2005, en un 50 por ciento en términos reales, cayendo de un 17 por ciento del total de ayudas al 3,8 por ciento en ese mismo período.
Para abordar la creciente crisis alimentaria se reunirán los Jefes de Estado y de Gobierno, quienes adoptarán una declaración final. Previamente, se realizará el “Foro de ONG, organizaciones de la sociedad civil y organizaciones de agricultores “, organizado por la FAO para el 14, 15 y 16 de noviembre.
Organizaciones civiles que tuvieron acceso a un borrador de la Declaración final se encuentran decepcionadas. En este documento se señala para el año 2015 el hambre será reducida a la mitad, sin embargo no se prevé adoptar los compromisos necesarios para asegurar los recursos necesarios ni los mecanismos de rendición de cuentas de los gobiernos para alcanzar esta meta.
En lo concerniente al acuerdo sobre el cambio climático, el borrador de la Declaración tiene debilidades pues no asigna recursos adicionales a los ya comprometidos, aunque habla de concentrar acciones sobre todo en los pequeños productores. Tampoco especifica si se va a aumentar la Ayuda Oficial al Desarrollo destinada a la agricultura, refiriéndose de modo general al objetivo de “promover las inversiones”, posiblemente de los sectores privados.
El documento afirma que continuarán analizando los beneficios y retos de los “biocombustibles” a través de más estudios para asegurar la coherencia de su producción con la seguridad alimentaria. El movimiento internacional La Vía Campesina ha mostrado su frontal oposición a la producción de agrocombustibles considerando que provocarán una devastación productiva, medioambiental, social y cultural sin precedentes, amenazando de forma directa el derecho de los pueblos a la soberanía alimentaria.
El borrador de declaración hace referencia a la biotecnología y “otras nuevas tecnologías” pero no menciona a la agroecología, como proponen los pequeños agricultores que alimentan a un buen porcentaje de la población mundial.
No al acaparamiento de tierras
Los movimientos sociales y agricultores presentes en Roma expresaron su preocupación por el acaparamiento mundial de tierras de cultivo. “Los inversores están en connivencia con los gobiernos para apoderarse de decenas de millones de hectáreas de tierras agrícolas de primera en Asia, África y América Latina. Los Gobiernos impulsan estos acuerdos, como Arabia Saudí o Corea del Sur, ya que ven a la subcontratación de la producción de alimentos como una nueva estrategia para alimentar a su propio pueblo sin tener que depender del comercio internacional”, señalaron.
“Los inversores privados –continúan- ven a la tierra agrícola de las economías emergentes como una nueva fuente de rentabilidad garantizada, a la luz de los actuales precios de los alimentos. De cualquier manera, este acaparamiento de tierras de cultivo está convirtiendo a la crisis alimentaria en una oportunidad de ganancias aún mayor, en tanto la expansión de la agroindustria orientada a la exportación está en el corazón de la misma.
“Más de 100 mil millones de dólares están sobre la mesa, y más de 40 millones de hectáreas ya han sido adquiridas desde Etiopía hasta Indonesia. Los agricultores en pequeña escala están perdiendo el acceso crítico a la tierra y el agua, y las comunidades locales verán cada vez más recortado el acceso a los alimentos. Sin embargo, generalmente se los mantiene en absoluto desconocimiento de estos acuerdos, sin ninguna participación en las decisiones que afectan las tierras que han cultivado por generaciones. Las implicaciones para el sistema mundial de alimentos son dramáticas”.
Para las organizaciones del campo y movimientos sociales esta apropiación de tierras a nivel mundial es inaceptable. “Va en detrimento absoluto de la agricultura familiar y los mercados locales, que son a nuestro juicio la única manera de avanzar para lograr sistemas alimentarios que alimenten a los pueblos. Debe ser detenida. Los escenarios sobre acaparamiento de tierras en donde ‘todos ganaremos’ que serán presentados a los gobiernos en la Cumbre oficial de la FAO son peligrosos e irreales. Por supuesto que necesitamos inversión. Pero la inversión en la soberanía alimentaria, en el millón de mercados locales y en los cuatro millones de habitantes rurales que actualmente producen la mayor parte de los alimentos que nuestras sociedades consumen. No en unas pocas mega-granjas controladas por unos pocos mega-terratenientes”, finalizan.