¿Parrandas de Camajuaní en noviembre? No es posible, esta no es fecha de parrandas. ¿Y entonces qué son esos voladores?
La Iglesia Presbiteriana que está de fiesta, o algo así. Desde temprano están llegando carros y camiones, hay una cantidad de gente…Pero no toda la gente era presbiteriana, la Iglesia Presbiteriana-Reformada de Camajuaní, fue apenas la casa que abrió sus puertas a la gran familia de Betania. Como hicieran, hace miles de años, la familia de Marta, María y Lázaro, la casa de Betania recibe a amigas y amigos de lugares distantes, que celebran, cada año, la vida en comunidad ecuménica.
Alrededor de 300 personas llegaron esta vez desde Florencia, Taguasco, Sancti Spíritus, Cabaiguán, Iguará, Meneses, Muelas Quietas, Zulueta, Encrucijada, Remedios, Caibarién, Santa Clara, Ranchuelo y el propio Camajuaní. Presbiterianas/os, Bautistas, Católicos/as, Episcopales, Iglesia de Los Pinos Nuevos y el Movivmiento Estudiantil Cristiano, se juntaron para reflexionar y celebrar en torno al trabajo realizado junto al Programa de Reflexión/Formación Socioteológica y Pastoral durante el año 2010.
La alegría, la música, el debate, el compartir de la vida y los sueños, renueva nuestras fuerzas para continuar el camino, seguras/os de ser una gran familia que acoge e incluye.
El encuentro con la Palabra de Dios, especialmente con la oración del Padrenuestro, fue un momento de especial importancia en la búsqueda de la espiritualidad comprometida que debe alimentar nuestra misión como Iglesia de Jesucristo en Cuba hoy.
Ese mismo día, a lo largo y ancho del país se festejaba el trabajo de todo un año que nuestro programa ha coordinado bajo el lema: “¿Cómo ser iglesia hoy? Hacia una pastoral inclusiva y participativa”. El recuento de los frutos recogidos en el trabajo anual, la alegría, la oración y el encuentro, el compartir la mesa y el sueño por una iglesia promotora del Reino de Dios, fueron algunos de los énfasis de esta Jornada.
La Jornada Betania vuelve a representar para nuestro trabajo, el punto de llegada, el día de reposo y celebración después del esfuerzo de todo un año. La imagen de la familia de Marta, María y Lázaro, anfitriones y líderes de las primeras comunidades cristianas, se hace realidad cuando una comunidad recibe como invitadas a decenas de personas para compartir vivencias y alegrías. Por eso, Betania sigue siendo visitada cada año. No importa si es en San Nicolás, en Bayamo o en Camajuaní. Lo importante es que Betania, la casa grande de todos, continúa recibiéndonos y ampliándose.
por: Yoimel González y Alicia Sevila