El cambio climático es más que una cuestión de eficiencia energética o emisiones industriales de dióxido de carbón. Es también una cuestión demográfica, de pobreza y de equidad de género, señala el estudio anual del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
Las poblaciones vulnerables de todo el mundo serán las más perjudicadas por el cambio climático, pese a que su contribución a la contaminación es comparativamente mínima, pues apenas tres por ciento de la huella de carbono mundial es responsabilidad de los 1.000 millones de personas más pobres.
El informe del UNFPA titulado “Frente a un mundo cambiante: las mujeres, la población y el clima” trata de correr el centro del debate sobre este fenómeno del “qué” y “dónde” al “quién”.
Los miembros de los hogares más pobres son especialmente vulnerables porque muchos residen en zonas rurales y dependen de la tierra y del mar para subsistir. Sus escasos ingresos no les brindan mucha protección ante las amenazas que suponen las cambiantes condiciones climáticas y el limitado acceso a los servicios de salud.
Existen tres elementos que pueden exacerbar las consecuencias del cambio climático sobre las poblaciones africanas, dijo a IPS el director de la oficina del UNFPA para África subsahariana, Bunmi Makinwa.
Primero, en este continente vive una enorme proporción de las personas más pobres y vulnerables del mundo que sufrirán más los efectos del fenómeno, apuntó.
Además, “África tiene muchos problemas con los cuales tiene que lidiar como el VIH/sida, la falta de industrialización y necesitará más recursos para afrontar los desafíos del cambio climático”, recordó Makinwa.
Por último, la desigualdad entre mujeres y hombres es más profunda en África que en otras partes del mundo, indicó.
“Hay que prestar especial atención a las cuestiones de género. Las mujeres tienen posibilidades de hacer una enorme contribución. Deben ser consultadas y formar parte de las discusiones”, añadió Makinwa.
Las mujeres más pobres soportarán lo peor del cambio climático porque constituyen la mayoría de la población rural y tienen menos oportunidades de generar ingresos. Además son las que se hacen cargo de los hogares y tienen limitada movilidad, lo que las deja más vulnerables a los desastres naturales.
En promedio, las mujeres son más pobres que los hombres, tienen menos poder, se reconoce menos su productividad económica y cargan con un peso desproporcionado en materia de reproducción y crianza de los hijos.
Pero ellas también son una parte importante de la solución.
La Secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) declaró que “las mujeres son importantes para asegurar la capacidad de sus comunidades y lidiar y adaptarse al cambio climático. Pueden ser agentes efectivas del cambio, son a quienes se recurre en tiempos de necesidad y pueden desempeñar un papel en situaciones de crisis”.
Una ralentización del crecimiento poblacional puede contribuir a equilibrar las emisiones mundiales contaminantes y permitir una adaptación más inmediata al cambio ya existente, señala el informe del UNFPA.
En ese aspecto, las mujeres tienen un papel que desempeñar. Si se cubren las necesidades de salud reproductiva y de planificación familiar voluntaria, la población se estabilizará por sí sola sin coerción ni control, señala el documento.
Las mujeres y las parejas más pobres tienen menos probabilidades de recurrir a métodos anticonceptivos para evitar un embarazo, señala un informe del Banco Mundial de 2007. La disponibilidad de centros de asistencia a la planificación familiar tendrá un impacto directo sobre el crecimiento y las emisiones.
El UNFPA hace cinco recomendaciones para salir de la situación crítica.
Primero sugiere que una mejor comprensión de las dinámicas de población, de género y de salud reproductiva debe ser la base de las discusiones sobre ambiente y cambio climático a todo nivel.
Luego recomienda que la planificación familiar y los métodos anticonceptivos sean financiados en su totalidad en el marco de los derechos de salud reproductiva para asegurarse que la falta de recursos económicos no sea un obstáculo para acceder a ellos. El resultado será la planificación familiar voluntaria.
También propone priorizar la investigación y la recolección de datos para mejorar la comprensión de las dinámicas de población y de género en materia de adaptación y mitigación del cambio climático. Los estudios disponibles se basan sobre proyecciones y estimaciones y es necesario investigar para tapar los vacíos.
Además, el UNFPA advierte que tendremos que prepararnos para el aumento de las migraciones causadas por el cambio climático y reclama desagregar los datos por sexo que se refieran a los movimientos poblaciones vinculados con factores ambientales.
Por último subraya que tendremos que hacer esfuerzos deliberados para incorporar las cuestiones de género a los esfuerzos para adaptarse y mitigar el fenómeno.
Los gobiernos deben eliminar los obstáculos a la participación femenina en el debate climático, no sólo en órganos legislativos, sino mejorando su calidad de vida, en especial en materia de educación, salud y oportunidades que les permitan alcanzar objetivos personales y colectivos, reclama el informe.
Lograr una mayor representación femenina en la sociedad civil para las negociaciones climáticas formales es un primer paso importante. Pero además, “la voz de las mujeres debe ser enérgica y escucharse desde los consejos tribales, pasando por los ministerios de energía hasta los pasillos de (la Organización de) las Naciones Unidas”, señala el UNFPA.
Las soluciones más efectivas contra el cambio climático “serán las que surjan de abajo hacia arriba y sobre la base de los conocimientos de las comunidades acerca de su medio ambiente inmediato, que amplíen los medios de acción de quienes deben adaptarse a un nuevo mundo, en lugar de sacrificarlos o sobrecargarlos, reza el prólogo del informe escrito por la directora ejecutiva del UNFPA, la saudita Thoraya Ahmed Obaid.
El informe del UNFPA trata fundamentalmente sobre las personas y cómo ellas pueden tener un efecto positivo sobre los resultados ambientales y en materia de desarrollo y pueden aprovechar todas sus capacidades, incluida la gente más pobre y vulnerable, y deja de lado el papel de la tecnología.
Makinwa pidió a los negociadores que participarán en la 15 Conferencia de las Partes de la CMNUCC, del 7 al 18 de diciembre en Copenhague, que se concentren en las poblaciones más vulnerables y tengan especialmente en cuenta la dimensión de género en la lucha contra el cambio climático.
“Las mujeres deben estar incluidas en todos los niveles. No va a ser casualidad, tiene que ser de forma deliberada”, insistió.
“Estamos al borde del desastre y nuestro futuro como humanidad depende de dar rienda suelta a todo el potencial de los seres humanos y a toda la capacidad de las mujeres para lograr un cambio”, dijo a IPS.
Las personas causan el cambio climático. Las personas son afectadas por el cambio climático. Las personas deben adaptarse a él; y solamente las personas tienen el poder de contrarrestarlo”, señala el informe del UNFPA.