Más de tres décadas han transcurrido desde que el campesino Benigno Curró Fernández fundara su Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA), momento en que reafirmó su vocación por la tierra.
“Toda la vida he sido campesino, todo lo que he trabajado es la agricultura, desde el pedacito de tierra de mi Padre, hasta ahora”, asegura este agricultor, nacido en la calle Padre Valencia, de la provincia Camagüey, pero residente en el municipio de Vertientes.
“Papá tenía un pedacito de tierra. Al principio eran marabuses y sabanas pero empezamos a trabajar con unos tractores búlgaros y una yunta de buey. Poco a poco las ocho caballerías de caña comenzaron a dar fruto”
Rentable
La “Alianza Obrero Campesina”, fundada el 12 de mayo de 1979, aporta todos los años más de 10 mil toneladas de caña Mayarí 5514 a las zafras azucareras del territorio, con dos centrales azucareros en operaciones: el Panamá –antiguo Central Vertientes- y el Batalla de las Guásimas.
“Aunque producimos cultivos varios y nos dedicamos al ganado, nuestra empeño es entregar al basculador caña de buena calidad. Y así lo hacemos, este año aportamos 6 mil toneladas”, asegura Curró, quien se apoya en su familia, integrada por ocho hijos, seis de ellos varones.
“Nuestro principal objetivo, desde los inicios de la Cooperativa, siempre ha sido luchar por quedar bien con la Revolución, porque los rendimientos sean los mejores. A través de la historia somos rentables, eso se consigue con entrega y lucha de los que están a tu alrededor”
La visita de Raúl
El 27 de diciembre de 1983 Raúl Castro Ruz visitó la cooperativa de Benigno Curró, renombrada con el nombre de “La Piedra”. Este suceso constituyó una alegría profunda para los campesinos de la zona.
¿Qué le dijo Raúl a usted?
“Bueno, ¡Raúl me dijo tantas cosas! Él no es muy hablador pero muy objetivo. Le fuimos explicando el desarrollo del campesinado. Almorzó con nosotros sin mucha etiqueta ni mucho protocolo, con esa naturalidad que tiene.”
“Aquello visita fue una alegría profunda. Raúl para mí es como si fuera un hijo mío. Se puede hablar con él, tiene mucha naturalidad, sinceridad, es muy objetivo”. Una vez, en 1985, vino a la comunidad de Los Ángeles y me mandó a buscar, a pasar para la tribuna donde estaba. Qué memoria tiene, una memoria de gallego que no tiene precio.
“En aquella ocasión nos preguntó qué como era esto aquí antes de la Revolución. Yo le dije que todas estas tierras eran de la finca de la asociación ´Rodríguez Labrada´, pero todas se le entregaron a los campesinos para formar la cooperativa que tenemos hoy.”
Benigno Curró Fernández, con el apoyo de familia ha guiado a su organización de base del sector campesino a obtener trofeos de Oro, Plata y Bronce, reconocimientos que avalan la condición de rentable.
Con 80 años, este campesino ostenta las distinciones “Antero Regalado”, “Romárico Cordero” y la Orden “17 de Mayo”, que otorga la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) .
“Ahora soy como un asesor de mis hijos. Aquí hay presidente, administrador, económico. Nos criticamos uno a otro, pero luchamos y hemos sobrecumplido la zafra. Toda la familia está metida en la agricultura y yo como asesor vengo a mirar, a transmitirle para que sigamos en la vanguardia.”
¿Y qué es ser campesino?
La vida del campesino es una palabra profunda. El campesino vive amando su tierra, el trabajo, la lucha de adonde tá. Lo que importa es mejorar la producción, pero no hay sol, eso es de noche, de día, luchando continuamente en función del progreso.
Por: Luis Enrique Perdomo Silva