Con las luchas aprendemos que existen cinco maneras de decir la verdad. Traigo acá la memoria de los escritos revolucionarios de Bertold Brecht.
La gran verdad de nuestra época es que las grandes mayorías populares y el planeta están obligados a vivir en estado de barbarie. El capitalismo globalizado se mantiene por la fuerza de la guerra, de la explotación y de la humillación. Fuerza, violencia, cinismo y represión para el mantenimiento de las relaciones capitalistas de propiedad de los medios de producción como garantizadores del lujo de las minorías mundiales.
El modelo civilizatorio occidental y capitalista se sostiene en la explotación de unos seres humanos por otros, así como por la intensa explotación de la naturaleza por una restringida élite mundial; se mantiene y se reproduce en sistemáticas guerras de ocupación e intervención, en la idolatría del consumo, y es el principal responsable por el calentamiento global y por la miseria del mundo.
Por eso es necesario tener:
1. El coraje de decir la verdad, aunque ella se encuentre escamoteada en los números mentirosos de las señoras y señores del G-8.
2. La inteligencia de reconocer la verdad aunque ésta se presente siempre disfrazada por los falsos discursos de gobernantes y capitalistas y sus juegos de democracia burguesa.
3. La capacidad crítica y organizativa de manejar a la verdad como un arma defensiva y ofensiva, creando formas solidarias e internacionalistas de lucha.
4. La capacidad de construcción de nuevas formas de poder a partir de los pobres, de las trabajadoras y trabajadores. Será necesario escoger en las manos de quién la verdad tendrá la fuerza de enfrentamiento y destrucción del capital.
5. ¡Astucia y osadía! La fuerza de divulgar esta verdad nacida en el combate de los pueblos contra el capital; difundir, como ejercicio cotidiano de la lucha contra el G-8, la globalización capitalista y las democracias de mentira, pero también la posibilidad de construcción de otro mundo posible.
De modo especial, nosotros, militantes cristianos, hombres y mujeres, asumimos el compromiso con nuestro pueblo y con ustedes de:
1. Denunciar las relaciones históricas y actuales del cristianismo hegemónico con el capitalismo.
2. Denunciar el cristianismo aprisionado por los intereses de las élites mundiales a cambio de favores que dan soporte a la acumulación y concentración de riqueza, que legitiman las formas sistemáticas de explotación del trabajo humano y de la naturaleza.
3. Denunciar y renegar todo tipo de adoración del capital, toda religión de consumo y todo fundamentalismo occidental que se esconde y se alimenta de los espacios teológicos y comunitarios cristianos.
4. Rechazar toda instrumentación de la fe cristiana y de la Biblia como justificaciones para la guerra, para la destrucción de otras religiones y modos de vida.
5. Afirmarnos como una religión entre otras, un pueblo de fe entre otros pueblos de fe, y llamamos a todas/os las/os cristianos a que luchen por la justicia, amen la misericordia y caminen humildemente con su Dios (Miqueas 6,8).
¡Sabemos que es muy difícil no inclinarse ante los poderosos! ¡Nosotros no nos inclinamos!
¡Puede ser muy ventajoso continuar engañando a los débiles! ¡Nosotros no nos vendemos!
¡La verdad que nos reúne aquí no es un concepto, ni un episodio más en medio del verano europeo! ¡No son rezagos del pasado! Nuestra verdad es fruto del análisis, del estudio y de la autocrítica. Nuestra verdad es fruto de nuestra conciencia de clase. Nuestra verdad no está acabada fuera de nosotros sino que es el resultado crítico y creativo de nuestra capacidad de lucha y de organización.
Nuestra verdad es la lucha por la tierra, por el agua, por la semilla. En África, en América Latina, en Asia y también en Europa. Nuestra verdad es la lucha de las campesinas y los campesinos, indígenas y quilombolas contra las grandes empresas multinacionales. Nuestra verdad es el trabajo de base, de formación política y de educación popular que hacemos en el día a día de nuestras organizaciones. Nuestra verdad está en el suelo de las fábricas y las escuelas.
Nuestra verdad está en la lucha por el derecho del emigrante, nuestra verdad está en las calles contra las guerras imperialistas de Bush y las excusas confortables de los europeos. Nuestra verdad está en el rechazo de continuar con la entrega de nuestros granos, bosques, agua a las minorías. Nuestra verdad está en el fortalecimiento de los movimientos sociales sur-sur y en la creación de estrategias de enfrentamiento internacionalista con los movimientos sociales del norte.
Termino repitiendo con Brecht: “Desconfía de lo más trivial, de las apariencias. Y sobretodo examina lo que parece habitual. No aceptes lo habitual como cosa natural, pues en tiempo de desorden sangriento, de confusión organizada, de arbitrariedad consciente, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer natural, nada debe parecer imposible de cambiar”.