Tercer jueves de marzo. Como viene pasando hace semanas, el azar caprichoso insiste en que los encuentros en Aeropuerrto Viejo coincidan con fechas patrias. Hoy es el 140 aniversario de la Protesta de Baraguá. Ni cuenta nos dimos cuando planificábamos la sesión porque parecemos muchachos con juguetes nuevos. Y no nos pasa solo a nosotros, la gente allá está igual.
Todavía somos pocos, pero ya van apareciendo caras nuevas. Llegan y se pasan la reunión callados, mirando, escuchando, preguntándose seguro si lo que decimos es posible y si no se están metiendo en un empeño de locos. No saben que de alguna forma nosotros también nos hacemos las mismas preguntas casi todo el tiempo -salvo la última. La educación popular, esa emancipación de la gente por sí misma en la que creyeron lo mismo Buda que Cristo que Marx, no es posible sin cierta dosis de locura.
Sin embargo, lo que si nos tiene sorprendidos, afiebrados, es la energía que hace erupción y nos arrastra. Osmani no para de pedir más y más información. Todo le interesa: energías renovables, agroecología, conservación de la biodiversidad, comunas de producción y consumo solidario… Y para cada interés, una sonrisa franca y un plan que ya ejecuta o medita. Y eso que no hace tres años que cogí esta tierrita…
Ciro trae a cada encuentro un resumen de sus andares por oficinas y oficinas. La verdad, no es tan difícil descontaminar Arroyo Salado. Sin apenas tomar aire ni dárnóslo traza con el índice un plano del pestilente cauce aprovechando el polvo que abunda en las calles, terraplenes, jardines y casas de este barrio mitad rural, mitad urbano.
Él conoce de memoria cada desagüe, cada rotura; y también a cada responsable y a cada decisor. Ya no es el Presidente del Consejo Popular, pero sigue empecinado. Si arreglamo la rotura de la conductora de aguas negras y el vertimiento que está más abajo, recuperamos el agua limpia, los peces, los camarones que se ven río arriba. Entonces podemos poner bombas de ariete y regar patios, parcelas, finas. Eso es comida para la gente del barrio. Y la inversión no es grande. Para eso estamos al habla con directivos de Recursos Hidráulicos, Planificación Física y el Presidente de la Asamblea Municipal…
Desde su área Canet concentra recursos en el parquecito, el jardín y la fuente que construye frente a su casa. Ustedes saben, esa es una promesa que le hice a la novia. Pero ese espacio es para todo el que quiera disfrutar de la sombra, de la fuente, de las rosas búlgaras… Como si eso fuera poco ahora anda revisando las cuentas. Miren, eso del trabajo en grupo suena muy bonito, pero si lo del digestor comunitario no sale lo hacemos con mis recursos y le damos gas a las cuatro o cinco familias que están cerca de mi casa.
Además quiere rehacer la laguna. Aquella que se llenó de peces en poco tiempo sin utilizar un saco de pienso. Muchas veces regalaba el pescado al igual que la leche de una de sus dos vacas que dejó para ayudar a enfermos y ancianos vendiéndoles el litro a veinticinco centavos. Aeropuerto Viejo puede producir su propio pescado. Lo hicimos una vez y podemos volver a hacerlo.
Aunque parezca que no, Lago está igualito. Lleva varios encuentros robándose el show. Cuando estamos empezando a fijar los rumbos y tareas que siguen, estalla de pronto, como agua represada mucho tiempo que se desborda con hambre de tierra. ¡Está bueno ya! ¡Aquí hay que hacer algo! No puede ser que haya gente pasando necesidades y que no se pueda hacer nada porque no llegan las autorizaciones. En Santiago mi hermano tiene un patio de referencia. Siembra de todo en la placa de la casa y vende los productos sin problemas de ningún tipo. Y hasta se ganó la Cuarta Corona de la Agricultura Urbana. Yo les digo a ustedes que tenemos que hacer algo que sea legal para lograrlo nosotros también.
Después de este chaparrón se transforma nuevamente en el hombre anciano ya, ancho de pecho y manos. Todo sombrero, ropa ruda, botas y machete cansado de ver cómo se le pudren las cosas en el patio. Sin embargo, hoy fue distinto. Terminó con una sonrisa y un mandato. Y ahora nos vamos para el Cocal. Para que vean si se puede o no se puede.
Entonces comenzó la fiesta. El Cocal es uno de los dos patios que Lago cultiva. Pero no pudimos verlo bien, repleto como está de matas de guayaba, de fongo que es como le dicen por acá al plátano burro, de cilantro, de flores y, por supuesto, de cocos. Esto es el paraíso, caballero. Dice Andrés que no para de asombrarse. Parece cosa de magia este suelo fértil y negrísimo, esta sombra sabrosa, esta frescura que invita a una conversa en los bancos de bambú. Es increíble, a menos de cincuenta metros reinan el sol abrasador, el polvo impertinente que todo lo ensucia y la tierra desnutrida.
¿Qué tiempo de trabajo hay aquí Lago? No me contesta. Es un huracán. En pocos minutos ha tumbado dos docenas de cocos. Cambiando de un cocotero a otro aprovecha y vira frente a los bancos dos sacos de unos fongos enormes y hermosotes. Yo no sabía que venían. Qué bueno… ya no sabía qué hacer con esto. Mientras, Osmani pela y abre con destreza un coco tras otro para que, desesperados y golosos, bebamos el agua fresca y raspemos la masa tierna con cucharas de corteza que construye con pocos cortes manejando el machete como si fuera una navaja. Yo nací en esto, compay, frente a una mata de cocos…
Cuando se convence de que es suficiente viene y me sonríe con malicia y orgullo. Mire, aquí lo que hay son seis añitos na´má. Sí, es poco tiempo, pero el trabajo, la dedicación, el cariño que se nota en estos trillos escoltados con flores de Capetúa y cocos secos, hablan de una montaña de esfuerzo tan grande como la de la materia orgánica formada con el excremento que se genera en el pesebre.
Entonces, ¿qué hacemos primero? Bueno…. yo creo que la idea de Osmani está buena. Y la de Ciro también. Pa´lante entonces. Empezaremos con lo de compost con la basura y desechos orgánicos de nuestras casas y patios; y con lo de lombricultura donde hayan cerdos y conejos. El lunes 19 nos reunimos con el ejecutivo del CDR y el miércoles 21 con todos los vecinos… Este CDR puede ser el modelo de lo que esta experiencia en el Consejo. Está bien, Ciro, vamos a meterle mano. No olvides conversar con tu pariente lo del digestor. Con la cochiquera que él tiene, nuestros animalitos y letrinas podemos tener gas para cocinar, fertilizantes orgánicos todos. Y hasta electricidad.
En este punto de los vínculos que se van creando y las ansiedades de cada uno es imposible impedir que los asuntos del grupo ambiental se mezclen con los del productivo. La semana pasada fue lo mismo, pero al revés. Comenzamos por los digestores, de ahí al enriquecimiento de suelos, luego a micro organismos eficientes para terminar soñando con cadenas productivas y cooperativas de producción y consumo solidario.
Había que frenarlos. Por favor, hablemos de producción el jueves que viene. Ahora nos hace falta conocer más sobre digestores y normas para construirlos, sobre leyes ambientales… Nos hace falta que los vecinos sepan que estamos haciendo y que se incorporen los que quieran. Hace falta saber cuánto gastan en corriente, a qué distancia están las casas; a quién hay que ver en Planificación Física, a quién en el CITMA, a quién en la Empresa de Proyecto y qué papeles hacen falta… Bueno, está bien, vamos a recorrer las casas de la gente. Esos datos hacen falta el próximo encuentro.
De nuevo todo se mezcla. Es la vida real, pero los nuevos de hoy: Noris, Elba, su esposo Arnoldis y hasta Osmanito tenían cara de haber sido picados por el bichito ese que hizo salir a la humanidad de las cavernas cuando hombres y mujeres comunes miraron sus vidas, sus manos, sus sueños, y decidieron intentar una cambio por pequeño que fuera.
Si proponérnoslo hemos celebrado la Protesta de Baraguá por todo lo alto. Son casi las siete de la noche. Sabemos que regresamos con mucho más que unas guayabas y unos plátanos. Queda mucho por delante. En los grupos de trabajo nos falta gente simple, humilde. Esa que solo tiene la casa en que vive y un minúsculo jardín. Nos falta organizar mejor para que lo que comienza a ser liderazgo comunitario lo sea de veras. Tenemos que ser más eficientes, hablar menos nosotros y más ellos; hablar menos todos y juntos hacer más.
Sabemos que en algún momento aparecerán las dificultades, que no faltará ocasión para que algún sensato proponga un nuevo Zanjón arropando las viejas propuestas del egoísmo que como antes traen prosperidad a unos pocos y estrechez para casi todos. Sin embargo, estamos de fiesta. Ha sido un buen día. Si abuelo viviera golpearía suave con esas manos llenas de arado y surco su mil veces leída biografía de Maceo. Sí, mi´jo. Al Titán le habría encantado envainar el machete y tratar de hacer nuevo ese Aeropuerto Viejo.