La conformación de un espacio común latinoamericano-caribeño, que catapulte un sustantivo aumento de los intercambios y el comercio entre nuestros países, proponga políticas comunes que lleven a mejores infraestructuras, incentive políticas productivas —industriales y tecnológicas— compartidas y complementarias, así como planes educativos, sociales, ambientales y culturales comunes, sería la demostración necesaria de que no se trata sólo de utopía, sino del trazado de una
ruta que confirme que es posible comenzar a desarrollar políticas públicas regionales.
La comunicación y la información constituyen ejes estratégicos para los procesos de integración regional y para las disputas políticas, culturales e ideológicas que gravitan en su curso, temas que hasta hoy no forman parte de las agendas de los procesos de integración de la región.
Una política de comunicación integrada e integradora debe impulsarse desde las instancias de integración, los Estados y los espacios de comunicación pública y ciudadana. Para democratizar nuestras sociedades es imprescindible democratizar la cultura, la educación, la información y la comunicación.
Aplaudimos los esfuerzos que se realizan desde distintos espacios de integración para garantizar la soberanía tecnológica, priorizando el software y las plataformas libres, el desarrollo de un anillo óptico común y complementario, como también para democratizar la gobernanza de internet.
Junto a la recuperación de la soberanía tecnológica, en América Latina y el Caribe necesitamos una comunicación pública que esté totalmente libre de intereses promocionales de cualquier naturaleza: comercial, partidaria, nacional o religiosa, comprometida con una sola causa, la de la integración. Y por integración debemos entender la aproximación horizontal entre sujetos sociales de nacionalidades distintas, que compartan proyectos comunes en un ambiente de diversidad y pluralidad.
Ésta debe partir del significado de la integración como proyecto estratégico y abrir el debate en Nuestramérica sobre su significado y los beneficios de consolidar procesos como el de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Una política de comunicación integrada e integradora debe crear vínculos entre los medios, las universidades, centros de investigación y los procesos de integración, para realizar actividades conjuntas y armar una red que aportará en la
consolidación de la base simbólica y cultural de la integración.
Es necesario dar mayor contexto, marco histórico, mostrar la multiplicidad de actores en los procesos de integración y abrir un debate desde el pensamiento crítico. Para consolidar un futuro integrador hay que consolidar un pasado integrador.
El Foro de Comunicación para la Integración de Nuestramérica, consolidando la integración de las organizaciones populares, pueblos originarios, medios alternativos y populares, y los sectores académicos, para poder incidir en las políticas de integración regional, recuerda que no habrá integración si ésta no es consolidada por las relaciones propias de la cultura y de la comunicación.