Los colaboradores y las colaboradoras del Centro Memorial Martin Luther King sabemos que es indispensable unir voluntades si pretendemos llevar adelante un proyecto inspirado en la concepción de Jesús de Nazaret y el Reino de Dios.
En el camino pueden surgir obstáculos. Solo con el aprendizaje comunitario seremos capaces de forjar un espacio abierto a la diversidad, entendida como valor fundamental en las relaciones humanas. Hoy Dios nos llama a un momento nuevo, a caminar junto con su pueblo. Las palabras tendrán que traducirse en acciones concretas, motivadas por la realidad cubana, que nos exige poner en práctica el espíritu creador.
No hay razón para el descanso. Durante estos primeros meses realizaremos encuentros de colaboradores en las diferentes regiones del país, celebraremos el XXV aniversario del CMMLK con la presentación pública de la red, convocaremos a un Portal Digital Ecuménico, caminaremos juntos y juntas porque los sueños verdaderos se construyen con las manos, con el alma.
La obra que debemos emprender es gigantesca. Necesitamos el acompañamiento de todas las personas que experimenten en sus corazones la llama del bien común. Estamos (inter)conectados por la energía vital que viene de Dios. Si esta red ecuménica une su esfuerzo al de otras y otros en la promoción activa de las causas justas, entonces estaremos contribuyendo a preservar la dignidad de la Iglesia y de la patria.
Volvamos nuestra mirada al Jesús histórico, aquel hombre que no se conformó con las injusticias de su tiempo y que nos interpela hoy haciéndonos responsables del futuro.
La fe no puede quedarse encerrada en los templos. Proclamar la buena noticia implica un genuino compromiso, motivado por una auténtica certeza en la edificación del porvenir. Si nuestras manos se lo proponen, haremos posible el milagro de la luz entre nosotros.
La fe en su dinámica (re)constituyente nos invita a dejar los cómodos asientos para emprender la marcha liberadora.
Sin amor no es posible el rocío en la montaña,
no es posible que vuelva la esperanza,
no es posible el talento de la voz.
Sin amor no es posible que truene la garganta,
no es posible la química del sol,
no es posible el idioma en la canción.
Sin amor no es posible que surjan las miradas,
no es posible el crepúsculo con vida,
no es posible la noche y sus estrellas.
Sin amor no es posible soñar en la vigilia,
no es posible la máxima belleza,
no es posible el silencio que eterniza.
Sin amor no es posible que nazca la existencia.
*Poeta espirituano y colaborador de los programas Socioteológico y de Comunicación Popular del Centro Memorial Martin Luther King.