Hace un cuarto de siglo, el 25 de abril de 1987, surgió en Cuba una asociación que ha intentado desde entonces abrir caminos a partir de lo que definen como una ética emancipadora.
Precisamente, esa palabra que nombra a su revista, boletín, editorial, y productora audiovisual, sugiere lo cotidiano y lo práctico de su acción social.
La figura que inspira a esta organización es el pastor bautista estadounidense Martin Luther King Jr., uno de los más relevantes luchadores por los derechos civiles en la historia, y un guía de las concepciones acerca de la no violencia.
Entre los rasgos distintivos del Centro Memorial Dr. Martin Luther King Jr. (CMMLK), está la realización de proyectos de inspiración cristiana a la par de otros no relacionados con el tema religioso. De tal forma, avanzan simultáneamente programas de reflexión y formación socioteológica y pastoral, con varios de más alcance social, en torno a la educación y comunicación popular, al acompañamiento a experiencias locales, y a la solidaridad en el ámbito nacional y extranjero con las más diversas causas contrahegemónicas.
De cómo han sido esos caminos transitados por la organización en sus 25 años de existencia, relató a Cubahora la coordinadora del Programa de Solidaridad, Llanisca Lugo.
¿Cuáles definiría como los principales logros obtenidos por el CMMLK?
Algunos logros son más visibles que otros, pues los resultados atribuibles a una labor como es la formación de una conciencia crítica y popular en el pueblo cubano, no pueden ser cuantificados o presentados como objetivos que se cumplieron estrictamente en un plan. Pero, sin duda, los logros se aprecian en las dos redes que hemos creado a lo largo de todo el país, la Ecuménica y la de Educación Popular; en cuyas actividades se han fortalecido la participación, la crítica, el compromiso y la solidaridad como actitudes humanas esenciales. Incluso, consideramos de gran valor haber construido un tejido social que hoy es considerado, más que un lugar formativo, un espacio para debatir ideas, para pensar la realidad.
Son importantes también las alianzas e incidencias que ha logrado el Centro en instituciones cubanas e internacionales, que han permitido llegar a consensos sobre la vida de la nación y el rol de Cuba en el mundo. Destacan particularmente las relaciones con organizaciones en Estados Unidos, que han fortalecido, de ambos lados, la cercanía entre los pueblos cubano y norteamericano.
Además, es un logro el carácter ecuménico que ha mantenido el Centro, a la par de su posición política de acompañar a la Revolución Cubana y de luchar por la construcción socialista en Cuba.
¿Cuáles son los obstáculos fundamentales que ha enfrentado esta institución en su labor?
Más que un obstáculo, ha sido un reto hacer llegar nuestra verdad sobre Cuba a otros lugares del planeta. Incluso, en algunos momentos hemos abierto caminos para que, si todas las organizaciones cubanas no pueden llegar a determinados lugares, al menos llegue el Centro Martin Luther King.
No obstante, en ocasiones no ha habido una total comprensión del rol que pueden tener estas agrupaciones cubanas en la extensión del conocimiento sobre la realidad interna al resto del mundo. Ello ha influido, por ejemplo, en la desaparición de algunos encuentros internacionales que concertábamos.
Por otra parte, hubo un tiempo, en los inicios del CMMLK, en el que era difícil pretender ser un participante activo de la Revolución y, a la vez, ser cristiano. Fue a partir de una conversación entre Fidel y los líderes del campo ecuménico que nuestra institución comenzó a tener una entrada más legítima y activa en la vida del país.
Si bien el Centro se fundó con una identidad cristiana, tenemos varios programas que no tocan el tema religioso, pero ante varias entidades cubanas somos vistos únicamente como un espacio de y para los creyentes. En contrapartida, ser un centro ecuménico que despliega simultáneamente la formación de educadores populares, y aunque sólo en puntuales contextos hemos vinculado ambas redes con las que trabajamos, ha generado también algunos prejuicios en el campo eclesial.
En general, mezclar y definir esa identidad, que algunos podrían considerar contradictoria, ha sido un gran desafío.
¿Cuáles son otros desafíos que plantea el trabajo inmediato y futuro del Centro?
Un reto esencial que tiene el CMMLK es contribuir a la definición del rol que tienen asociaciones como esta en el proyecto de país que hoy construimos. Es un proceso dialógico, que no sólo pasa por el entendimiento entre las organizaciones; el país debe intervenir también en el esclarecimiento de ese rol.
Otro desafío gira en torno a incidir más en la vida de la nación: aumentar nuestros espacios participativos, a la vez que participar más de los debates públicos y los procesos sociales en curso. Por ejemplo, las propuestas de la educación popular podrían aportar mucho a fenómenos como el cooperativismo.
En este sentido, debemos lograr que nuestras redes sean vistas como redes de debate público, y no sólo como emisoras o colaboradoras de una institución determinada; aunque sabemos que la legitimidad que ha ganado el Centro no se transmite de forma directa a sus redes, es una cualidad que debe formarse.
Asimismo, queremos incidir más fuera de Cuba; en lo cual las relaciones con Estados Unidos ocupan un lugar primordial, pues aún hay batallas por ganar ahí, desde la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, hasta el bloqueo económico.
En esencia, pretendemos que Cuba siga teniendo una voz fuera de sus fronteras en el Centro Memorial Martin Luther King.
COMO LA PLATA EN LAS RAÍCES DE LOS ANDES
La actuación del CMMLK desborda los confines isleños para articularse con las realidades latinoamericanas que, igualmente, precisan de una ética y acción emancipadoras.
Su Programa de Solidaridad con América Latina tiene varios espacios de lucha hoy, según detalló su coordinadora:
“Desarrollamos una intensa campaña contra la militarización, no sólo aquella que se expresa en las numerosas bases militares instauradas por Estados Unidos y otras potencias imperialistas en la región, sino también contra la militarización de la vida cotidiana: las represiones, los desalojos, los maltratos, los desplazamientos forzosos de los pobres. Del mismo modo, desplegamos una amplia actividad contra la Alianza de Libre Comercio para las Américas (ALCA).
“Participamos también en la articulación de los Movimientos Sociales hacia el ALBA, un intento por agrupar lo que hoy tenemos en el campo popular del continente, marcado por la fragmentación, la fractura, la dispersión. Un número cada vez más creciente de movimientos sociales en el área pujan por unirse para formar un bloque popular que pueda enfrentar con fuerza la hegemonía capitalista; y reconocen en el ALBA su horizonte, por ser un proyecto anticapitalista, antimercantil, solidario, justo.
“Por otro lado, nuestra lucha por la justicia social y ambiental cobra una gran importancia ante la próxima cumbre deNaciones Unidas para el Desarrollo Sostenible, Río+20, donde los estados imperialistas van a proponer la solución de la llamada ‘economía verde’, que no es más que la creación de nuevas fuentes a explotar por parte del capital —en este caso, el agua, los bosques, la biodiversidad—. Como respuesta, colaboramos en la organización de la Cumbre de los Pueblos, un espacio para visibilizar alternativas concretas a esas propuestas.
FE POR CUBA
Entre las nuevas con motivo de su 25 aniversario, el CMMLK anunciará hoy la emergencia de otra Red, la Ecuménica, Fe por Cuba. Según se informa en el sitio web de la organización, las bases sobre las que se asienta esta red son “la herencia profética del movimiento ecuménico cubano, de las teologías de liberación latinoamericanas y de la Educación Popular para colaborar con la transformación de la realidad y promover relaciones humanas justas, equitativas y en armonía con la creación”.