Al espacio llegaron representantes de diferentes instituciones: integrantes de la Brigada de Instructores de Arte “José Martí”, de sectores como Cultura, Educación, Salud, Agricultura, las Fuerzas Armadas, el Ministerio del Interior, ONG, una jubilada integrante de la dirección del proyecto Corcel de Esperanza y la aparición ocasional y oportuna de la bebita Erena Carrera y las niñas Ana Laura Pérez y Camila Díaz. El taller contó con la acertada coordinación de las educadoras populares Laidys Daniel Santana (la eterna risueña) y Magalys Menéndez Peñate (nuestra querida Magalita), quienes hicieron derroche de su profesionalidad.
Comenzó con una matrícula de 22 cursistas, por diferentes causas se produjeron 4 bajas, los 18 restante mantuvieron una retención y asistencia de 100%. Este curso resultó muy interesante y atractivo, pues en cada encuentro se trajeron vivencias personales que el grupo ayudó a resolver, las comisiones trabajaron arduamente, dejando al descubierto mucho talento y originalidad.
Se desarrollaron místicas que despertaron profundos sentimientos, se logró la integración del grupo a través de iniciativas, dramatizaciones, música, poesía y el arte en general. Cada encuentro terminó con las manos entrelazadas y una fuerte transferencia de energía positiva. Entre todas y todos se construyó una poesía y un camino lleno de amor y esperanza. Además fuimos invitados a la preferia del Libro en red con presentaciones y ventas de los textos de la Editorial Caminos, del Centro Martin Luther King.
En la cohesión del grupo se resaltaron importantes valores como la solidaridad, el colectivismo y el humanismo, y se utilizó un método muy original de evaluación como es el lenguaje del cuerpo que motivó a todas las personas participantes.
El trabajo final del curso fue una propuesta de proyecto realizada y discutida por cada equipo, que se enriqueció colectivamente en plenario. La actividad de cierre se desarrolló en la terraza de la ACCA (Asociación Cubana de Artesanía), donde se realizó un intercambio de regalos y motivos afectuosos. Entre deseos, animación, música, encanto, espiritualidad, compromisos y latidos compartidos, continuaremos enriqueciendo el trabajo de la Red de los educadores y educadoras populares de Matanzas.