Con esta Caravana de Solidaridad, la organizacin interreligiosa le da un duro golpe a la prctica de comercio restringido del gobierno norteamericano hacia nuestro pas para lo cual ha trado toneladas de ayuda humanitaria.
El primero de julio comenz el recorrido por la ciudad canadiense de Victoria, trayectoria que abarca unos cuarentiocho Estados de la Unin Americana y unas ciento treinta ciudades y comunidades de los Estados Unidos, Canad y Mxico.
Pero el entretejido de amor y hermandad a favor de esta pequea isla caribea no se limita slo a Amrica del Norte. Unos ciento veinticinco caravanistas, mujeres y hombres de diversos credos y naciones de Europa (Irlanda, Escocia, Inglaterra, Alemania y Dinamarca) han comenzado a movilizarse en apretado abrazo humano.
En abril ltimo Pastores por la Paz cruz el Atlntico y llev hasta Barcelona su mensaje de solidaridad con Cuba mediante la presencia, en la capital catalana, de su subdirectora, Ellen Bernstein, que particip en una conferencia-debate sobre la historia, objetivos, tareas, acciones y empeos de la agrupacin interreligiosa en su sostenido y firme trabajo de solidaridad con el pueblo cubano desde hace ms de diez aos.
Desde 1992, Pastores por la Paz ha entregado cerca de dos mil quinientas toneladas de ayuda para el pueblo cubano sin solicitar una licencia al Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.
En la Caravana participan sacerdotes, reverendos y representantes de quince denominaciones y organizaciones religiosas norteamericanas y canadienses, as como laicos y activistas por la paz e integrantes de diferentes comits y organizaciones solidarias con Cuba.
Haber abierto nuevos espacios de dilogo y comprensin hacia la realidad de la isla en medio de una administracin que acrecienta el bloqueo y la hostilidad, es un gesto que mucho agradecemos los cubanos y cubanas, sobre todo cuando la administracin Bush ha reducido casi todos los intercambios persona a persona con nuestro pas y ha utilizado el supuesto de homeland security (la seguridad de la patria) para investigar a los ciudadanos estadounidenses que viajan a la Isla, entre ellos, a las organizaciones religiosas que durante aos mantienen vnculos con Cuba.