Con ese motivo crearon la organización Keep America Safe, cofundado por
William Kristol, director de la revista The Weekly Standard, Liz Cheney
(la extravertida hija de Dick Cheney, el vicepresidente de Bush) y Debra
Bulringame, dirigente de la asociación 9/11 Families for a Safe and Strong
America.
“En medio de grandes desafíos para la seguridad y prosperidad de
Estados Unidos, el actual gobierno parece, con demasiada frecuencia,
vacilante, indeciso y sin voluntad de defender a nuestro país, a nuestros
aliados y a nuestros intereses”, según la primera declaración de
principios del flamante grupo.
“Keep America Safe cree que los estadounidenses sólo podremos derrotar a nuestros adversarios y defender nuestros intereses desde una posición de fuerza”, agrega.
“Estados Unidos ha sido, durante 233 años, una potencia sin parangón
por el bien del mundo, que nuestras fuerzas combatientes son las mejores que se hayan conocido, y que este planeta será un lugar más seguro si merecemos la confianza de nuestros aliados y somos temidos y respetados por nuestros enemigos”, indica el texto.
“Keep America Safe defenderá obstinadamente la lucha contra el
terrorismo en todo el mundo, el triunfo en las guerra que nuestro país
libra, la democracia, los derechos humanos y unas fuerzas armadas fuertes, necesarias en el peligroso mundo en que vivimos”, advierte.
Esta organización —que, de acuerdo con las leyes, podrá cabildear ante
los legisladores de Estados Unidos y respaldar a candidatos políticos— se
dedicará en primera instancia a recaudar dinero para emitir sus avisos
televisivos, el primero de los cuales ya está disponible en su sitio web.
“La izquierda tiene docenas de organizaciones y decenas de millones de
dólares dedicadas a socavar la guerra contra el terror. Los ‘chicos buenos’
también necesitan ayuda”, dijo Kristol al semanario Politico.
El propio periodista fundó —junto con otro ideólogo neoconservador,
Robert Kagan— el grupo Foreign Policy Initiative, que ha publicado cartas
abiertas en la prensa en las que urgen a Obama a promover la democracia en Rusia, a despachar decenas de miles de soldados más a Afganistán y a reafirmar su compromiso con la defensa de los aliados de Estados Unidos en Europa central.
Kristol y Kagan habían participado en 1997 en la fundación del Proyecto
para el Nuevo Siglo Estadounidense (PNAC) junto con otros “halcones” como Cheney, el hoy ex secretario (ministro) de Defensa Donald Rumsfeld, I. Lewis Libby y Paul Wolfowitz, ex presidente del Banco Mundial.
Todos ellos tuvieron protagonismo en la campaña por la invasión a Iraq,
concretada en marzo de 2003, y otras acciones unilaterales de Washington en materia de política exterior.
Kristol y Liz Cheney, también comentaristas de la cadena de televisión
derechista Fox News, han emitido algunas de las críticas más duras al
intento de Obama por restablecer una imagen positiva para Estados Unidos en la opinión pública internacional, especialmente en Europa y el mundo
árabe.
Además, criticaron con fuerza la asignación del Premio Nobel de la Paz
al actual presidente estadounidense. Liz Cheney, quien al parecer
competirá por un escaño en el Congreso legislativo, llegó, incluso, a
calificar el galardón de “farsa”.
La comentarista sugirió a Obama que envíe a Oslo a “la madre de un
soldado caído” a aceptar el premio en su nombre, “para recordarle” a los
miembros del Comité Noruego del Nobel “que todos ellos duermen
plácidamente de noche porque las fuerzas armadas estadounidenses son hoy la mayor fuerza mundial de mantenimiento de la paz”.
Kristol, por su parte, consideró que el Comité es “antiestadounidense”.
Como la mayoría de las figuras públicas derechistas y neoconservadoras,
ambos opinan que la política exterior de Obama está diseñada para
debilitar a Estados Unidos en un mundo peligroso.
“Al revertir las políticas que nos mantienen seguros, al tratar el
terrorismo como si fuera una cuestión policial y judicial, al reconocerle
a los terroristas los mismos derechos que a los ciudadanos
estadounidenses, al investigar a agentes de la CIA (Agencia Central de
Inteligencia), recortar el presupuesto de defensa, romper con nuestros
aliados e intentar apaciguar a nuestros adversarios, el actual gobierno
debilita a la nación y dificulta la defensa de nuestra seguridad y
nuestros intereses”, según la declaración de principios de Keep America
Safe.
El neoconservador Charles Krauthammer desarrolló esas ideas en una
columna que publicó en The Weekly Standard titulada “La decadencia como elección: El nuevo liberalismo y el fin del ascendiente estadounidense”.
“La actual política exterior de Estados Unidos es un ejercicio de
contracción”, escribió Krauthammer. “El internacionalismo de la nueva
izquierda liberal va más allá de su precoz encarnación clintoniana en su
desconfianza y desagrado ante el dominio estadounidense.”
“La globalización creó cierta ilusión de que la naturaleza humana ha
cambiado, pero no. (…) ¿Queremos realmente vivir en una multipolaridad
desconocida, no probada, cambiante? O aun peor, ¿queremos vivir bajo el
vaporoso internacionalismo del nuevo liberalismo, con sus normas
autoimpuestas?”, anotó.
Algo parecido dijo Liz Cheney cuando criticó, por la pantalla de Fox
News, la próxima entrega del Premio Nobel de la Paz a Obama.
“A los miembros del Comité les gustaría vivir en un mundo donde Estados
Unidos no sea dominante”, sostuvo. “Deben suponer que el presidente Obama tampoco cree en el dominio estadounidense, y deben estar intentando afirmar esa creencia al decidir el premio. Creo, desafortundadamente, que pueden tener razón, y ése es mi temor.”