En respuesta sus estudiantes, alertas ante estas políticas, aprobaron un voto de huelga en asamblea general en cada uno de los recintos. En la pasada madrugada del 21 de abril cerraron los portones del recinto de Río Piedras. Un paro de 48 horas era el mecanismo de presión para la negociación entre el estudiantado y la administración. De presentarse las condiciones, comenzaba automáticamente la huelga estudiantil. La administración no quiso negociar en ese término.
Esta huelga ha marcado de manera significativa la historia de nuestro país, pues es la primera en la que 10 de los 11 recintos de todo el sistema universitario de Puerto Rico, permanecen cerrados por alrededor de 61 días. Unos comenzaron antes y otros después, pero todos levantaron su voto de huelga en una asamblea nacional en la que todos los recintos tuvieron su representación. Esta fue, también, la primera asamblea nacional de estudiantes en la historia de nuestro país.
De esta forma vemos cómo en la actualidad el movimiento estudiantil se encuentra sólido y organizado. Ha realizado paros en el sistema universitario, desde 24 hasta 84 horas, simultáneamente en los diferentes recintos alrededor de la Isla. Desde la creación de la Ley #7 (del 9 de marzo de 2009), la cual ha escarbado en lo más profundo de nuestras clases sociales en Puerto Rico y afecta directamente a la clase trabajadora y pobre del país, el movimiento estudiantil ha estado despierto, alertando y educando enfáticamente. De hecho, ha sido el único movimiento social de la Isla que ha concretado un cese, de tanta duración, en las labores administrativas y en su caso, también académico.
Logró, con esta huelga, que la administración de la Universidad, nombrada por el gobernador en turno, se sentase a negociar con representantes electos por el estudiantado en asambleas. Tras la intransigencia de los administradores, se asignó a un mediador profesional. Este proceso fue de gran ayuda, ya que en pocos días se vio resuelto el conflicto y se firmó un acuerdo entre ambas partes que responde en un 80% a los reclamos estudiantiles. Uno de los incisos crea discordia en el movimiento. Este es uno en el que la junta de síndicos (organismo rector de la UPR) expresa que será necesaria una cuota en los costos de estudio para el próximo semestre académico (enero 2011).
Obviamente los estudiantes no están de acuerdo y así lo especifican en ese documento. Por esto, a pesar de levantar la huelga, el movimiento sigue atento y en pie de lucha, pues lo que se espera para los próximos días no es fácil y no descartamos el tener que recurrir al mecanismo de la huelga, como última alternativa, una vez más.
Por otra parte, en esta coyuntura se han creado unos organismos que responden a la necesidad de la unidad y organización nacional en la Isla. Un ejemplo de esto es el Comité Negociador Nacional. Este se crea luego de que todos los recintos tuvieran sus asambleas en las cuales aprobaron y activaron sus votos de huelga, cada recinto eligió unos representantes para negociar con la administración.
Eventualmente surge la necesidad de crear un solo comité para negociar y estar todos/as en la misma página, ahí es cuando cada uno envía un representante y se crea este organismo que se reunió exhaustivamente con la administración, hasta resolver, temporeramente, este conflicto.
Por otra parte, se creó la Coordinadora Nacional de Recintos Universitarios (CoNaRU), la cual se encargó, durante el proceso de huega, de reforzar la comunicación entre los recintos y hacer actividades de presión conjuntas. A diferencia del Comité Negociador Nacional (CNN), la CoNaRU sí permanecerá activa luego de la huelga, incluso comenzará a trabajar un Congreso Nacional Estudiantil. Además de las comunicaciones y actividades, la CoNaRU será el refuerzo para aquellos recintos que no cuentan con comités de base, para poder continuar con la fluidez de la información y generalizar los reclamos particulares de cada recinto.
En cuestión de movilidad social, en este proceso hemos visto cómo se desbordó el pueblo de Puerto Rico en solidaridad con el estudiantado. “Nunca nos faltó comida, conferencias, agua, materiales, talleres, visitas de artistas, educadores, vigilancia 24 horas en los portones. Esto no es solo una lucha estudiantil, es una lucha ambiental, pues creamos huertos dentro de la universidad, también es una lucha en contra de la discriminación, pues en nuestro comité negociador tuvimos un representante del Comité en contra del discrimen y la homofobia.
Vimos al pueblo responder inmediatamente que hacíamos un llamado por la prensa. Lamentablemente se daban situaciones en la que nos amenazaban con sacarnos del recinto con la fuerza de choque (Operaciones tácticas de la Policía) y aparecían cientos de personas (profesores, empleados no docentes, padres y madres, sindicatos, entre otros) a los portones y creaban barreras humanas para protegernos. Le devolvimos la esperanza a nuestro país.”
Aunque la organización, fue un fuerte trabajo, no fue imposible, en parte se debe en gran medida a unos comités de base creados con 6 meses de anticipación. En una asamblea del recinto de Río Piedras (el primer recinto del sistema y el que tiene la matrícula estudiantil más alta) se llevó una moción para crear comités de acción por facultad en este recinto.
Inmediatamente se comenzaron a reunir las facultades y pusieron a trabajar estos comités. Estos hicieron un trabajo de organización excepcional, hicieron ventas para tener un fondo monetario, hicieron boletines informativos, foros, conferencias, entre otras cosas. En el momento en que se declara un hecho la huelga que arduamente venían construyendo, cada comité de acción adoptó un área del recinto, el más cerca a su facultad y ahí se establecieron los campamentos.
Ciertamente en el proceso se unieron muchísimas personas que no estaban organizadas bajo estos comités, pero que durante la convivencia colaboraron con los mismos. Luego de que este recinto pusiera en acción su voto de huelga, los demás recintos poco a poco se fueron uniendo y ya que la cantidad de estudiantes era menos, cada cual tuvo su forma de organización, en los cuales también estuvieron presentes organizaciones de izquierda como la Federación Universitaria Pro Independencia (FUPI), Unión de Juventudes Socialistas (UJS), Juventud del 23 de septiembre (J23), Organización Socialista Internacional (OSI), entre otras organizaciones con diversas ideologías políticas. Estas fueron clave, tanto en el desarrollo sustancial de la huelga, como en el trabajo de base.
Cada día era una nueva experiencia, pues eran muy intensos, desde la convivencia: comida, limpieza, seguridad. Cada facultad tenía una forma para distribuirse estos trabajos diarios, pero los temas que le conciernen al recinto en totalidad eran llevados por un/a representante de cada facultad, a la Coordinadora. En estas reuniones se dilucidaban actividades de presión, tanto dentro como fuera del recinto, se llevaba la información sobre los procesos de negociación y finalmente se organizaban los Plenos. Los plenos eran reuniones que se llevaban a cabo alrededor de dos veces por semana. Ahí asistían todos/as los/as huelguistas. Se llevaban propuestas, se tomaban decisiones que ya habían sido discutidas en las facultades (bases) y que debían consultarse abiertamente y llevar a votación. Un proceso completamente democrático.
A pesar de toda la organización hubo momentos de muchísima incertidumbre. En varias ocasiones estaba la unidad de Operaciones Tácticas de la Policía de Puerto Rico, rodeando la universidad. Estos prohibían el acceso a las personas hacia adentro del recinto e incluso una vez les dieron la orden de prohibir el acceso de comida y agua por las rejas. En ese momento el pueblo de Puerto Rico hizo presencia en las afueras y tiraban agua y comida enlatada por el aire, hasta que en las horas de la tarde retiraron la orden.
Una madrugada llego la policía y rompieron los candados que el estudiantado le tenía puesto a los portones y volvieron a impedir el acceso al recinto, golpeando a quienes se acercaran e intentaran entrar. “Noches eternas sin dormir bajo la amenaza de que entrarían a desalojarnos a la fuerza, ocasiono un gran desgaste físico y mental que se volvía un punto en la agenda de todas las reuniones: descanso obligatorio.”
Finalmente, “logramos reactivar ese movimiento estudiantil, que siempre ha dicho presente, pero esta vez dio cátedra al pueblo de Puerto Rico de cómo se lleva una lucha y lo digo con humildad y esperando que más que ejemplo seamos motivo para luchar en nuestra isla, pues no se puede permitir que la Universidad de Puerto Rico sea un botín de guerra.
Necesitamos hacer valer la autonomía universitaria, pues no podemos hacer “temblar la torre” cada cuatro años. Cada vez que un gobierno en turno entra al poder quiere cambiar la estructura de la universidad, aumentar los costos, privatizar servicios, entre otras amenazas. Por eso, esta no es una lucha solo estudiantil. Ahí está el futuro del país. La Universidad es de todos/as y para todos/as.”
por: Odalys Rivera Vázquez, estudiante de Ciencias Políticas y Periodismo
UPR, Recinto de Rio Piedras.