La persona que sufre por problemas raciales también sufre por otras formas de discriminación: por su género, por su orientación sexual, su identidad de género, su estatus económico, lugar de residencia, religión, etnicidad, lengua, entre muchas otras excusas que sobredimensionan algún rasgo de las personas y los grupos sociales para usarlo como recurso de dominación.
A punto de partida de esta reflexión, se suscitó un debate profundo por parte de legisladoras y legisladores que integran esta Comisión. Lo más interesante del debate fue que tomó como referencia para el análisis la interseccionalidad como relación entre formas múltiples de discriminación y se presentaron ejemplos muy elocuentes de la realidad cubana actual. Este mismo espíritu fue reflejado en las esclarecedoras palabras de Miguel Barnet, Abel Prieto, Ricardo Alarcón y Zuleica Romay.
Yo retomé las palabras de Fernando Martínez Heredia cuando dice que el socialismo es un proceso de transformación cultural. La práctica de 53 años de Revolución nos está confirmando esta profunda verdad. Si no trabajamos estrategias educativas y de comunicación social permanente, como estamos desarrollando desde hace varios años en temas de orientación sexual e identidad de género en el CENESEX, la sociedad cubana no logrará efectuar los cambios culturales que se propone desde un paradigma emancipatorio, para lograr justicia plena.
Se comentó la necesidad de establecer una ley contra todas las formas de discriminación que, en mi criterio, no debe dejar de particularizar las formas específicas en que se expresan. Más allá de penalizar, debemos realizar un amplio trabajo de diálogo y participación en este complejo proceso de transformaciones de nuestras conciencias.
por: Mariela Castro Espín, tomado de Cubadebate