El domingo 12 de julio, en la noche, al llegar los primeros integrantes de nuestra delegación de solidaridad como Alianza Social Continental, Enrique Daza de la Secretaría de la ASC y Víctor Torres de la Central Sindical de las Américas, se vivía en Tegucigalpa una tensa calma.
En los muros de la ciudad sobresalían las miles de consignas condenando el golpe, acusando al Cardenal católico de golpista y
diciendo “Nos tienen miedo porque no les tenemos miedo”.
Los candidatos independientes a la presidencia y vicepresidencia, Carlos H. Reyes y Berta Cáceres, quienes han estado en las primeras filas de la resistencia, afirman que siempre han confiado en que el pueblo hondureño podrá y sabrá resistir.
Durante ese mismo día, en el Parque Central, miles de manifestantes realizaron un nuevo acto de protesta, como lo han hecho en todo el país todos los días desde el golpe de Estado; son ya 15 jornadas de resistencia en las calles, una capacidad de movilización impresionante que ha neutralizado la acción de las fuerzas militares contra las marchas y manifestaciones, pero no la hostilidad y el hostigamiento contra los y las dirigentes.
El sábado 11 en la noche fueron asesinados Roger Iván Bados, del Sindicato de Trabajadores de la Industria Textil y del Bloque Popular, y Ramón García, activista de Unificación Democrática. Este último, “fue bajado de un autobús por desconocidos” a eso de las 16:00 hora local del sábado, en el sector de Callejones, departamento occidental de Santa Bárbara.
Desde algunos sectores empresariales en Estados Unidos, hay presiones para que no haya sanciones para el dictador. La Asociación Americana de Ropa y Calzado, AAFA (por sus siglas en inglés), se unió a otros seis grupos comerciales estadounidenses para enviar una carta conjunta al presidente Barack Obama en la que expresan “como su administración dirige la situación política en Honduras, le solicitamos que haga todo lo posible para mantener los lazos comerciales y el compromiso económico entre Honduras y EE.UU.”
La dictadura cada vez controla y limita más la libertad de prensa. Los periodistas y camarógrafos de Telesur, así como el equipo de trabajo de Venezolana de Televisión, VTV, fueron secuestrados por las fuerzas militares y expulsados de Honduras a través de la frontera con
Nicaragua, siendo escoltados por una delegación de la Organización de Estados Americanos, (OEA). También se ha sabido que oficiales de Migración, acompañados de policías armados y encapuchados recorrieron varios hoteles para revisar la situación migratoria de periodistas extranjeros. Frente a esta situación otros corresponsales de prensa internacional se sienten inseguros y han comenzado a abandonar el país, con lo cual se estrecha cada vez más el cerco mediático que soporta la dictadura y refuerza la idea de que todo está bien.
El Frente Nacional de Resistencia contra el golpe de Estado ha enviado importantes dirigentes a Washington para presionar a que el gobierno de Estados Unidos tome medidas económicas y políticas efectivas contra la dictadura. Por su parte, el Presidente Manuel Zelaya se estaría entrevistando con el Vice secretario de Estado para América Latina, Tom Shanon y nuevamente con José Miguel Insulza, Secretario General de la OEA.
Estados Unidos, mantiene a su embajador en Tegucigalpa, así como la ayuda o convenios militares y los flujos comerciales. La base norteamericana de Palmarola con 600 efectivos sigue funcionando como si nada, con fluidas relaciones con el ejército golpista.
Esta semana es decisiva para la suerte de la democracia de Honduras. Se están preparando grandes movilizaciones nacionales para el 16 y 17, mientras que en los países centroamericanos, la población también prepara eventos de apoyo y solidaridad.
De una entrevista con dirigentes y miembros del Consejo Cívico de Organizaciones populares e Indígenas de Honduras (COPINH), se deduce que hay una moral alta basada en la convicción sobre la justeza de la lucha. Además, la coyuntura ha dejado al descubierto el engaño al que se había mantenido a la población durante años por parte de la oligarquía hondureña.
La delegación de la ASC reitera su compromiso y solidaridad con el pueblo hondureño. Lo que está en juego no solamente es el futuro de la democracia en Honduras sino la movilización social y popular que lucha contra el modelo económico y busca alternativas para América. Hoy, en Guatemala, circulan amenazas de golpe de Estado patrocinados por grupos políticos de derecha. Mañana podría ocurrir en Paraguay, o en El Salvador.
ALIANZA SOCIAL CONTINENTAL
Secretaría, Tegucigalpa, 13 de julio de 2009
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