Y es que estas elecciones legislativas de este domingo en Venezuela ya eran significativas por cuanto en la pasada convocatoria, celebrada en 2005, la oposición se retiró argumentando una supuesta falta de garantías democráticas. Aquella decisión, posteriormente, sería reconocida por los opositores como un error político que los autoexcluyó del escenario del debate político por excelencia en cualquier país.
Pero estas elecciones también rompieron el paradigma de los comicios que tradicionalmente no movilizan el interés de la ciudadanía, dado que por segunda ocasión se realiza en forma separada de la elección del presidente de la república. En las elecciones parlamentarias del año 2005 la participación apenas fue del 25,26%
En esta oportunidad, estando convocados 17 millones de venezolanos y venezolanas, la participación fue masiva, una cifra récord superior al 65% de participación, es decir, aproximadamente un 35% de abstención. Aunque lejanos están los procesos electorales de los años 60, 70 y 80 donde la participación superaba el 90%, en los últimos 11 años de proceso bolivariano, el sistema electoral ha tenido que soportar duros ataques y cuestionamientos de la oposición que han tenido sus efectos en la voluntad de participación del electorado.
Sin embargo, al mismo tiempo, son innumerables los testimonios de observadores nacionales e internacionales de que el sistema electoral es de los más avanzados del mundo. Por una parte, debido a su automatización cercana al 100%, pero también la participación de miles de personas tanto de las organizaciones políticas, como de los medios informativos, funcionarios de todos los poderes públicos, incluyendo el propio organismo electoral. Adicionalmente, se debe tomar en cuenta la participación ciudadana, ya que los coordinadores de centros electorales y miembros de las mesas son ciudadanos elegidos al azar, antes de cada proceso electoral.
Lo que estaba en juego para las fuerzas de la Revolución bolivariana.
En estas elecciones se eligieron 165 diputados y diputadas, en una elección que combinó la elección nominal y por lista. Es decir, se eligieron diputados por nombre y apellido en las 87 circunscripciones electorales, y otro grupo se eligió por partido u organización política, siempre de manera proporcional a la población del circuito electoral. También se eligieron diputados al parlamento latinoamericano y los representantes indígenas a la Asamblea Nacional.
La Asamblea Nacional es un organismo fundamental en el sistema democrático venezolano, ya que entre sus funciones principales se encuentran la selección y designación de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), los rectores del Consejo Nacional Electoral y los miembros del Poder Ciudadano: Defensor del Pueblo, Contralor General de la República y Fiscal General de la República, aparte de ser un organismo contralor del Poder Ejecutivo.
Sin embargo, en esta elección las metas de las fuerzas políticas en disputa van más alla de lograr una mayoría.
El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), en alianza con el Partido Comunista (PCV), tenía como punto de honor lograr la mayoría calificada, es decir, alcanzar un mínimo de 110 diputados y diputadas (dos tercios del total) que le permitiría entre otras cosas: remover magistrados del TSJ; nombrar a los miembros del poder electoral y el poder ciudadano, convocar a una Asamblea Nacional Constituyente y proponer reformas constitucionales. Del mismo modo, se requiere un mínimo de 99 diputados (tres quintas partes del total), para aprobar un voto de cesura al Vicepresidente y aprobar las Leyes Orgánicas.
El avance de la oposición
Por otra parte, la oposición con cualquier resultado ya ganaba representación en el escenario tradicional para el debate político de la nación.
Para esta elección, los distintos partidos opositores, que por separados no superan el 10% de la intención de voto, se propusieron alcanzar la “unidad perfecta” que no pudieron en procesos anteriores. A tal efecto, seleccionaron candidatos únicos para cada circunscripción electoral y el resto se postuló en las listas cerradas de cada partido.
No se puede pasar por alto este hecho, más allá de una estrategia electoral. Por una parte, la oposición se “pone a derecho”, es decir, asume la legitimidad del sistema político venezolano y valida el sistema electoral, que en otras ocasiones se encarga de descalificar, y asume la vocería de sectores de la población que tienen cierto descontento con las políticas gubernamentales. Pero también, puede tener un efecto positivo sobre la calidad del debate político y el ejercicio de la contraloría social sobre las políticas públicas.
Aunque es apenas percibido por la población, la mayor parte de los gobernadores y alcaldes han comprendido la necesidad de orientar sus políticas de manera prioritaria hacia la inclusión social de los sectores más pobres, así como atender prioritariamente los temas de alimentación, educación y salud, lo cual de alguna manera está alineado con las políticas del ejecutivo nacional. Inclusive, en este proceso, muchas de estas autoridades participaron activamente en la campaña en su condición de militantes partidistas, mientras se criticaba al mismo tiempo la participación del presidente Chávez, quien es presidente del PSUV.
A diferencia de las elecciones de gobernadores, alcaldes y consejos legislativos de 2008 cuando esto no fue posible, las consecuencias fueron negativas y no pudieron aprovechar la abstención de votantes favorables al gobierno, para conseguir un mayor número de autoridades locales y regionales.
Tendencias y resultados
Con gran retraso, pasadas las 2:00 am del 27 de septiembre, el Consejo Nacional Electoral anunció los resultados que dan 91 diputados a los diputados del PSUV (mucho menos de los esperado), 59 a la oposición (también menos de lo esperado) y 2 diputados para el PPT, con lo cual habrá que ponerse de acuerdo para aprobar las leyes orgánicas y otros efectos. Sin embargo, al momento de mirar los resultados totales, habrá dos maneras analizarlos: a) el PSUV ganó en 18 estados, b) la oposición obtuvo el 52% de los votos totales. La realidad es que ya el PSUV no tendrá la mayoría absoluta. La votación para el Parlamento Latinoamericano resultó: Psuv 43%, Mud 45%.
Los resultados son parte de una tendencia que se viene desarrollando como conducta electoral desde 2007.
La población electoral se comporta de manera distinta cuando está en juego la figura presidencial. Es decir, cuando se trata de referendum revocatorio, elección presidencial, la enmienda reciente que permite la reelección continua los venezolanos participan masivamente y la relación de la votación es aproximadamente un 60/40 a favor de la opción del presidente Chávez.
Mientras que cuando se trata de elecciones parlamentarias, de gobernadores, alcaldes, municipales, etc. la situación cambia y la tendencia es más dispersa.
Este fenómeno se viene configurando de manera clara a partir de 2007. Como se recordará en esa elección, donde se propuso la Reforma Constitucional, por primera vez las fuerzas políticas que repaldan al presidente Chávez perdieron en las urnas electorales por un estrecho margen, menor al 1%
Pero al año siguiente, en las elecciones de gobernadores, alcaldes y consejos legislativos regionales, si bien la alianza roja seguía obteniendo la mayoría de la votación nacional, se produjo un fenómeno nuevo: los números comenzaron a revertirse a favor de la oposición. En el Distrito Capital, y los estados Zulia, Miranda, Lara, Carabobo, Anzoátegui y Táchira, es decir, donde se encuentran las ciudades con mayor población fueron elegidas autoridades de organizaciones políticas opositoras.
En estas elecciones, el PSUV pudo recuperarse en el Distrito Capital, Lara y Carabobo, logrando la mayoría de los cargos en disputa. Sin embargo, en otros casos la tendencia se ha repetido y ampliado, por ejemplo en el estado Zulia la oposición obtuvo 13 diputados de 15 posibles.
Dos factores son claves para entender esta tendencia.
Por una parte, así como la oposición tiende a la convergencia, que se concretó en la Mesa de la Unidad Democrática como movimiento electoral. En el caso de las fuerzas políticas de la Revolución bolivariana a medida que pasa el tiempo se van dispersando. La Asamblea elegida en 2005 era 100% favorable al proceso político impulsado por el presidente Chávez. Para este momento, sólo mantienen el apoyo del Partido Comunista de Venezuela, siendo la división más reciente la del Partido Patria para Todos quienes apuestan a la despolarización, y convertirse en un fiel de la balanza.
Finalmente, el gobierno bolivariano ante las debilidades y errores de la oposición está siempre en compentencia consigo mismo. En tal sentido, la falta de eficiencia y eficacia en la gestión pública como en el caso del suministro de energía eléctrica. Pocos casos conocidos, pero muy significativos de corrupción administrativa, como el caso de los alimentos de PDVAL. Y algo muy sensible para toda la sociedad como es la falta de control de la delincuencia y las debilidades en las políticas de seguridad ciudadana.
Ya el PSUV había reconocido parcialmente sus debilidades y dificultades, ya que la mayor parte de los diputados y diputados actuales no fueron presentados como candidatos. El partido apostó por candidatos jóvenes y algunos representantes de movimientos sociales, todos elegidos por la base.
El volumen de votación de 52% de la opisición es un alerta para el proyecto político de la Revolución bolvariana, de cara a las próximas elecciones municipales en 2011 y quizá la elección presidencial de 2012. Quizá más es hora de retomar la necesidad de aplicar las 3R: Revisar, Rectificar y Reimpulsar, esbozada por el presidente Chávez después de la derrota en 2007.
por: Julio Fermín, miembro del Equipo de Formación, Información y Publicaciones (EFIP) de Caracas y de ALAI.