El taller “Desafíos de la contrainformación en los medios digitales”, iniciativa de los medios digitales La Jiribilla y La Ventana, de Casa de las Américas, con la colaboración de la Unión de Periodistas de Cuba y el Instituto Cubano del Libro, reunió a un interesante y diverso grupo de estudiosos del tema, y contó como primer ponente con el filósofo español Santiago Alba Rico, habitual colaborador de la conocida web alternativa Rebelión, quien comenzó su exposición a partir de una pregunta: ¿cómo se construye un marco de credibilidad, particularmente en el capitalismo?
En ese sentido, trazó cinco factores que a su juicio determinan la hegemonía de las transnacionales de la información, los cuales abarcan aristas culturales y económicas y convergen en el horizonte de un capitalismo globalizado que tiende a concentrar los medios.
Apuntó que mientras más medios de destrucción tiene un país, más “legitimado” está para utilizarlos, lo cual ocurre de similar manera en el ámbito de la comunicación. “Cuanto más acceso al público, más capacidad de incidir en él”, subrayó, y agregó que “cuando uno puede incidir en el espacio público con medios poderosísimos, aumenta su autoridad”.
Agregó que otro elemento importante es la libertad de información, que hay que diferenciar de la de expresión. Esta última, dijo, pertenece al ámbito privado, mientras la primera tiene que ver con el acceso a los medios de producción de discursos en el espacio público. “Lo que llamamos libertad de información es la libertad de expresión, y lo que llamamos libertad de expresión es la libertad de censura”, declaró.
El tercer aspecto, según Santiago Alba, es el relacionado con “esa perversión de la información que deriva en el uso del espacio público en función de los intereses privados”. Señaló que a fuerza de compartir un espacio con la publicidad, las noticias adoptaron el estilo de un relato novelesco y viceversa.
En ese sentido se cuestionó cuánto nos informan los medios y cuánto nos inducen a adquirir productos, lo cual es extensivo incluso a hechos tan dramáticos como la guerra de Iraq. “Toda noticia es ya en sí misma una inducción al consumo”, señaló.
Otro elemento señalado por Alba Rico es el carácter tautológico de las fuentes. “Cuando un ateo pide a un creyente que justifique la presencia de Dios, este apela a La Biblia y pasa lo mismo con los medios de comunicación”, explicó, para agregar que los grandes medios de comunicación se autolegitiman.
Por último, llamó la atención sobre un quinto aspecto: “el poder no grita, no lo necesita; pero la justicia sí lo necesita”. En este caso, hizo referencia a los manuales de estilo que dictaminan cómo modular la voz para que se sepa que detrás de ella hay poder.
Señaló que estos cinco componentes son favorables al imperialismo y se preguntó entonces, ¿cómo construir un marco de credibilidad alternativa?
“Todos los esfuerzos contrainformativos que hagamos tienen que ser paralelos a aquellos destinados a erosionar a los medios alternativos. Hay que recordar que lo que llamamos libertad de información en los países capitalistas presuntamente democráticos tiene límites muy precisos, lo que demuestra que los límites de legitimación se construyen desde fuera de los propios medios”, subrayó, y concluyó que “si en estos momentos los alternativos empiezan a tener una cierta influencia es porque el marco de credibilidad imperante se está viendo amenazado”.
A continuación, el poeta y ensayista cubano Víctor Fowler Calzada compartió sus reflexiones surgidas de la experiencia al frente de la revista electrónica Miradas, de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños.
Apuntó que su reto entonces era hacer creíble una publicación que se realizaba desde Cuba, en una escuela internacional, y buscaba una audiencia a tono con el alumnado de ese centro. A continuación, a partir de dos citas de Marcuse, se refirió a la información, desde la perspectiva que se abrió tras la llamada guerra fría.
Dijo que “para nuestros propósitos, esto apunta a la posibilidad de encuentro, al fin, de los dos caminos de prácticas alrededor de la información que marcan las fracturas alrededor del capital y los escasos restos, las huellas que aún quedan sobre la tierra, de aquel antiguamente poderoso socialismo. Pero también a que el contenido de las palabras ha cambiado en esta batalla apocalíptica en la que el vencedor devora el cuerpo del otro y absorbe su discurso, de manera que hoy lo alternativo ha girado para ser parte de lo posible, incluso necesario, para el sostenimiento de la dominación. Es práctica cultural y también mercancía”.
Se refirió además a que en el terreno de la información, el filo político de la expresión alternativa conserva todavía no pocos rasgos de su radicalidad original. “El alternativo contrainforma, se opone a las directrices principales del movimiento de la información según los dictados de nuestro ya conocido personaje: el capital;…fractura, introduce larvas, utiliza en contra del capital las armas que este mismo ha creado”, dijo.
A continuación, abordó el lugar de Cuba dentro de “lo alternativo”. “Al sobrevivir como país aún socialista, apuntó, el absoluto de la información producida aquí debe entonces ser considerada alternativa, pero solo debe, porque la batalla, en este caso del capital, es sembrar la idea de que países como Cuba son emisores de “no información”, o sea, son “nadas” que proponen los modos de ser propios de un mundo imposible e indeseable”.
Por otra parte, dijo que si bien “la alternatividad puede ser mera mercancía, también es cierto que es el resultado de batallas inmensas en contra de la tradición y en pos de la amplificación de los límites de lo posible humano”.
A continuación, José Ramón Vidal, coordinador del Programa de Comunicación Popular del Centro Memorial Martin Luther King Jr., se refirió a la experiencia concreta de la institución que representa, que realiza un trabajo dirigido a crear capacidades para la participación hacia dentro de Cuba, y está además comprometida con los procesos sociales que tienen lugar hoy en América Latina.
Afirmó que en el Centro abandonaron el concepto de la contrainformación y tratan de dejar también el de alternativos, porque “nos ponen a la riposta, a la defensiva”, y de lo que se trata, apuntó, es de crear una alternativa de comunicación competente.
“El camino tiene que ser de ofensiva, de creación, de abrirnos nuevos horizontes… salirnos de las trampas que el pensamiento hegemónico nos impone”, subrayó Vidal, y agregó que inconscientemente somos portadores de conceptos y prácticas de los dominadores, y que debemos ser conscientes de ello para superarlos.
Asimismo, se refirió a los modelos comunicativos, en particular a los dos más extremos: el que se centra en la transmisión y el que lo hace en la creación.
Dijo que los medios hegemónicos siguen el primer modelo y sus discursos son corroborados por razones extradiscursivas, pero que, aun así, es un discurso coherente en su diversidad de formas. Se basan, apuntó, en la subestimación del conocimiento del pueblo y de la cultura popular, en la minusvalía y baja autoestima del dominado.
“Las fuerzas revolucionarias han heredado ese modelo”, señaló, y agregó que “transmitimos en una posición de desventaja, porque ni tenemos los medios ni esa “verdad” se refuerza en la vida cotidiana”, pues está expresada en términos tan absolutos como los de los medios hegemónicos.
“La verdad, el conocimiento, se construyen colectivamente”, subrayó, y enfatizó que es necesario “ir al modelo que se centra en la construcción de significados”, no basado en la transmisión, sino en el diálogo.
El siguiente ponente del taller fue el escritor venezolano Luis Britto García, quien se refirió a la compleja situación medios-Estado en su país. El prestigioso intelectual calificó la actitud de los principales periódicos, televisoras y emisoras radiales, como terrorismo mediático.
“Un elemento central del poder hegemónico es el terror”, sentenció, y agregó que el terrorismo es una operación mediática. “Si fuera mantenido en secreto no se reproduciría”, subrayó.
Recordó que EE.UU. gasta más que el resto del planeta en maquinaria militar sobre la base de la manipulación del terror de una potencia enemiga que no existe, y que todo esto es sostenido desde los medios de comunicación.
Asimismo, recordó momentos cruciales de la historia de Venezuela en los que queda demostrado, a su juicio, el terrorismo mediático, en particular el 11 de abril de 2002, cuando desde los medios se difundieron falsas noticias, entre ellas la presunta renuncia del Presidente Chávez.
Se refirió a los caminos seguidos en su país para derrotar el terrorismo mediático. En primer lugar apuntó la existencia de la Ley de responsabilidad social en la radio y la televisión, pero denunció que no se aplica por razones ajenas a la voluntad del gobierno. También subrayó la importancia de la educación y de la creación de redes alternativas frente a ese panorama, pero siempre teniendo en cuenta que estas no deben replicar las prácticas de los medios hegemónicos.
Por último, en la conclusión de las presentaciones iniciales, el chileno Marcos Roitman, también habitual colaborador de Rebelión, inició su intervención subrayando que “somos en la palabra y el lenguaje y el control de estos implica una forma de vida”.
Llamó la atención sobre el hecho de que hoy día siete de diez conceptos de las Ciencias Sociales se definen en los EE.UU., y que ello también ocurre con los medios alternativos. “Estamos siguiendo la agenda que nos plantean desde esos centros de poder”, alertó.
Se preguntó además si existe opinión pública en la red, teniendo en cuenta el poco acceso que desde diversas áreas del mundo tienen a esa red. “Me cuesta entender la necesidad de que siempre el pensamiento crítico vaya a contracorriente”, apuntó, y agregó que “debemos mediatizar desde dónde estamos hablando, en términos de la colonización del tiempo. Cambian los medios, los públicos o privados, pero están las mismas noticias”, enfatizó.
Dijo que existe una selección previa de lo que es un hecho, por lo tanto, no hay opinión pública sino que esta se construye a posteriori. “En cualquier país del mundo se hablan los mismos temas. No se trata de repetir una mentira, sino de que permanezca en el tiempo; eso es lo importante en los medios de comunicación: no decir la verdad, sino ser creíbles”, señaló.
A continuación se inició una ronda de diálogo con los asistentes al encuentro, en su mayoría estudiosos del tema, periodistas y blogueros.
La periodista Marta Rojas se preguntó si dentro del llamado terrorismo mediático podía contemplarse la conjura del silencio, a lo que Roitman respondió que “el silencio es también constructor de sujeto político y que la guerra por la palabra implica la guerra por crear realidad”.
Entretanto, Roberto Zurbano, director del Fondo Editorial Casa de las Américas, que habló de su experiencia en medios de comunicación, planteó tres paradojas: el hecho de que las políticas informativas se distancien de las políticas culturales; la relación entre el periodismo tradicional y el digital, y las reales influencias y alcances de ambos, y la visibilidad de los pequeños movimientos sociales que tienen lugar hacia el interior de nuestros países, en comparación con aquellos rostros y voces que aparecen en grandes espacios como los foros sociales.
Por su parte, Félix Julio Alfonso, director de la revista electrónica Caliban (www.revistacaliban.cu), presentó la publicación y se refirió a las diversas plataformas que están creando desde hace algún tiempo discursos sobre la historia de Cuba desde fuera de la Isla, particularmente en España y los EE.UU.
Apuntó que esos discursos se centran en tres líneas temáticas: la “recuperación” de la figura de Fulgencio Batista para deslegitimar la Revolución y su pertinencia; la de la tradición conservadora, que establece las diferencias entre reformistas e independentistas, situando a estos últimos como idealistas sin futuro y a los primeros como la opción verdadera que hubiera traído una solución a la situación cubana del siglo XIX y, por último, a los esfuerzos por demostrar que, tras el triunfo de 1959, no existió un movimiento contrarrevolucionario, sino una guerra civil provocada por la actitud del gobierno cubano.
Dijo que Caliban no ripostará, sino que presentará los problemas desde el rigor y las propias contradicciones internas de los sujetos de análisis, y que su reto hoy es lograr una mayor visibilidad, para que ese nuevo medio se convierta en una fuente de información veraz y seria que motive a los historiadores cubanos.
La bloguera Sandra Álvarez se refirió a su experiencia personal, y dijo que no le preocupaba el hecho de que los alternativos nos leamos entre nosotros, porque este tipo de proceso siempre es de crecimiento.
José Antonio Martín, de la Unión de Periodistas de Cuba, recordó la importancia de pensar en red, pues los escenarios han cambiado y es necesario evolucionar con ellos. “Cuba es una gran red social y escenario de grandes potencialidades”, apuntó.
Por su parte, Rolando González Patricio, rector del Instituto Superior de Arte, dijo que siempre que se habla de información se habla de poder y lucha de poderes, y apuntó que si no aprendemos a ser generadores de información estamos perdiendo la oportunidad de oponernos a la hegemonía, pues esta se está reconstruyendo constantemente.
Luego tocó a los integrantes de la mesa dar conclusión al taller. Víctor Fowler señaló que una de las condiciones básicas de la credibilidad es “que la información sea contra todas las hegemonías”. Se refirió también a los límites éticos de los blogs y recordó además que cada día “recibimos información filtrada, procesada, de segunda mano”.
“La contrainformación es un problema de ciudadanía”, subrayó, y agregó que para quienes diseñan las políticas culturales sí debe ser importante quién te lee y cómo te lee, y la disyuntiva está en llegar con el discurso frágil de que tenemos el mejor de los mundos posibles o mostrarnos en nuestra contradicción.
Por su parte, José Ramón Vidal se refirió a la probabilidad real de que la red se convierta en un gueto, teniendo en cuenta el poco acceso que en la mayor parte del mundo tienen a ella. Apuntó que los medios pueden ser muchos, pero solo tiene sentido la red si está interconectada con los sectores populares. Insistió en la necesidad de definir quién pone la agenda, y llevar la voz de la gente para no seguir repitiendo el modelo de dominación.
Entretanto, Marcos Roitman retomó el tema de los movimientos sociales y recordó que no todos son de izquierda, y sugirió, a propósito de la intervención de Zurbano, que repensara si se trataba de paradojas o contradicciones, pues mientras las primeras no tienen solución; las segundas, sí.
Santiago Alba planteó la pregunta: ¿cómo se destruye la credibilidad?, y puso como ejemplo el golpe del 11 de abril de 2002 en Venezuela, cuando a pesar del “apagón informativo, la gente salió a la calle”. Por otra parte, llamó a coordinar fuerzas para afianzar el socialismo, como alternativa que se opone al discurso hegemónico en el ámbito informativo actual.
Por último, Luis Britto García se refirió a la administración del silencio como un mecanismo de poder, y llamó a multiplicar los mensajes haciendo el mejor uso posible de la red.