Según la introducción que hace su compilador al tema, se plantea que la Iglesia cubana en general, y el protestantismo como parte de ella, “ha vivido un complejo proceso de vertebración, debido, por un lado, a modelos de pensamiento y acción internos y, por otro, a las difíciles circunstancias históricas en que le ha tocado vivir”.
Cuando en el caso de la tradición protestante –según Molina– su existencia y su naturaleza han sido exploradas por más de un destacado especialista, a la par que diversas hipótesis se han ofrecido para explicar si intervino el factor político en la decisión de las juntas misioneras estadounidenses de establecer obra en Cuba; o si fueron las escuelas diarias los instrumentos más eficaces para educar en los principios del Evangelio; o qué aportes sustanciales al desarrollo humano integral han realizado las iglesias evangélicas.
“Acéptese la que se quiera, lo cierto es que el protestantismo está ahí y ha llegado hasta nuestros días, cuajando, a veces, en agrupaciones que ya sobrepasan un siglo de existencia”, plantea Molina.
Este primer volumen, que se publica con el patrocinio de la agencia Organización Inter-eclesiástica para la Cooperación al Desarrollo (ICCO, por sus siglas en inglés) & Kerk in Actie, programa para el trabajo misionero y diaconal de la Iglesia Protestante en los Países Bajos, así como de la Editorial Caminos perteneciente al Centro Memorial Dr. Martin Luther King, Jr, cuenta de 142 páginas y, además de su introducción general, presenta trabajos tales como Dos antecedentes del protestantismo en Cuba, de Guillermo Cabrera Leiva; Protestantes extranjeros en el siglo XIX, de Marco Antonio Ramos; Los misioneros patriotas revisitados, del doctor Rafael Cepeda y Molina; El protestantismo en Cuba: del arribo de las misiones estadounidenses al triunfo de la revolución (1898-1959), de Theo Tshcuy; y Cincuenta años de Revolución: la religión en Cuba, de Marco Antonio Ramos.
El estudio, a pesar de lo controvertido que pudiera parecer a partir de la diversidad de visiones que se tengan sobre el fenómeno, sin dudas contribuirá, de manera significativa, al conocimiento y al esclarecimiento del pensamiento y será una valiosa información para líderes, pastores y, sobre todo, estudiantes de los distintos centros teológicos del país como texto de consulta.
Carlos Molina, es de los pocos jóvenes egresados de seminarios evangélicos en Cuba que se dedica, con seriedad y sistematicidad, al análisis histórico de las iglesias, disperso y a veces olvidado, porque ha carecido, en muchas ocasiones, de ese espíritu indagador y compilador que aúne y concentre el conocimiento humano sobre temas de religión.
Actualmente ejerce la docencia en el Seminario Evangélico de Teología (SET), de la ciudad de Matanzas, donde enseña Historia de la Iglesia y del Protestantismo en Cuba. Su actividad investigadora y editorial –según reseña la contracubierta del libro– se ha centrado en aspectos históricos y bibliográficos del protestantismo insular, esencialmente en temas relacionados con la obra misionera, la educación teológica y el pensamiento protestante cubano del Siglo XX.
De su coautoría junto al ya fallecido doctor Rafael Cepeda, La siembra infinita: itinerarios de la obra misionera y la evangelización protestantes en Cuba, acaba de entrar a imprenta en Ecuador, como una coedición con el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), el Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), y el propio SET, el cual se espera sea presentado en la Jornada Teológica que se efectuará, en octubre próximo, por el aniversario conmemorativo de los 65 años de fundación de ese Seminario.
Por: José Aurelio Paz, Consejo de Iglesias de Cuba