Lorena Zárate es argentina, pero desde hace nueve años transita la agitada Ciudad de México hasta llegar a la oficina de la Coalición Internacional para el Hábitat (HIC, por sus siglas en inglés).
Después de graduarse de Pedagogía e Historia en su país natal, el azar la llevó a conocer a Enrique Ortiz, uno de los principales inspiradores de la organización. La amistad con este notable arquitecto mexicano y su interés por pertenecer a esos proyectos que resquebrajan los marcados límites de la polis y alientan a rehacerla entre todas y todos sus habitantes, la incorporaron a la Coalición, donde hoy atiende el área de América Latina.
“HIC surge en Canadá, en 1976, cuando la Organización de Naciones Unidas convoca a la primera asamblea sobre temas de asentamientos humanos. En ese momento, coincidieron numerosos movimientos populares, personas vinculadas a las comunidades eclesiales de base y con experiencia en el trabajo comunitario y barrial; también jóvenes que resistían a las dictaduras instaladas en la región.
“El año 1987 marca un giro en la organización. Al mismo tiempo que se revisan sus estatutos, la incorporación con mayor fuerza de estos movimientos sociales, asociaciones de vecinos y académicos con la mirada sostenida en el Sur, sustituye la primera denominación de Consejo por Coalición.
“Actualmente, HIC trabaja para fortalecer sujetos y procesos vinculados al hábitat y a la vivienda en particular y para impulsar transformaciones comunitarias. Incidir en las políticas y buscar cambios cada vez más radicales son otros propósitos fundamentales.
“Nuestra labor es visible en unos cien países. El hecho de constituirnos como red nos permite contar con las voces de aquellos menos escuchados”.
¿Cuáles son los principales ejes que trabajan para “tocar” esta diversidad de actores?
“Si bien HIC defiende de forma prioritaria el derecho a un lugar donde vivir, nos apoyamos en una dimensión también colectiva, pues pensamos en un espacio comunitario que cuente con servicios básicos. Y todavía vamos más allá: hacia el acceso al empleo, la salud, la educación. Eso nos ha llevado a trabajar el eje que llamamos derecho a la ciudad, que incluye la lucha por participar en su diseño, por decidir cómo erigirla. Incluso, en las zonas rurales incentivamos a la gente a disponer sobre la tierra y los ámbitos públicos.
“Producción y gestión social del hábitat es otro de nuestros ejes, en el cual las cooperativas resultan una de las principales formas de organización. En estos espacios, la educación popular constituye una de nuestras herramientas esenciales para generar sujetos críticos.
“Por esa razón, el eje de la capacitación política también es básico. HIC tiene una experiencia importante en procesos de cambio, aun cuando hemos vivido el desmantelamiento de tejidos sociales debido a las dictaduras, los asesinatos, la represión. Sin embargo, haber trabajado muchas veces de manera clandestina y en condiciones difíciles, nos fortalece, nos sirve de aliciente para seguir.”
Lorena confiesa que uno de los logros de HIC ha sido incentivar en las personas su capacidad para construir el sitio donde ahora viven. La imagen que esboza nuestra conversación es una casa hecha con el espíritu de la gente, con el ánimo solidario que encauza transformaciones más profundas.
“Entre el 50 y el 70 por ciento de los lugares habitables en el mundo han surgido de la iniciativa popular, no han sido obra del Estado ni del sector privado. El Estado debe tener en cuenta esa capacidad creadora de la gente y emprender el apoyo a estos proyectos. Lamentablemente escasean los marcos legales, los programas, los presupuestos públicos. No hay manera de contar con esa contribución. Es la realidad en la mayoría de nuestros países.
“Por eso estamos aquí, para seguir construyendo. El taller Estrategia de comunicación y articulación de organizaciones y movimientos por el derecho a la tierra, la vivienda y la ciudad en América Latina que desarrollamos en el Centro Martin Luther King nos permite visibilizar estos problemas y emprender acciones.
“Respetando la autonomía y la diversidad, hemos quedado más unidos en torno a lo que deseamos transformar. Los nuevos aprendizajes en la educación y la comunicación popular adquiridos aquí los vamos a poner a disposición de nuestra red para dar otros pasos en la conformación de esta estrategia de articulación.
“Me siento satisfecha al sentir que aportamos, que este taller ha sido otro granito de arena para levantar nuestro sueño”.
En la foto: Lorena Zárate, Félix Yanes, representante regional ante el Consejo de HIC e integrante del programa de Educación Popular del Centro Martin Luther King y Pablo Fornet, miembro del Equipo de Proyectos del Centro Histórico de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, durante una visita a su Centro Histórico.