Ya los líderes de los países más desarrollados del mundo se han acostumbrado a arrastrar tras sí una ola de manifestantes, que representan a quienes más padecen los desafueros de la crisis capitalista global.
Desde el sábado 28 de marzo las fuerzas del orden público intentan contener la energía de miles de personas que ocupan las calles londinenses, con pancartas que reclaman: “Castigo a los saqueadores” y “Decisiones honradas”, “empleos, justicia y combate contra el cambio climático”. En la Universidad del Este de la capital inglesa, se abrió otro espacio para la movilización, bajo el lema “Cumbre Alternativa de Londres”. Actos similares han ocurrido en Berlín, Francfort, Viena y París.
Los mandatarios de las economías desarrolladas y emergentes, ocupan su agenda de discusión en torno a las regulaciones financieras, el crecimiento y los problemas de los bancos. Cada presidente al parecer trae sus propuestas para reformar el sistema financiero y las políticas que han llevado a la bancarrota. La mesa está servida, pero las tajadas del reparto nunca tocan por igual.
Los excluidos del banquete, toman plazas y avenidas en puntos geográficos distantes, pero tocados por la misma circunstancia límite. Las embajadas de Estados Unidos e Israel se han convertido en blanco para la acción global en varias naciones. Los demandantes exigen la retirada de las tropas de Irak y Afganistán y paz para el pueblo palestino.
* Pronunciamientos en Latinoamérica*
La Alianza Social Continental (ASC) emitió una declaración frente a la reunión del Grupo de los 20 (G20) y denunció públicamente su carácter ilegítimo, antidemocrático y sin transparencia. En el texto reafirma el pronunciamiento de los movimientos sociales a favor del desarrollo sustentable y con equidad social y rechaza “el principio de la liberalización progresiva del comercio y las inversiones; la reformulación de las reglas y principios del comercio internacional y de las inversiones”.
Además se exige “el fortalecimiento de mecanismos de gobernabilidad global transparentes y democráticos que permitan la convivencia internacional armoniosa y sustentable de los pueblos del mundo; la garantía social plena de los derechos fundamentales a la alimentación, el agua, la vivienda, la salud, la educación, la cultura y el ambiente sano.”
En América Latina la integración es una alternativa viable para que los países de la región superen la crisis económica global, añade la declaración de la ASC. Las protestas convocadas en este continente, evidencian el respaldo popular a la unidad que se teje entre los latinoamericanos desde sus movimientos, organizaciones y redes sociales.
El pasado 31 de marzo fue una jornada intensa, por ejemplo en Brasil, los trabajadores, la juventud, los estudiantes, el movimiento de mujeres y de los Trabajadores Sin Tierra (MST), participaron de forma activa en la manifestación anticapitalista que reunió a cerca de 15 mil personas en Sao Paulo.
Todos se concentraron frente a la sede de la Federación las Industrias de ese estado, en la Avenida Paulista y marcharon hasta la Plaza Ramos, en el centro de la ciudad. Según reportes locales “diversas banderas, tambores y gritos, reafirmaron que no pagarán por la crisis económica mundial, y pidieron el fin de los despidos masivos que vienen ocurriendo desde el inicio del año.”
“Los culpables de esta crisis son los banqueros, son las transnacionales y esta política neoliberal del estado mínimo. Nosotros no aceptamos que se responsabilice a los trabajadores, y no aceptamos que los trabajadores paguen por la crisis. No aceptamos que se desvíen recursos públicos para salvar los bancos y para salvar las empresas”, declaró Luis Bassegio, secretario continental del Grito de los Excluidos en las Américas y coordinador de la Asamblea Popular.
En Guatemala miles de miembros de los 23 pueblos mayas del país, se expresaron de forma pacífica contra la violencia, el hambre, la pobreza, la exclusión social y el racismo. De ese modo demandaron el cumplimiento del Acuerdo de Identidad de los Pueblos Indígenas, rubricado en México el 31 de marzo de 1995.
En Argentina, las movilizaciones y cortes de las calles ocurrieron en diferentes ciudades. Quienes responden por el capital y las políticas sociales, se estremecieron ante las demandas populares en Rosario, Buenos Aires, Córdoba, Tucumán, Cipolletti entre otros sitios. Los manifestantes abogaron por la subida de los montos para planes sociales, el acceso a la salud, a la educación y a una vida digna, con oportunidades de trabajar, para lo que se precisan estrategias de inserción laboral e impulsar el cambio social.
El llamado de esta jornada contra el capitalismo sigue en pie hasta el 4 de abril próximo y las voces de los luchadores sociales no se cansarán de proclamar la integración entre los pueblos, para darle la estocada definitiva a un sistema en quiebra.