Este documento es el fruto de tres días de intenso trabajo y reflexión colectiva por parte de un grupo de hermanos y hermanas, que organizamos quince mesas de trabajo, distribuidas por la Gran Caracas en el Centro Comunal Guarenas, en el Colegio Kennedy, Fe y Alegría del Barrio Bolívar de Petare, y en la sede central de la Universidad Bolivariana de Venezuela, Los Chaguaramos. Habíamos sido convocados y convocadas, de todas las regiones del país, por ECUVIVES, verdadero llamado ecuménico y profético, comprometido con la realidad y necesidades del pueblo empobrecido y explotado. Fue al calor de las múltiples espiritualidades y creencias de nuestros pueblos, y con la participación de representantes de otros países latinoamericanos, que las y los participantes, del III Encuentro Ecuménico Latinoamericano y Caribeño de Espiritualidad y Dimensión Política de la Fe, pusimos en común nuestros saberes y experiencias en torno a los principios esenciales de la Educación Popular, iluminados por el mensaje de Jesús, carpintero de Nazaret.
El 24 de junio, día final del III Encuentro, nos constituimos en Asamblea de Ciudadanos y Ciudadanas, como la máxima instancia de decisión del poder popular (Art. 6 Ley de los Consejos Comunales, 2006), y construimos en común estos enunciados y compromisos, que hoy hacemos públicos y ponemos en las manos de todos y todas quienes luchamos por un mundo de solidaridad, inclusión y de la verdadera paz construida sobre la justicia, para que reflexionemos sobre ellos, los evaluemos y mejoremos en acciones concretas al servicio del pueblo eternamente excluido:
1. Que la Educación Popular es reconocida y promovida en la República Bolivariana de Venezuela como movimiento y proceso permanente del poder social, nacida de las entrañas del pueblo latinoamericano, en la década de sesenta del siglo XX, de la mano de Paulo Freire, que había sido precedida por las ideas de muchos otros maestros y maestras, como Don Simón Rodríguez, José Martí y José Carlos Mariátegui, y hecha vida por muchos hombres y mujeres que optaron por la esperanza de los que sufren los estragos de la sociedad capitalista.
2. Que en el marco del nuevo país que queremos construir, y de la nueva república que queremos fundar, hoy sigue vigente la Educación Popular, y es preciso fortalecerla para construir el Socialismo del Siglo XXI. Una Educación orientada hacia la transformación de las estructuras sociales que hoy nos deforman y oprimen. Es el pueblo generoso y mayoritario, como sujeto histórico y protagonista de su destino, con su experiencia, saberes y disposición al cambio, desde sus luchas y prácticas sociales comunitarias, quien puede construir y darle contenido a la auténtica educación popular. Entre todos y todas debemos construir una ética social y colectiva que rompa con la ética individualista impuesta desde el poder que nos domina desde hace quinientos años, y nos obliga a envenenar a nuestros propios hijos e hijas para que sigan reproduciendo este sistema egoísta, inhumano y excluyente. De manera que, la única y verdadera Educación Popular para un desarrollo integral y solidario de nuestros pueblos, es aquella que nos permita superar toda forma de explotación y de dominio, y nos oriente en la construcción de una sociedad basada en el trabajo de todos y todas, sin amos y sin egoísmo: Una Educación Popular que sea Liberadora.
3. Que en vista de que el modelo de educación formal que hemos heredado, y que practicamos a diario de forma inconsciente, es un instrumento de opresión y de enajenación de la conciencia social, insistimos en que, de la Educación Popular, debe nacer otro ser humano, desligado de sus ataduras seculares, que luche contra la explotación y rompa el modelo que nos divide entre oprimidos y opresores. La necesidad urgente de transformar el mundo, incluye también al mundo perverso que llevamos por dentro, pues nos han hecho creer que la felicidad consiste en salir de la clase explotada, para convertirnos en explotadores.
4. Que la Educación Popular Liberadora nos impulsa a utilizar el pensamiento crítico en el análisis de nuestra sociedad, para desentrañar y conocer la realidad tal como es, para descubrir y desenmascarar a las minorías que esconden sus intereses y privilegios, y para comprender que la riqueza de la minoría no tiene otro origen que la explotación a las mayorías. Así mismo, el pensamiento crítico nos permite quitarle la máscara a los falsos llamados a la igualdad, invocando que todos y todas somos hijos e hijas de Dios, y quieren sentarnos, en la misma mesa, al oprimido y al opresor, a la explotada, con quien la explota, a los pueblos dominados, con el Imperio que los sojuzga y saquea.
5. Que la Educación Popular no sólo la tiene, sino que debe tener una clara intencionalidad política, según las palabras del Padre Juan Vives, cuando decía que “la política es la dimensión social del amor”, y como una expresión concreta del amor por los y las más pobres y explotados/as, y como prueba del compromiso político y social que nos suma a las luchas solidarias de todos los pueblos del mundo, tenemos la esperanza plena de alcanzar otras alternativas de vida y concretar el sueño que nos alienta.
6. Que la alternativa que plantea la Educación Popular Liberadora, en contraposición a la educación burguesa, tradicional y capitalista, no sólo consiste en lograr el acceso a una enseñanza gratuita para todos y todas, o de implantar un currículo igualitario para todos los estratos sociales, se trata de un cambio profundo en el carácter y en la función de la educación, pues construye las bases de un nuevo proyecto de sociedad, de vida cotidiana, de praxis de valores que fomenten una convivencia amorosa y solidaria, justa, respetuosa de los derechos y exigente de los deberes para el bien de la comunidad.
7. Que la Educación Popular Liberadora, lleva en su esencia el crecimiento comunitario y compartido del conocimiento, donde el diálogo de saberes nos ayuda a construir una nueva ciudadanía, y nos permite convertir todos los espacios de nuestra vida cotidiana en lugares de auténtica educación, para el crecimiento solidario y socialista: El hogar, el trabajo, la escuela, la calle, las visitas a los vecinos, las iglesias y capillas, las asambleas y los Consejos Comunales, las fiestas y celebraciones.
8. Que la Educación Popular Liberadora debe integrar la cultura, la espiritualidad, la ciencia y la tecnología, para conseguir un desarrollo integral y humanista, conviviendo con la madre naturaleza, la Pacha Mama, como parte de ella, y fomentando la responsabilidad ambiental y ecológica de todo el género humano.
9. Que la Educación Popular Liberadora, como proceso de formación incluyente, debe abrir espacios para todos los saberes, donde se puedan construir y reconstruir imaginarios en búsqueda permanente de nuestra identidad mestiza, integrada por nuestras culturas indígenas originarias, mezcladas con las europeas y nuestros ancestros africanos.
10. Que cualquier nuevo espacio de formación institucionalizada que favorezca las relaciones horizontales, el sentido crítico del ejercicio del poder, las alternativas políticas de organización, la equidad y la justicia social, la supresión de la explotación y la enajenación humanas, hay que reconocerlo como espacio de educación liberadora, y, por tanto, como un elemento constitutivo del tipo de educación popular llamado a transformar la sociedad.
11. Reconocemos que la promoción e implementación de la Educación Popular Liberadora, por parte de los entes del Estado responsables la educación de las ciudadanas y los ciudadanos en Venezuela y en la Patria Grande, permitirá su penetración en todas las instancias de la sociedad de manera orgánica, como parte del continuo humano preconizado en la filosofía educativa de la pedagogía contemporánea. Por lo tanto, la Educación Popular Liberadora, en esta Venezuela de profundas transformaciones, deberá ser un auténtico eje transversal de todo el sistema de educación formal, desde el preescolar hasta las universidades, pasando por todas y cada una de las actuales misiones educativas.
12. Que la Teología de la Liberación, así como la Educación Popular, es fruto palpitante del pueblo latinoamericano cuando reflexiona y se integra al mensaje de Jesús expuesto en su Evangelio, y se constituye en otro componente esencial para la construcción de una sociedad sin clases, amorosa, fraterna y solidaria, como la predicó aquel que no vino a ser servido, sino a servir. De manera que, así como durante siglos se prohibió la lectura del Evangelio a los siervos y a los esclavos, incluso a los propios cristianos, hoy, más que nunca, recomendamos y nos comprometemos a la reflexión comunitaria sobre ese texto excepcional, auténtico manifiesto para la liberación de los oprimidos.
Con estas certezas y estos retos nos volvemos cada uno y cada una a nuestros espacios de crecimiento solidario, con el compromiso de constituirnos en agentes de la educación popular liberadora y transformadora, y seguir apostando por un nuevo país, por un continente liberado de las cadenas que lo oprimen, por la nueva sociedad planetaria de mujeres y hombres iguales y solidarios que viven en paz y justicia.
En Caracas, el 24 de Junio de 2007, Salón Quiriquire de la Universidad Bolivariana de Venezuela, Los Chaguaramos.
Información adicional en www.ecuvives.org