Resido en Santa Cruz de la Sierra, uno de los principales bastiones de los grupos de poder contrarios al proceso de cambio que vive el país. A minutos de haber concluido el referéndum por la nueva Constitución, los medios televisivos locales, que habían ofrecido una descomunal cobertura a las campañas por el NO en las semanas previas, haciéndose eco inmediato de cualquier argumento, por extravagante que fuera, comenzaron con la segunda fase del plan para trabar el avance del pueblo.
El ya evidente triunfo del SÍ los obligó a variar la estrategia, que se centró en la convocatoria a figuras hostiles al proyecto popular. Todas, sin excepción y con gestos melodramáticos, insisten ahora en un empate, que demandaría un “pacto social” y según ellos una necesaria revisión de la nueva carta magna. Como es natural, necesitan de muchos malabares para explicar de qué manera el 62% de apoyo al SÍ puede ser igual al 38% de respaldo al NO.
Sin embargo, las rarezas y extravagancias no terminan allí. Debemos recordar que el referéndum fue doble (constituyente y dirimidor); en una parte de la boleta se votaba sobre la nueva Constitución, pero en otra se decidía sobre la superficie máxima de tierras que una persona puede poseer. En este caso un impresionante 80% de los votantes eligió las 5000 has. como tope, cuestión que irrita sobremanera a poderosos terratenientes y empresarios agrícolas. Paradójicamente, son los mismos que sostienen que para ser legítimamente aprobada, la nueva Constitución debería haber obtenido no menos de un 80% de respaldo. Por arte de birlibirloque, el porcentaje que pretenden aplicar a la nueva carta magna no vale para sus latifundios.
En Bolivia las sorpresas nunca parecen agotarse. Buena parte de esos líderes y activistas furibundos de los grupos de poder provienen de partidos políticos en vías de extinción; muchos ocuparon cargos en gobiernos anteriores; todos sin excepción se beneficiaron con negociados, prebendas y dotaciones fraudulentas de tierras. Hoy se rasgan las vestiduras con un 62% de apoyo al SÍ que acusan de insuficiente, pero basta hacer memoria para recordar con qué porcentajes fueron gobernantes. En 1985 el MNR llegó a la presidencia con un 30% del total de votos; en 1989 el MIR con un 21%; en 1993 el MNR con un 35%; en 1997 ADN con 22%; en 2002 MNR con 22%. Incluso varios alcanzaron el palacio de gobierno gracias a componendas parlamentarias, ignorando la voluntad popular en lo que se denominaba “democracia pactada”.
Evo Morales fue elegido presidente en el 2005 con casi un 54% de votos; en el referéndum revocatorio del año 2008 alcanzó más de un 67% de respaldo; en al 2009 un 62% de los votantes dijeron SÍ a la nueva Constitución y un 80% eligieron imponer límites a los latifundios. Con todas estas cifras a la vista, huelgan comentarios.