Home Resumen Semanal No. 18-2012 La Formacin de Cuadros: desafos y necesidades

La Formacin de Cuadros: desafos y necesidades

Despus de tantos debates durante este seminario sobre el problema de la formacin de cuadros, no se puede aadir mucho, sino solamente hacer un esfuerzo de sntesis. Hemos escuchado el relato de muchas experiencias en varias partes del mundo y en particular del MST. De todo eso aparece muy claramente la necesidad de coherencia entre formacin de cuadros y pedagoga del movimiento. El movimiento mismo es el principal proceso educativo. No hay cuadros sin base como no hay ganado sin pasto.

I. Principios del contenido de la formacin de cuadros

Para iniciar la reflexin, podemos resumir los grandes principios del contenido de la formacin en tres aspectos de la visin analtica de las sociedades.

1. Una perspectiva de conjunto que significa que ningn hecho social representa la totalidad de una situacin. Cada uno forma parte de un conjunto. Si tomamos como ejemplo la percepcin social de los campesinos vemos que est condicionada por un sistema socioeconmico donde entran muchos elementos. Se trata de un todo que abarca las relaciones sociales, la cultura, la organizacin poltica, la macro y la micro dimensin, hasta el papel especfico de los hombres y de las mujeres.

2. Sin embargo, si los hechos sociales no pueden ser entendidos de manera aislada, debemos aadir tambin que todos tienen una dimensin histrica. En el caso de los campesinos, se trata de la revolucin de las tcnicas agrcolas, del desarrollo del capitalismo rural, de las polticas antagonistas de los actores sociales : los terratenientes, los campesinos.

3. Una tercera dimensin es el hecho que toda realidad es dialctica. Siempre se trata de actores en interaccin. Cuando los terratenientes mecanizan la agricultura, los campesinos excluidos reaccionan. Cuando los campesinos se organizan, los terratenientes utilizan medios jurdicos o represivos para defender sus intereses, etc. Este proceso dialctico nunca se termina, an dentro de un proceso revolucionario o con rgimen socialista. Toda experiencia que se define como el fin de la historia termina en sus propias contradicciones. Lo hemos visto con el Asocialismo real@ y lo veremos tambin con el neoliberalismo.

II. Programas de formacin de cuadros

Estos tres grandes principios, la totalidad de la realidad, la historicidad y su carcter dialctico, tienen consecuencias para el programa de formacin de los cuadros. Eso significa en particular los elementos siguientes.

1. Una formacin en economa poltica, es decir hoy da el estudio del funcionamiento del sistema capitalista, es una primera necesidad. Este ltimo se presenta como lo ms eficaz para la produccin de bienes y servicios. Sin embargo si definimos la economa como la actividad que produce la base de la vida fsica, cultural y espiritual de todos los seres humanos en el mundo, llegamos a la conclusin que el sistema econmico capitalista es el ms ineficaz que la historia humana ha producido.

Jams hemos tenido tanta riqueza y jams tantos pobres. Eso se explica porque el mercado es una relacin social y no un hecho de naturaleza y el mercado capitalista una relacin social necesariamente desigual. No hay acumulacin sin extraccin de riquezas. Como la apropiacin es privada, el proceso crea la desigualdad, que se transforma en el motor de la economa. Concebir el mercado como un hecho de naturaleza permite dar una base ideolgica de la legitimidad slida a la economa de mercado capitalista que invade la cultura del mundo entero, especialmente en un perodo donde los ciudadanos son transformados en consumidores. Deslegitimizar este proceso desde un punto de vista econmico, es la primera tarea antes, de hacerlo desde una perspectiva tica y por eso una buena formacin de economa poltica es indispensable.

2. La historia social tambin debe tener un lugar fundamental. Se trata concretamente en el caso de esta escuela, de la historia de los campesinos, de la introduccin del capitalismo agrario y de los movimientos campesinos en el Brasil.

En este pas, una primera reaccin a la introduccin del capitalismo en el campo de la agricultura fueron los movimientos religiosos de protesta social. Hubo numerosas iniciativas en el Brasil, a partir del s. XIX. Los ejemplos ms conocidos fueron el de Canudos, de Contestado, del Padre Ccero, etc. Todos trababan de construir una Jerusaln celeste para escapar de la situacin creada por la penetracin del capitalismo. Sin embargo, en general terminaron en un bao de sangre y una catstrofe social, en gran parte por falta de anlisis adecuado de la situacin. Podemos aadir tambin otras corrientes, como lo que pas en el Nordeste con los Cangaeros, y despus la historia de las Ligas Camponesas ; tambin los esfuerzos especficos, como el movimiento de Natal iniciado por la Iglesia Catlica, en gran parte en contra la influencia de las Ligas Campesinas.

As, la historia social con sus aspectos econmicos, polticos y culturales tiene que ser una maestra para los cuadros de un movimiento como el MST.

3. En tercer lugar aparece la importancia de una filosofa, a la vez racional y dialctica. Se trata, en particular, de lucha contra una corriente actualmente bastante desarrollada en todas las ciencias humanas, desde la filosofa hasta la sociologa, pero tambin, de manera menos sistemtica, en la mentalidad de varias ONGs y de algunos movimientos sociales. El posmodernismo. Este pensamiento filosfico valoriza de manera exclusiva la historia inmediata, pone el individuo en el centro de la preocupacin, olvidando la comunidad y el colectivo, y fragmenta la realidad, ignorando la existencia de estructuras o sistemas. Es el mejor pensamiento (o la mejor ideologa) para el sistema capitalista hoy globalizado.

Evidentemente, esta posicin intelectual no corresponde con la filosofa fundamental del MST, pero es necesario formar los cuadros en una perspectiva que los permite contestar a una corriente que prevalen en muchos sitios, constituyendo un obstculo a una accin profunda y radical.

4. La cuarta dimensin de la formacin consiste en estudiar los efectos de la aplicacin de la lgica del capitalismo al sector agrcola. El desarrollo de una agricultura productivista, sobre la base de los principios del capitalismo, es decir, de la ley del valor, puede aparecer atractivo, especialmente en un pas que tiene posibilidades de desarrollo agrcola enormes, frente a un mundo que se preocupa por la alimentacin de la poblacin mundial en los diez o quince aos que vienen.

Me acuerdo de una visita en los aos sesenta, antes del golpe militar, en una hacienda moderna en los alrededores de So Paulo. Fernando Henrique Cardoso, colega en ese tiempo en el campo de la sociologa me haba invitado para pasar un domingo con su propietario, amigo de l. Fernando Henrique estaba muy atrado por la filosofa fundamental de este empresario rural. De hecho, este ltimo haba adoptado los parmetros de una organizacin de tipo industrial. l haba mecanizado la mayor parte de las operaciones de la agricultura y de la ganadera, y haba realizado un salto productivo bastante impresionante.

Sin embargo, los aspectos sociales de este tipo de poltica eran relativamente poco conocidos. De verdad, l daba un mejor salario a los obreros agrcolas, pero no se tomaba en cuenta los centenarios de pequeos campesinos, que dentro de esta lgica, podran perder sus medios de subsistencia y ser obligados a refugiarse en los barrios marginales de las grandes ciudades. Eso significa que la valorizacin de algunos aspectos atractivos de la organizacin capitalista, bastante efectivos a corto plazo, no pueden impedir un juicio ms global. Debemos aadir que la frmula productivista en la agricultura no ha sido todava bastante deslegitimada desde un punto de vista econmico, es decir en referencia a su papel de produccin. Lo es por el momento, en general solamente desde un punto de vista social o moral.

Lo mismo vale del Plan del Banco Mundial de hacer desaparecer la agricultura campesina y de transformarla en una agricultura productivista dentro de los veinticinco aos que vienen, bajo pretexto de la necesidad de nutrir la poblacin mundial.

Este tipo de poltica econmica est muy discutida por varios grupos y personalidades del mundo acadmico como por los movimientos campesinos, porque no tiene en cuenta el costo ecolgico de este tipo de agricultura, ni tampoco la lgica econmica que hace bajar de manera unilateral los precios agrcolas, ni se preocupa de la suerte de casi los 3 mil millones de persona que viven de la agricultura campesina.

Otros ejemplos de los efectos de este tipo de lgica econmica capitalista aplicada al mundo rural pueden tambin entrar en consideracin. Se trata, por ejemplo, de los Karen del norte de Tailandia, una minora tnica bastante numerosa y que vive en las montaas del norte y del este del pas. Una parte de esta minora se encuentra ahora con gran dificultad de poder sobrevivir y de seguir su modo de existencia tradicional. Por una parte, sus regiones son transformadas en parques naturales, lo que significa que no pueden extender su actividad econmica rural, en particular el cultivo de arroz.

Por otra parte, grandes empresas del agronegocio, como Monsanto, los obligan a adoptar una agricultura industrial, en particular del maz transgnico, destinado a la exportacin para la nutricin del ganado europeo. A pesar del hecho de que los cultivos transgnicos estn prohibidos en Tailandia, se extienden sobre centenares de hectreas, que obligan tambin los pequeos campesinos Karen a abandonar su cultivo de arroz y a depender econmicamente de la transnacional norteamericana. Estas ltimas pagan precios mnimos para la produccin de los campesinos, lo que tiene como consecuencia que ellos son obligados a tener un segundo trabajo para poder sobrevivir.

El ltimo ejemplo, lo ms caricatural y dramtico, es la situacin de Sri Lanka. Desde 1996, el Banco Mundial decidi que el cultivo del arroz tena que desaparecer en Sri Lanka. Hace 3.000 aos que se cultiva el arroz en Sri Lanka, el arroz forma el 70% del consumo de cereales, 80% de los pequeos campesinos producen arroz. El arroz forma parte de la historia, de la cultura, de la literatura, de la poesa, del paisaje, pero tiene que desaparecer.

La razn es simple y clara. Es ms barato comprar arroz en el Vietnam y Tailandia de que producirlo en Sri Lanka por varias razones. El Banco Mundial dict las condiciones que permiten aplicar esta poltica econmica y exige del gobierno de Sri Lanka tres medidas : primero, suprimir los organismos regulando el mercado de arroz, segundo, instituir un impuesto sobre el agua de riego. Hace mas de 2.000 aos que el riego est organizado en Sri Lanka y jams el pequeo campesinado ha tenido que pagar el agua. Este impuesto debe ser privatizado y el resultado ser que los campesinos ya no podrn sobrevivir con su produccin. La tercera medida es la exigencia de establecer la tierra como mercanca (una commodity), porque hasta ahora, como herencia del modo de produccin asitico, la tierra donde se produce el arroz es todava colectiva.

En consecuencia, el gobierno de Sri Lanka tiene que distribuir 1.200.000 ttulos de propiedad a los pequeos campesinos, no para el bienestar de ellos, sino para ponerlos en condicin de vender sus tierras, evidentemente a un precio muy bajo. Las corporaciones nacionales e internacionales estn ya presentes para comprar las tierras.

Sin embargo, como hay un milln de pequeos campesinos que producen arroz, el Banco Mundial se preocup de esta situacin, afirmando que es una oportunidad para Sri Lanka, que todava est poco urbanizada. Evidentemente, como todos sabemos, (los pequeos campesinos empobrecidos vienen a vivir en los barrios residenciales y en las grandes villas de las ciudades!

Como el gobierno de Sri Lanka no aplicaba las medidas bastante rpidamente, el Banco Mundial suspendi el crdito internacional por un ao para forzar al gobierno a promulgarlas. Despus de la eleccin de un gobierno ms neoliberal, este ltimo produjo un documento llamado ARegaining Sri Lanka@ (regaar Sri Lanka), que dice que es una bendicin para el pas de tener en el futuro una mano de obra abundante y barata para atraer el capital extranjero, necesario para el desarrollo de la economa. Y el documento, siguiendo el vocabulario del Banco Mundial, llama eso de Apro-poor grwth : un crecimiento a favor de los pobres@, pero como deca un dirigente de los movimientos campesinos de Sri Lanka, lo raro es que antes de iniciar un crecimiento a favor de los pobres, se deben hacer los pobres.

Sin embargo, como hace ya cuarenta aos que Sri Lanka est tratando de atraer capital extranjero con mano de obra barata, la lucha social se ha desarrollado. La poblacin de Sri Lanka es bastante culta, todos han hecho por lo menos uno o dos aos de secundaria. Eso ha tenido como resultado que la presin social hizo aumentar los salarios, organizar un sistema de seguro de pensin bastante desarrollado. Resultado, la mano de obra de Sri Lanka es demasiado cara y los capitales se van del pas para invertirse en el Vietnam o en China. La nica solucin para el gobierno es de hacer bajar el precio del trabajo si quiere atraer ms capital extranjero, y es exactamente la conclusin a la cual l ha llegado. Est ahora pasando nuevas leyes para disminuir el salario real, la red de seguro social y las pensiones.

Esa es la lgica del capital. Debemos ser muy conscientes de lo que significa. Las consecuencias en Sri Lanka son dramticas. En el ao 2002 el pas ha tenido el ms alto ndice de suicidios del mundo y la mayora eran pequeos campesinos.

III. Analizar la realidad y adoptar una pedagoga adaptada

Hace mucho tiempo que el MST se inspir en el famoso: ver, juzgar, actuar, propuesto por la JOC (Juventud obrera cristiana), fundada por el sacerdote belga, Joseph Cardijn. Y eso realmente es la orientacin que se debe seguir en la formacin de los cuadros.

1. Partir de los actores mismos

Los especialistas de la realidad son la gente, son los campesinos sin tierra, son los pobres que han emigrado en las grandes ciudades. Ellos conocen la realidad porque la viven. Hoy da muchos de ellos tiene informacin y tal vez mucha informacin. Lo que falta generalmente es la capacidad de sistematizarla y organizarla en un instrumento de lucha social. Eso es el papel de los cuadros, observar, analizar, sintetizar, acompaando as los campesinos en su combate cotidiano. Es una tarea relativamente simple, pero que exige un conocimiento de conjunto ayudado por los elementos de formacin que hemos descrito antes y una pedagoga activa.

Un ejemplo de eso fue el trabajo que hemos podido realizar con los obreros agrcolas del t, en Sri Lanka. Estos trabajadores eran los ms pobres del pas. Vivan en condiciones infrahumanas y la mayora eran analfabetos. Reunidos en grupos, la pedagoga consista en hacerlos hablar sobre sus situaciones y sobre los hechos que ellos conocan muy bien. Haba una gran pizarra donde se indicaban todos sus conocimientos, pero puestos en una cierta clasificacin. En una primera columna se escriba todos los hechos econmicos, en una segunda los hechos sociales, en una tercera los hechos polticos, en otra columna los hechos culturales y finalmente los hechos religiosos.

Despus de una hora o a veces dos horas de conversacin, ellos vean cual era su propio saber, ms o menos ya organizado de manera sistemtica. Era un ejercicio muy fcil, y que los interesaba enormemente.

Despus se trataba de establecer las vinculaciones entre los diferentes campos. En el campo econmico se vea algunas situaciones y se poda indicar cuales eran sus consecuencias sociales y eventualmente cual era la vinculacin lgica entre las situaciones econmicas y las orientaciones polticas. Lo mismo vala con los hechos culturales y religiosos. Y as poco a poco ellos empezaban a entender la lgica que funcionaba detrs de los hechos econmicos y sociales.

Evidentemente, no era un puro ejercicio terico. Eso desembocaba sobre una perspectiva de accin : )que podemos hacer nosotros, de manera inmediata, con acciones que toman ms tiempo ; con cuales esfuerzos alcanzarlos ; )que tipo de influencia poltica ejercer, etc.?

Otro ejemplo, fue una experiencia similar en las Filipinas. Un seminario reuniendo 100 personas, cincuenta de las Filipinas y cincuenta de otros pases asiticos se realiz durante tres semanas, en 1976, para formar cuadros al anlisis social, a la reflexin social y a la pedagoga de anlisis. Se llam Ael anlisis estructural@. Este tipo de anlisis que implicaba los actores en su propia situacin y desembocaba en una perspectiva de accin, se repiti en centenares de lugares en las Filipinas, tanto con obreros como de campesinos y tambin de estudiantes, jvenes, religiosos y religiosas.

El resultado fue una ola de conciencia social en el pas que poco a poco influy un gran nmero de personas, durante el rgimen dictatorial de Marcos. Al ao siguiente, cuando regres para hacer otro seminario similar con las responsables de las grandes congregaciones religiosas femeninas de Asia, fu declarado persona non grata en Filipinas y expulsado del pas.

2. El anlisis de la realidad exige una pedagoga

El Brasil tiene la gran ventaja de tener en su memoria colectiva el trabajo de Paulo Freire, que fue ms que un mtodo de alfabetizacin, sino un instrumento de conocimiento social. No se necesita insistir ms sobre la importancia de esta ptica. Tambin Paulo Freire toma como punto de partida el nivel de conocimiento de la gente para ayudarlos a progresar ellos mismos en su capacidad de anlisis, en funcin de lo que pueden finalmente decidir de hacer. En este sentido es muy parecido a la metodologa de la JOC de la cual hemos hablado antes.

La pedagoga no tiene que concentrarse nicamente en el descubrimiento de los mecanismos sociales. Para un movimiento campesino, es tambin muy importante desarrollar un conocimiento tcnico en el dominio de la agricultura. Los dos tienen de ir juntos. Eso permitira de entender que lo social y lo tcnico tienen que integrarse. En general los campesinos no tienen mucha dificultad de entender esa dimensin de la problemtica, porque son acostumbrados a tener que sobrevivir en plena simbiosis con la naturaleza.

Un ejemplo interesante fue la Reforma agraria en el Vietnam. En el delta del Ro Rojo, en el norte del pas, haba una fragmentacin enorme de las tierras, en funcin de la densidad demogrfica. Despus de la Reforma agraria de 1945, las tierras de arroz y de verduras B la mayora de la produccin agrcola B eran colectivas. Por una parte era la continuacin de la organizacin social de la produccin del modo de produccin asitico : cada ao los campesinos reciban una parte de la tierra a cultivar. Existan tambin algunos propietarios privados, resultado de la colonizacin francesa o de la burocracia elitista tradicional que acordaba ms tierra a algunas familias que a otras. Sin embargo, en funcin de la densidad demogrfica, los grandes propietarios eran los que tenan diez hectreas o ms. (Una gran diferencia con el Brasil!

La Reforma Agraria no impuso la colectivizacin forzada del campesino vietnamita. Trat de aumentar la productividad por medio de organizacin de la produccin. La primera medida fue de reorganizar el sistema de riego. Grandes canales fueron construidos por el Estado central, dejando a las comunas la realizacin del riego local. Fue hecho de tal manera que era ms ventajoso para los campesinos de producir en cooperativas que producir individualmente. Hubo tambin incentivos de tipo econmico, para la compra de semillas o de fertilizantes, como para la comercializacin de los productos. Sin embargo, durante veinte aos, cada ao algunos pequeos campesinos retomaban su pedazo de tierra y lo cultivaban con su nico bfalo. Despus de veinte aos, casi todos los campesinos en esta parte del Vietnam haban aceptado entrar en el sistema de cooperativas socialistas.

As, en pocos aos, sin desarrollo tcnico, sin electrificacin, sin mecanizacin de la agricultura, porque ramos en plena guerra, sin abono qumico, la productividad del campesino aument de manera espectacular. Pasaron de una produccin de una tonelada de arroz por ao a nueve toneladas. La reorganizacin del riego y del trabajo que permiti este tipo de progreso. En una Comuna que estudi, Hai Van, esta transformacin se hizo solamente con la utilizacin de la mano de obra local.

En Sri Lanka, la organizacin campesina Monlar ha coordinado de manera inteligente ms de cien movimientos o resistencias locales para representarlas al nivel nacional e internacional. Sin embargo, su accin no se limit a organizar las protestas y las negociaciones con el gobierno o con el Banco Mundial, sino tambin realizaron formaciones de campesinos para modernizar su agricultura en varios aspectos. Tratan de diversificar la produccin, de ahorrar el agua del riego y de luchar contra la enfermedad del pequeo ganadero. As ensean, aliando la protesta social al mejoramiento de la vida productiva de los campesinos. Es un ejemplo muy interesante de transformacin autnoma y la prueba de la posibilidad para la agricultura campesina de resolver el futuro problema de la nutricin de la humanidad.

En el mismo Sri Lanka hubo un movimiento dirigido por un monje budista, para salvar una selva destinada a ser privatizada por el gobierno. Una transnacional americana estaba al punto de comprarla, en bsqueda de nuevas fronteras de acumulacin capitalista. El movimiento antiprivatizacin ha tenido xito y el gobierno fue obligado a parar el proceso de privatizacin. De nuevo aqu vemos una conjuncin entre una realidad social y poltica y una posicin econmica porque al mismo tiempo que se descubri la ilegitimidad de este tipo de privatizacin, se garantiz tambin la base material necesaria a la renovacin climtica del pas. El monje budista que tom esta iniciativa recibi el premio Arey Balduno@ de promotores de desarrollo, como antes que l, Paulo Freire y el MST.

A propsito de este premio puedo contar una pequea ancdota. Cuando la comisin que haba estudiado la candidatura del movimiento regres a Bruselas, recomend el MST para el premio rey Balduno, lo que extra bastante gente. La propuesta fue aprobada y el premio fue otorgado en el Palacio de Bruselas, con todas las fastas de una ceremonia real, en presencia del rey y de las dos reinas, de los presidentes del Parlamento y del Senado, del gobierno, de los rectores de las Universidades y de todo el establishment belga. En las grandes salas del palacio con los soldados en uniforme del siglo XVII y una msica militar, entr la campesina brasilea para recibir el premio de las manos del rey.

Eso provoc casi un incidente diplomtico. El embajador de Brasil recus de venir asistir a la ceremonia. El presidente Fernando Henrique Cardoso acus Blgica de atribuir un premio a un movimiento terrorista. Durante la recepcin el rey me llam, diciendo: AHe odo decir que Usted es un amigo de Fernando Henrique Cardoso. Estoy muy molesto, porque estamos al borde de un incidente diplomtico. Mi hijo (el prncipe Felipe), que tena que ir la semana siguiente con un grupo de empresarios belgas a Brasil, ha sido declarado persona Anon grata@. )Usted no podra tomar el contacto con el presidente para tratar de explicar lo que significa el premio rey Balduno? Contest que haba conocido a FHC en el pasado, pero que yo no estaba de acuerdo con el tipo de poltica que segua en Brasil. El rey me contest que cuando uno es amigo de una persona, eso sobrepasa las diferencias polticas. Contest de nuevo, que si pareca til para las relaciones entre los dos pueblos, yo estaba dispuesto a tomar el contacto con el presidente de Brasil.

Escrib una carta a FHC, expresando la preocupacin del rey y diciendo que la atribucin del premio rey Balduno no era una intromisin en los asuntos interiores del pas, sino el reconocimiento de los valores que viven un pueblo. Termin diciendo que esperaba que su presidencia no sera recordada en la historia como la que hizo entrar el Brasil en el neoliberalismo, sino en un periodo de justicia social. Nunca me contest, pero el rey manifest su acuerdo con mi negocio.

IV. La importancia de la cultura y de la espiritualidad

Durante el simposio de la inauguracin de la Escuela de cuadros del MST hubo mucha insistencia sobre la centralidad de la cultura. Nestor Kohen insisti sobre el rechazo del economicismo, para ser fiel a un enfoque realmente marxista. Ester Cecea record la importancia de la memoria y Fernando Rojas, de Cuba, mostr como la cultura puede renovar la experiencia revolucionaria. Toda la experiencia del MST siempre ha sido global, incluyendo la cultura como parte esencial de la construccin de su accin social. No es necesario insistir sobre esta dimensin porque ya est muy presente dentro de toda la tradicin del movimiento.

Quiero, sin embargo, insistir sobre un aspecto particular de la cultura, la espiritualidad. No podemos pensar, evidentemente, que la espiritualidad sea el monopolio de la religin, sin embargo, las religiones pueden contribuir a motivar el compromiso social y revolucionario.

En 1986, he compartido en Cuba un curso intensivo de Sociologa de la Religin, que fue organizado por el Comit Central del Partido Comunista en los locales de la escuela de diplomacia. Era el resultado de una preocupacin de los intelectuales cubanos marxistas que descubran que la posicin del partido sobre la religin en Cuba, equiparndola al opio del pueblo, no corresponda a la realidad completa de la situacin latinoamericana. Por una parte, haba muchos cristianos comprometidos en los movimientos revolucionarios de Guatemala, del Salvador, de Nicaragua y por otra parte el pensamiento teolgico de la liberacin no poda ser equiparado al opio.

As, despus de varios aos de discusin, finalmente se organiz este curso, durante dos semanas, con participacin de treinta personas, generalmente los encargados ideolgicos de las grandes instituciones del Estado de Cuba, tanto en la educacin como en la administracin y en el ejrcito.

Empec el curso con un anlisis de varias situaciones en la historia y en la actualidad, donde religiones y actores religiosos jugaban un cierto papel. El anlisis de estas situaciones permiti de llegar a una conclusin: en ciertos casos la religin es un opio para el pueblo, en otros casos es una fuente de inspiracin para el compromiso social y an revolucionario. Eso era un mtodo realmente marxista, es decir, salir de lo real para analizarlo. La actitud pasada del partido en Cuba haba sido bastante dogmtica, lo contrario de lo que Marx haba propuesto. No debemos olvidar que a los que pretendan hacer del atesmo la condicin sine qua non de la pertenencia al proyecto socialista, Marx contest que el enfoque que adoptaban era todava un enfoque Ateolgico@, pero al revs. El enfoque marxista es un mtodo de anlisis para cambiar al mundo. La transformacin del anlisis en dogma es la peor deformacin que un pensamiento, como el de Marx, ha podido conocer.

Hablando de espiritualidad, uno puede recordar varios aspectos de la revolucin sandinista en Nicaragua. Basta hacer alusin, por ejemplo, a la misa campesina, donde se canta el Dios de los pobres; o de la relectura de la Biblia con los ojos de los oprimidos. La teologa de la liberacin en la experiencia de Nicaragua ha tenido una aplicacin real, evidentemente no sin ambigedades, pero concreta. Todo eso signific un desarrollo espiritual, al mismo tiempo que la expresin efectiva de un compromiso a favor de un mundo ms justo y ms humano.

En Venezuela, con la revolucin bolivariana, los cristianos se han puesto muchas cuestiones. He podido participar al programa de Hugo Chvez llamado AAl presidente@. Como l me haba pedido de tomar la palabra, empec precisamente por el problema religioso, diciendo : A Usted, Sr. Presidente, le acusan de manipular la religin. Sin embargo, despus de ms de cincuenta aos de trabajo en Amrica Latina, lo que yo he experimentado es la utilizacin de la religin por las clases dominantes y no por los que quieren cambiar la sociedad. Nosotros, cristianos, muchas veces esperamos que las revoluciones sean hechas por ngeles. Con este tipo de actitud podemos esperar hasta el fin del mundo. Ninguna revolucin ser hecha por ngeles. Por eso, an la revolucin bolivariana tiene muchos defectos que podemos criticar. Sin embargo, el problema no es de esperar una situacin sin ambigedades, sino de elegir sus ambigedades, las ambigedades de los ricos o las ambigedades de los pobres. Por eso los cristianos no pueden quedarse fuera del camino. Tienen que tener un compromiso completo, an si es crtico, pero del interior.

Cuando hablamos de referencia religiosa y de espiritualidad, no queremos limitar eso al cristianismo o al catolicismo. Hay varias tradiciones religiosas en el mundo y todas tienen sus aspectos positivos, una fuerza, una riqueza. Sin embargo, no a cualquier condicin. Se trata de adoptar la defensa de los oprimidos, de poder vivir la lucha de manera especfica con una tica y una referencia a una meta que va ms all de lo cotidiano y tambin significa combatir la manipulacin de la religin como ideologa del poder, o peor todava, como legitimacin de la guerra, lo que es el caso hoy de la guerra de Irak y de los discursos de G. W. Bush.

Por todas estas razones, la dimensin religiosa y espiritual es importante en la formacin de los cuadros. Aqu, en Brasil, la Iglesia de Dom Helder, de Dom Pedro Casaldliga, de las Comunidades Eclesiales de Base, de la Teologa de la Liberacin, felizmente todava vive.

Conclusin

Una Escuela de Formacin de Cuadros es un proyecto esencial. La experiencia muestra que todo movimiento social o poltico que abandona la formacin de cuadros termina en el pragmatismo o en el oportunismo. Una iniciativa como la que se inicia aqu, en la Escuela Florestan Fernandes, es un instrumento de transformacin social, una instancia crtica para el movimiento mismo y una fuente de renovacin perpetua. Mejores deseos para la Escuela, deseando que sea siempre fiel a los objetivos del MST.

  • Inauguracin de la Escuela nacional Florestan Fernandes, del MST, 22.01.05.
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