Por Yohanka León del Río
En la Feria de La Habana, desde su surgimiento las presentaciones son oportunidades para poner en común razones y sentires del pensamiento razonado, narrado, cantado, mirado o pintado. Es una grata ocasión para dar vuelta una vez más a las constantes ideas surgidas de hombres y mujeres, aconteceres y acontecimientos marcadores de épocas y generaciones.
En esta ocasión, la invitación a compartir la presentación de un libro de la Editorial Caminos en compañía del hermano Joel Suarez, es una agradable complicidad para exponer en argumentos y otros imprescindibles detalles a ser sentidos, el aporte del libro como hecho cultural y político.
La compilación elaborada por los autores Luz Ángela Rojas Barragán y Nicolás Armando Herrera, con una primera edición argentina en 2018 y ésta, del 2020, que pone en manos de lectores cubanos la editorial Caminos, vuelve a los anaqueles de La Feria de La Habana del 2023 ungiendo una certeza: la presencia perdurable del legado polifónico del amor eficaz sembrado por Camilo Torres Restrepo.
Un miércoles 15 de febrero, como hoy, pero martes, en el año 1966, en San Vicente de Chucurí, departamento de Santander, dando combate, atrapado en una emboscada, entregaba su vida el guerrillero del Ejército de Liberación Nacional de Colombia, Argemiro.
El febrero 3 del año 1929 veía la luz la vida de Camilo Torres Restrepo quien para el pueblo colombiano es la insignia de dignidad, lucha y amor por el prójimo. Sociólogo, religioso, luchador social, guerrillero son emblemas del pensamiento crítico y la práctica reflexiva, que hace valer su divisa de echar por tierra, todas aquellas relaciones que hagan del ser humano un ser humano desdeñable.
Camilo Torres Restrepo. Polifonías del amor eficaz, es un cuaderno para el estudio profundo, serio y distinto del pensamiento crítico del revolucionario latinoamericano. Son dieciséis textos en la edición cubana, para adentrarse por varias escalas tonales, y con un preciso afinador, a los nudos interpretativos de la realidad colombiana y regional, a las categorías de su cosmovisión cristiana y humanista, a su propuesta de praxis política, a sus proclamas de líder social popular y a su proyecto de revolución anticapitalista.
Sin lugar a dudas, es un libro para el trabajo de formación política necesario en la actualidad para los movimientos sociales populares y para la construcción teórica de la lucha emancipadora. Hacer la revolución, para Camilo Torres, era hacer un proyecto de sentimiento, pensamiento y acción del amor radical. Aquel que va la raíz, la del ser humano total, en su reivindicación de dignidad y justicia, en la consecución de la felicidad.
En su voz y hacer, no eran palabras estridentes con sonido ahuecado y sordo, sino acciones concretas de hechos visibles y cotidianos, de organización, movilización, formación y comunicación para la lucha, la acción transformadora. Esta, solo posible desde y con las propias fuerzas ingentes del cambio, el pueblo trabajador, los hombres y mujeres pobres, al decir del poeta “ninguneados”. Todos llamados por la voz convocante del sacerdote, amigo, compañero, hermano, a conocerse, a verse a sí mismos, a amarse a sí mismos, a renacerse.
Un cardenal diría que era idealista, que le falto discernimiento. Algo contraproducente, porque no puede no tener discernimiento, un pensamiento puesto en las contradicciones reales de la vida social. Desde el punto de enunciación explícito de los oprimidos, y desde el compromiso en espíritu y praxis con la trasformación de sus vidas, no por ilustrados mensajes, el idealismo necesario militante, discierne por la puesta en el lugar y el sentir de estos como propios.
“Como sociólogo he querido que este amor se vuelva eficaz, mediante la técnica, la ciencia”, pedía a sí mismo el joven, egresado de la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica y cofundador junto a Orlando Fals Borda de la primera facultad de sociología de América Latina. Ordenado ya sacerdote, con estudios previos en derecho, emprende una formación en teoría social con la impronta del pensamiento y la acción social de los mineros del carbón, de las cooperativas agrícolas, de la juventud católica, de los obreros, el sindicalismo cristiano, todo un terreno de acción social que se desarrollaba en Bélgica.
Asimiló y procesó desde su interpretación situada latinoamericana la teoría social francesa, los métodos etnográficos, estadísticos, demográficos, la sociología urbana, psicología social. Todas herramientas para comprender y hacer la revolución como cambio social radical. Camilo se sumergió en el estudio del marxismo, su humanismo, la crítica a la enajenación y el fetichismo del capital. Todo esto favoreció su aporte indiscutible a la teoría social latinoamericana, la metodología de la investigación acción participación, esencialmente para radicar desde un hacer sistemático y fundado, la urgente acción transformadora para Colombia.
Sin lugar a dudas, Camilo coloco de manera eficaz, el amor por la ciencia social, las humanidades, imprescindibles para afrontar los problemas que afectan la vida social del pueblo, de sus cotidianidades, del país y de la región. Ese saber humanístico, esa investigación social, no es mera descripción, sino proyectos radicales de cambio, porque se hacen en la construcción colaborativa del conocimiento democratizado, horizontal participativo y eficiente en sus procederes y prácticas.
Desde la tesis de grado titulada “Una aproximación estadística a la realidad socioeconómica de Bogotá”, publicado en 1987 como “La proletarización de Bogotá”, pasando por sus estudios “La violencia y los cambios socioculturales en las áreas rurales colombianas”, y “La desintegración social en Colombia está gestando dos subculturas”, hasta sus textos políticos de mensajes y el semanario “Frente Unido”, Camilo lega un innovar otro teórico. Haciendo escuchar las voces propias de la mayoría oprimida de los prójimos, fueron fundándose sus razones y conceptos propios, mucho más claros y distintos que lo que toda razón metódica occidental pudiera hacer posible.
El decir cierto de Camilo imanta. Cuando en búsquedas intelectuales andábamos por los años noventa, descubrir la Revista Pensamiento crítico, fue una revelación al encontrar en el número 1, de febrero de 1967, dedicado completamente al tema de la revolución, como primer texto, el escrito “La violencia y los cambios sociales”, del año anterior publicado en los meses posteriores a la muerte de Camilo. Inspirado el proyecto de la Revista Pensamiento crítico en las luchas de liberación nacional, y la revolución popular, anticolonial y antimperialista, el texto de Camilo Torres exhibió el talante radical y riguroso del que la publicación seria merecedora.
En el texto el aborda la significación de las generalizaciones para un adelanto de hipótesis de trabajo, tomando en cuenta los análisis empíricos positivos, aun cuando advierte sobre la incomprensión ambivalente de los profanos y los divinos en la interpretación del fenómeno de la violencia en Colombia. El texto de Camilo se justificaba en ese lugar por el propósito expresado por el consejo Editorial en la nota introductoria “Contribuir a la incorporación plena de la investigación científica de los problemas sociales a esa Revolución…”. Quedando no mejor dicho hoy, como en aquel momento, “Opinamos que el intelectual revolucionario es, ante todo, un revolucionario a secas, por su posición ante la vida; después, aquél que crea o divulga según su pasión y su comprensión de la especificidad y el poder transformador de la función intelectual. Si la primera condición existe, le será fácil coincidir con la necesidad social. Con arreglo a esta opinión trabajaremos”.
El legado de Camilo Torres sigue labrando caminos. Quiero compartir con ustedes su legando inmanente en las movilizaciones permanentes del movimiento social popular organizado de Colombia. El próximo 20 de febrero tendrá lugar la sesión de fallo final del Tribunal Popular en Siloé, Cali, Colombia, por la búsqueda de la verdad y justicia para las víctimas del Estallido Social entre el 28 de abril y el 12 de junio de 2021. Este es una iniciativa amplia de y para la sociedad, de carácter extrajudicial, organizada y promovida por la propia comunidad, sus pobladores, los familiares de las víctimas, organizaciones sociales, investigadores sociales, abogados todos desde la integralidad y compromiso social a favor de toda forma de vida, por la justicia.
En la consecuente tradición camilista todo ese grupo colaborativo llevo a cabo una investigación popular, y profesional interdisciplinar e internacional, en la recopilación de material probatorio de los delitos cometidos en un grado muy alto, contra Siloé, víctima de la represión violenta por la fuerza pública, la persecución judicial, policial, paramilitar y el terror del Estado.
Como parte del equipo de magistrados, he tenido la posibilidad y el privilegio de acompañar ese proceso, conocer y comprobar in situ la voluntad de la comunidad de Siloe, sus hombres y mujeres en la lucha y resistencia por la búsqueda de la verdad y la justica. Una comunidad que ha logrado organizar propositivamente su indignación y justicia en un proyecto de autoestima popular, dignificación , reivindicación de sus legítimos derechos a la vida en paz , a su identidad cultural, autodeterminación popular, al reconocimiento de sus derechos humanos como comunidad en el acceso a los recursos comunes y el bienestar social. Tal proceso popular ha generado una autorganización comunitaria de empoderamiento, movilización y radicalización de conciencia social.
Me permito en este espacio dar voz a este reclamo justo y una vez más dar fe y testimonio de la certeza primera: la presencia del amor eficaz como arma para trasformar.
Muchas gracias a Caminos y el Centro Martin Luther King por esta invitación a la lectura urgente con esta compilación del sagrado asunto profano de las revoluciones.