La Marina, pone en la cámara el milagro del cual habla el realizador boliviano, ese que él denomina “mirar la esencia de las realidades”, puesto que ella misma, sin el permiso de nadie y los abrazos de no pocos, coloca toda la historia donde rodeada de sus vecinos, ha ido armándose, haciéndose de sí y para los demás. En el documental vemos que si bien dicha barriada, aun sigue estigmatizada por sus paisanos, ella se brinda, se abre, no sabe de cerrar sus calles.
En poco más de media hora, con planos que nos van colocando espaciadamente las fachadas sociales y arquitectónicas del lugar; terminamos encontrándonos, frente a un tributo que urgía ser recogido, en son de anuncia y denuncia, en lo posible de la dicha del abrazo.
Desde las pericias de este barrio en sus amaneceres moldeados con sus propias manos; reconstrucciones de una época y pasajes, que son la razón de un hoy; hasta las imprescindibles entrevistas, ora testimonio, ora recuento del proyecto sociocultural encabezado, por quienes supieron de su fuerza (en lo personal y colectivo).
El audiovisual “Bendita sea La Marina”, transita por cada hilo conducente que ha logrado el comienzo y ulterior progresión de la transmutación necesaria, pero sin deshechar lo que fueron, son y serán. Las imágenes convocan a saber de ellas y ellos. Nos dan por sentado que no veremos un intento de rodar algo terminado, en cambio, el espectador sabrá el llamado a la urgencia de continuar.
Aquí nadie aboga por una retórica de lo inacabable, tampoco deviene en una secuencia de alabanzas. Esas son piezas elementales que al engarzarse hacen del material, una propuesta de cómo debe enunciarse la humildad. Es la que viene dando motivos para la toma de la conciencia crítica a la cual refiérese Sanjinés. Una conciencia crítica exteriorizada en el audiovisual ”Bendita sea La Marina”, nunca en un curso y discurso que se aleja de la realidad, escondiéndose en falsos conceptos intelectuales, siempre, haciéndonos ver, y creer, en el poder de gestión de los que organizándose todos, hacen una mano, y son luces, y son cámara, y son acción.
por: Frank García Hernández