¿Usted cree que hay más sensibilización en cuanto a las cuestiones de género?
Creo que esta sensibilización viene creciendo por varios motivos. En América Latina y el Caribe tuvimos un fortalecimiento de la visión crítica con respecto al neoliberalismo e incluso de una visión anticapitalista, y eso mejora las condiciones para la lucha feminista. Evaluamos que cada vez que hay un refuerzo del capitalismo, se refuerza el machismo.
La existencia de la MMM fortaleció un campo popular del movimiento de mujeres y una de nuestras estrategias de organización es construir alianzas con los movimientos sociales, y eso amplía nuestro espacio de intervención y construcción de una agenda política. Al mismo tiempo otros sectores del movimiento de mujeres también están más activos en esta década.
De muchas demandas todavía pendientes en América Latina, la criminalización del aborto sigue como pauta de discusión. ¿Hubo algún avance?
En el tema del aborto tuvimos más dificultades para hacer frente a la onda conservadora, porque las contradicciones que tenemos con los sectores progresistas, de izquierda, son enormes. Además de que continúa siendo muy difícil que gran parte de las mujeres se posicionen. Y éste fue uno de los temas que tuvo más retroceso a partir de la segunda mitad de los años 90.
Pero creo que en los últimos años creció la ofensiva por parte del movimiento de mujeres inclusive con la constitución de articulaciones más amplias. En Brasil creamos un Frente Nacional por la Descriminalización y Legalización del Aborto. Pero es importante recordar que fue en un momento de fuerte criminalización de las mujeres, con el señalamiento de las mujeres a partir de fichas de atención en una clínica.
Un momento en el que quedó en evidencia que estábamos recuperando espacio fue en el Forum Social Mundial, en Belem [enero de 2009, en el estado brasilero de Pará]. Conseguimos tener buenas actividades, movilización, visibilidad y percibimos la sensibilización de otros sectores. Y oí, por ejemplo, a varios hombres en los debates generales hablando sobre el tema del aborto.
En la medida en que queda en evidencia que el modelo neoliberal no es lo ideal, ¿usted cree que las mujeres han conseguido poner en práctica sus propuestas políticas y económicas? ¿De qué manera?
Creo que tenemos algunos avances en la economía solidaria, en la construcción de una visión contra-hegemónica a partir de las contribuciones de la economía feminista. Y, principalmente, tenemos una gran contribución de las campesinas, quilombolas e indígenas (de América Latina en general), en el tema de la soberanía alimentaria y de la economía campesina y de las prácticas económicas tradicionales que resisten al mercado capitalista.
Es interesante recordar que hasta hace pocos años estas experiencias eran desvalorizadas y clasificadas como atrasadas y remanentes, que serían absorbidas por el mercado. Hoy hay todo un debate que en verdad es de construcción de nuevos paradigmas. Y en todos estos procesos hay una fuerte presencia y contribución de las mujeres.
Otro punto importante acentuado por la crisis financiera, pero que ya viene formándose hace algún tempo, es la feminización del proceso migratorio, sobre todo con las mujeres latinas. ¿Cuál es su opinión sobre las incidencias políticas en esta área?
La migración en América Latina y el Caribe y en muchos países se convirtió en una importante fuente de entrada de divisas. Y los datos muestran que las mujeres aunque ganen menos envían más valores mayores y más constantes.
Me parece que esta realidad sólo va a modificarse si hay cambios significativos en las políticas económicas y en la cuestión del trabajo. Pero también tiene que intensificarse el combate al tráfico y a la industria de la migración. Hay estudios que muestran que la mayoría de los pobres que migran lo hicieron a través de agencias y de esa modalidad de endeudamiento.
Hay mucha expectativa sobre esta 3ª Acción Internacional, propuesta por la Marcha Mundial de las Mujeres. ¿Cómo ha sido la receptividad del acto?
Ha sido muy buena. En Brasil tendremos la presencia de varios sectores que no participan del día a día de la Marcha Mundial de las Mujeres, pero que percibieron la importancia de esta gran movilización y estarán marchando. También otras organizaciones como los sindicatos están apoyándonos, inclusive materialmente.
En este 8 de Marzo, en el que se celebran los 100 años de la declaración del Día Internacional de la Mujer, ¿cuáles son los valores que necesitan ser mejor asimilados por las poblaciones?
Todavía tenemos que conquistar una visión de conjunto del derecho a la autonomía y auto-determinación de las mujeres, o sea que seamos vistas como sujetos y no como inferiores o en función de la familia, maternidad e hijos. Y eso tiene que expresarse en cambios concretos como, por ejemplo, la superación de la división sexual del trabajo que pasa por cambios en el trabajo remunerado y en la casa.
Nosotras continuamos como casi las únicas en trabajar en la casa. Pasa por la superación de las desigualdades salariales, profesionales y en la producción rural. Pasa por la construcción de nuevas relaciones y nuevas organizaciones familiares y un nuevo modelo de sexualidad. Además de eso, pasa por superar las enormes desigualdades en los espacios de poder y decisión.
Si conseguimos todo eso creo que podremos ver desaparecer al machismo, la violencia contra las mujeres y podremos estar más cerca de la igualdad. Pero nosotras sabemos que eso sólo será posible en el medio de un proceso general de transformación y de construcción de nuevas relaciones sociales. Por eso, en la Marcha hablamos de cambiar la vida de las mujeres, para cambiar el mundo para cambiar la vida de las mujeres.
Traducción: Daniel Barrantes