“Tiendo mi mano y a veces está sola, y está más sola aún si no la tiendo”.
La desesperanza aprendida consiste en perder los deseos de reaccionar al ver constantemente consecuencias adversas aunque respondamos de manera diferente. Pero cuando estás en un espacio donde puedes visualizar que pequeños cambios en pequeños lugares sí generan consecuencias distintas, cobra sentido la frase “No desmovilizar la esperanza”.
“Debes amar el tiempo de los intentos”.
Este Taller de Devolución de Experiencias de las Redes a América Latina y el Caribe más que un intento, es muestra de que el compromiso militante, los acumulados de lucha de los pueblos del continente con sus herramientas y aprendizajes, son necesarios para seguir construyendo un movimiento organizado en los territorios.
El encuentro nos posibilitó fortalecer la entrega, los sentimientos, la coherencia que provoca la apertura a pensar en la interculturalidad (lenguajes, modos de vida, visiones propias de cada pueblo) como el lugar donde revive la esperanza, la empatía, el reconocimiento del otro. Aprendimos a construir relaciones basadas en el amor, el pensar colectivo, la sensibilidad, y a vivir el internacionalismo. Nos impulsó a reencantarnos y llevar las cosas a la práctica desde la humildad.
Nos urge ampliar las redes de solidaridad en lo interno y en los procesos latinoamericanos y a nivel mundial; analizar los desafíos del contexto cubano, a través de los desafíos del continente y de la necesidad de hacer una Revolución Internacional “Con todos y para el bien de todos”.
“Muchas personas pequeñas, haciendo cambios pequeños, en pequeños lugares, pueden cambiar el mundo”.