Generalmente a las mujeres no nos cuesta mucho hablar, somos ms extrovertidas, ms sensibles, apegadas a los detalles, ms tiernas (ojo con las trampas del lenguaje); pero, cuidado, tambin sabemos ser fuertes, tomar decisiones difciles y hacer valer nuestros derechos.
Claro, llevamos sobre la piel las marcas de una cultura patriarcal impuesta por el varn y por el poder otorgado a ese varn para sojuzgarnos e, incluso, para construir hasta nuestro propio discurso. En pocas pasadas nuestra voz era apenas un silbido, un susurro en medio de las sombras; pero los tiempos cambian y qu bueno, porque con la mitad de la humanidad que somos se pude contar para algo, no es cierto? En eso tenemos que agradecerle a los movimientos feministas que desde su lucha supieron levantarse contra dogmas, prejuicios, desigualdades y reivindicar nuestra identidad de gnero.
Y qu bueno tambin que en medio de la Cuba profunda, en un barrio urbano, popular, de fuerte tradicin machista, donde convive el babalao y el protestante, el catlico y el ateo, donde an a la mujer se le valora por su apariencia y no por su esencia; en un Centro que desde su gnesis se propuso trabajar las mltiples opresiones presentes en las relaciones sociales, nos juntemos mujeres y hombres diversos: negros, mulatos, blancos, del campo y la ciudad, jvenes, menos jvenes, con diferentes credos y cosmovisiones para mirarnos por dentro y descubrirnos desde los constructos sociales y culturales como dira Mirita, la sexloga, o percibir que podemos aprehender nuevos conceptos y cargarlos de significado, como el de sororidad que nos dej pasmados/as y fue tan vehemente defendido por Raquelita, la pastora.
Y tammbin lleg Carmen Nora, con su sabia palabra, a devolvernos esa otra mirada: la teora de gnero ha contribuido a visibilizar otras desigualdades en nuestras comunidades, otros prejuicios y estereotipos. Tenemos una serie de estigmas sociales que producen marginacin, exclusin (por raza, edad, religin, poder adquisitivo, dimensin sexo-ertica, entre otros).
Entre todas/os fuimos creciendo desde el pie, comunicando visiones, experiencias, sueos y proyectos. A partir de herramientas y contenidos aparecieron nuevas preguntas: cmo incorporar la dimensin de gnero a la vida y al trabajo comunitario, compartir y transmitir lo aprendido en la comunidad.
Y aqu aparecieron las imgenes, porque el taller estuvo lleno de smbolos, dibujos, collages por todas partes; estuvo lleno de poesa y de ritos, esos que tanto hacen falta en la vida cotidiana, que nos ayudan a vivir en armona con nuestras emociones y a descargar esa suerte de esquizofrenia social que nos traga.
Lleg tambin el aporte de Javier, el pastor de Guanajay, que reivindica el gnero no como una cuestin de mujeres, sino como algo tambin intrnseco al varn. Y aqu, le cedo la palabra a mi colega Marcel
Para escuchar a un hombre hablar sobre s mismo permtanme asegurarlo a m, que soy uno de ellos primero debemos escuchar los comentarios sobre la ltima marca deportiva importante, la situacin econmica del pas, el modelo de tal o ms cul automvil nuevo, o las bondades (en el mejor de los casos) del sexo femenino. Aun as, despus de la larga muela, es probable que aparezcan otros temas antes de que nos detengamos a mirarnos en serio, de una manera no complaciente.
Lo excepcional, lo sobrenatural y lo hermoso del taller sobre gnero y masculinidad, Ser hombres y ser mujeres hoy, celebrado recientemente en el Centro, fue que los hombres all reunidos nos quitramos, por un rato, las mscaras para hablar de cosas tan importantes como la violencia, el miedo y la sexualidad.
Parece fcil, pero cuando se tiene que responder preguntas como qu es lo que ms te gusta de ti como hombre, qu cosas cambiaras y cules son tus defectos, uno se da cuenta que ha pasado la mayor parte de la vida con una visin aburrida e irresponsable de su propia persona.
En dilogo permanente con las mujeres reunidas all, logramos identificar algunas de las problemticas que se dan hoy en la familia, los centros de trabajo y la propia comunidad. El machismo, la exclusin, la baja auto-estima de hombres y mujeres y la desigualdad de oportunidades son elementos enraizados en nuestra vida cotidiana. Poder identificarlos, adquirir conocimientos tericos de lo que son las relaciones de gnero, y darse cuenta de que la mayora de las veces los cambios dependen de nosotros mismos, fueron los grandes aprendizajes de este taller.