Recuerdo cuando hace algunos años me llegó el rumor de que Robert Plant, el ex vocalista de Led Zeppelin, se encontraba en una visita privada a nuestro país. Y realmente no lo contacté en dicha ocasión porque no es fácil dejar de ser periodista en una encrucijada como esa.
Sin embargo, hace tan solo unos días, me informaron de muy buena tinta que Sting, el ex vocalista de The Police, estaba entre nosotros en una visita privada. Pero en esta isla larga y estrecha, es imposible guardar el secreto de un suceso de tal magnitud. El caso es que en la noche del jueves formé parte de un improvisado grupo de artistas, de amigos, para compartir unos momentos con el músico británico. Lo que a continuación intentaré resumirles debiera ser conocido por todos aquellos músicos que desean visitar nuestro país, para que de una vez y por todas sepan que van a ser “infectados” —como le ocurrió a Swing—, con el virus del amor por Cuba.
El protocolo de esa noche se comienza a romper con una excelente representación de la tradición sonera que es el grupo de Compay Segundo, cuya música no por ser sangre de nuestra sangre deja de impresionarnos con su sabor de lo auténtico. Así que no imagino hasta qué dimensión se trasladaron Sting y su esposa, que tiraron sus pasillos con la magnífica pareja de baile de Los hermanos Santos.
Una vez concluida esta primera parte, Sting, quien magnetizó a todos por la humildad y sencillez en su diálogo con los cubanos, no sabía lo que le esperaba. Nosotros tampoco.
El trovador Carlos Varela organizó un piquete ocasional conformado por un guitarrista como Elmer Ferrer, Michael Oliveras, de Síntesis en la batería y nada menos que X Alfonso al contrabajo. Antes de comenzar con una breve selección de su extenso repertorio, como “Habáname” y “Siete”, Varela le trasmitió al visitante en nombre de todos, nuestros sentimientos de admiración y de orgullo por tenerlo entre nosotros. Obviamente, al terminar Carlos su actuación, invitó a Sting para que nos regalara una canción. Con todo el público de pie, comprobé que “Fragile” suena igual en cualquier guitarra que ejecute su creador.
Si emocionante resultó escuchar el peculiar timbre de su canto, este no se quedó menos, al comprobar el coro que le hicimos en el estribillo de dicha canción. En momentos como este no puedo dejar de pensar en grande, en nuestro pueblo grande que tiene todo el derecho del mundo de disfrutar del arte de músicos de la talla de Sting, momentos que cada vez veo más cerca. Todos los que estábamos allí, reconocidos cantantes nuestros como Amaury Pérez, Sara González y Liuba María Hevia además del trecero Pancho Amat , la violinista Marta Duarte y la escritora Wendy Guerra entre otros, nos hermanamos en la complicidad para que el hechizo alcanzado no se rompiera. De nuevo Varela se hizo dueño de la escena para interpretar un roqueado “Robinson”, en cuya música se montaron Carlos Alfonso y Ele Valdés, principales voces de Síntesis, para cantar un encendido “Opatereo” acompañado por todos los allí presentes. Sin darle un respiro a Sting, tocó el turno a César López, estelar saxofonista de jazz quien entrego temas que van desde la más criolla cuerda de Sindo Garay hasta aires de Lennon y McCartney, ejecución que inspiró a Sting para coger de nuevo la guitarra para interpretar su antológica “Roxanne”, en esta ocasión acompañado por todo el grupo. Por si fuera poco, Varela introdujo a un pianista estelar como Ernán López-Nusa quien en varias ocasiones puso al público de pie. Ante la naturalidad de un improvisado derroche de talento procedente de las más diversas fuentes, un Sting emocionado expresó las siguientes palabras:
“Hoy estuve por una escuela de música en donde pude ver a los jóvenes estudiantes, pero lo de esta noche me confirma que Cuba tiene un tesoro que vale mucho más que el petróleo, mucho más que el oro, mucho más que la tecnología, que es la riqueza de su música”.
Pero esto no fue nada. Es cierto que si Sting regresa a Cuba como parte de The Police, el gustazo para nosotros va a ser tremendo. Pero ellos, en particular Sting, van a conocer de verdad lo que es un pueblo agradecido, hospitalario y que valora mucho una de sus principales riquezas.
