Todo proceso educativo se desarrolla a partir de ideas concretas sobre sus contenidos y la manera en que estos se abordan. Los espacios y las experiencias educativas promovidas por el Programa de Reflexión/Formación Sociotelógica y Pastoral del CMMLK lleva implícita una determinada manera de concebir la teología, la espiritualidad y la lectura bíblica a partir de una pedagogía y una metodología específica. Cada uno de estos elementos constituyen ejes/énfasis de nuestra labor que deseamos compartir con las lectoras y los lectores. En esta oportunidad nos referiremos a la teología que acompaña el trabajo que realizamos.
Desde nuestro programa promovemos una teología contextual, bíblica, ecuménica y liberadora, es decir, una teología que tiene en cuenta dos elementos fundamentales: la realidad en que vivimos y los textos bíblicos que la iluminan; que asume el criterio y las experiencias de fe de cristianas y cristianos de diversas denominaciones y tiene como objetivo acompañar diferentes procesos de transformación social y eclesial, comprometida con la justicia, la paz, la integridad de la creación, y la formación de nuevos modelos de liderazgo.
Por supuesto, esta teología se construye a partir de la reflexión comunitaria que surge en múltiples procesos de diálogo entre los diversos sujetos que conforman nuestras comunidades de fe. Es una teología que toma forma en procesos participativos de análisis y reflexión sobre la realidad y la Biblia. Abierta, sensible al cambio y la transformación que propone la práctica en las diferentes esferas de la vida. Una teología perfectible, que asume el desafío de mostrarse inconclusa y de invitar a ampliar sus perspectivas. Que promueve el debate sobre la manera en que estimula diferentes tipos de liderazgo basada en la crítica de sus propias prácticas comunitarias.
Afinca, además, sus raíces en la realidad del pueblo cubano y se compromete con la transformación de ella. En esta teología influyen los ricos y diversos elementos de nuestra cultura, constituidos en los fecundos procesos de formación y consolidación de la identidad nacional. En ella se expresan las convicciones, inquietudes y anhelos de los múltiples sujetos que componen nuestra nación, a través de sus propios símbolos identitarios.
Se apropia, asimismo, de la capacidad creadora de nuestro pueblo, su inclinación a la solidaridad y al altruismo, sin dejar de ser una teología crítica que aporta elementos para el ejercicio de la autocrítica, el análisis y la reflexión sobre los retos del presente. Es cubana, pero a la vez comparte con la reflexión popular y las luchas de América Latina. Se enriquece con los sentimientos e ideas que surgen en diversas experiencias liberadoras del continente, y se identifica con los procesos de transformación social y eclesial latinoamericanos que surgen de la opción por la justicia del lado de las y los humildes, oprimidos y marginados.
Esta teología propone, además, el respeto por las diferencias que se manifiestan en la creación y que, al mismo tiempo, la enriquecen. Es una teología que se pronuncia con perspectiva de género, reconoce la diversidad del ser humano expresada en la multiplicidad de razas, corrientes de pensamiento, modos de vivir la sexualidad y la espiritualidad.
Es una teología que aboga por el derecho de las mujeres y los hombres a construir su felicidad y a obtener de la sociedad y la iglesia los medios que necesitan para conseguirlo. Nuestra teología quiere influir en las nuevas generaciones y aportarles herramientas para la transformación integral de la realidad en que viven.
Esta teología invita a la recreación y celebración de la vida con la certeza de que es posible lograr un mundo mejor para las mayorías, en el cual se desarrollen relaciones de convivencia más en consonancia con la dignidad plena de las personas. Para ello, propone una constante resignificación de las imágenes del ser humano, de Dios y de la Iglesia, que ofrezca elementos de juicio más cercanos a la realidad de las personas, a sus sospechas, búsquedas y expectativas; proceso que aporte sentido y significado a nuestras luchas y esperanzas.