Entonces se unieron sectores populares y gobiernos progresistas para desmontar el plan de dominación económico y financiero que se intentó imponer desde el norte. El no al ALCA representó un reimpulso articulador para las fuerzas populares. Las consecuencias del modelo neoliberal, con sus impactos en términos de desempleo y pobreza, de desigualdad y exclusión, le cerraron en la práctica las puertas de la región, a ese proyecto exógeno.
La Campaña contra el ALCA tuvo en Cuba un punto de reunión, desde el 2001 con la celebración en La Habana del Encuentro Hemisférico de lucha contra el ALCA y la oportunidad de regresar a repensar aquí las estrategias para la resistencia organizada, hasta sepultar el proyecto imperialista. Fidel no solo apoyó la organización de iniciativas como esta, sino además se convirtió en un promotor de la necesaria unidad para actuar.
El ALCA fue un mecanismo que no pudo concretarse, y esa fue una victoria colectiva, fruto de la lucha organizada de disímiles fuerzas políticas y sociales. Resultó fundamental el liderazgo y la valentía de gobiernos progresistas que empezaban a mirar a los pueblos desde el compromiso y la implicación, que da ser parte viva de ellos. Por eso esta primera jornada del Encuentro Hemisférico a 10 años de esa batalla ganada, se volvieron a escuchar las palabras de Hugo Chávez y su sentencia de “ALCA al carajo”. Su energía sigue siendo sustrato de las nuevas batallas por dar, desde abajo y a la izquierda.