Momentos antes de la intervención de Gabriela, Georgina Alfonso, directora del Instituto de Filosofía, invitaba a acercarse a las iniciativas presentes en la Feria. Destacaba la apuesta compartida por la creatividad, la solidaridad y cooperación, en busca de la realización de los seres humanos.
La Feria permitió la presencia en el Pabellón Cuba de representantes de cooperativas, proyectos socioculturales y comunitarios y de empresas estatales. Un recorrido por el área de exposición abrió el diálogo con quienes vinieron a compartir cómo se organizan, qué desafíos tienen sus colectivos y qué estrategias siguen para su sostenibilidad económica.
Cooperativas no agropecuarias como Model, dedicada a las confecciones, y la de Taxis Ruteros, reconocieron el impacto que esta forma de gestión ha tenido en sus socios y socias: desempeñan roles más activos, participan más en la toma de decisiones, hay más transparencia en el manejo económico y sentido de pertenencia del colectivo.
También comentaron su trabajo educativo y de acompañamiento comunitario el Centro de Educación y Promoción para el Desarrollo Sostenible (Ceprodeso), de Pinar del Río y la Casa Comunitaria de la Iglesia Reformada de Los Palos, en Nueva Paz, Mayabeque. Ambas experiencias tienen en común la formación en educación popular aportada por el Centro Memorial Martin Luther King Jr. y la articulación en redes (la de educadores y educadoras populares y la ecuménica Fe por Cuba).
Ceprodeso coloca su eje central en la educación ambiental y concientización comunitaria, mientras que en Los Palos se generan alternativas para la felicidad desde el bien común y la plenitud de la vida, mediante prácticas educativas, la promoción de valores, el apoyo a las familias y la búsqueda de oportunidades para enriquecer la espiritualidad de esta localidad.
Desde Jagüey Grande, en Matanzas, llegaron las protagonistas del proyecto Mujeres fotógrafas, impulsado por el Centro Oscar Arnulfo Romero. La galería de arte local ha seguido la formación de un grupo de mujeres con vocación por el arte fotográfico y les ha abierto las puertas para mostrar sus obras. La fotografía, poco a poco, se ha vuelto para estas mujeres una oportunidad de crecimiento personal y profesional, además de una alternativa para que logren independencia económica, pues en su mayoría son amas de casa.
Como esta propuesta otras también tienen de protagonistas a las mujeres, es el caso de Mujeres y desarrollo, uno de los empeños de los Talleres de Transformación Integral del Barrio (TTIB) y Sonrisas de esperanzas, que junta a artesanas sobre todo de la tercera edad que elaboran muñecas, carteras y otros productos útiles para el hogar.
En tanto GeRu, un grupo de trabajo que une en su quehacer el género y la ruralidad desde el 2014 en la provincia Las Tunas, expuso sus resultados en capacitaciones y sistematizaciones sobre estos temas, con un enfoque de desarrollo integral y articulación desde lo local.
El colectivo artístico y universitario Malatesta de la Universidad de las Ciencias Informáticas, presentó una obra performática y desde ella, dejó entrar a las personas interesadas en la propuesta estética que defiende, al mezclar arte y comunidad.
El Centro de Estudios sobre el Che tajo a la Feria una muestra de las creaciones infantiles de los talleres que convocan cada curso escolar, un modo diferente de acercarse a las inquietudes que tuvo el niño y joven Guevara y desde ellas descubrir y recrear el mundo. Otros de los proyectos convocados que están dedicados a la niñez y la adolescencia son Escaramujo, de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana y Las Payasas Terapéuticas de La Colmenita.
La Feria reunió a muchas más propuestas que en el apretado tiempo de una mañana no era posible abarcar. Más allá de la presión con el tiempo, el espacio rompió el esquema metodológico de los días previos, de plenarios y trabajos grupales y acercó la Cuba que se transforma desde la gestión de la vida en comunidades e iniciativas cooperadas o empresas como Biocubafarma, con un sentido del deber social, que ubica el bienestar colectivo como patrón fundamental del éxito.
Al final del recorrido por esta ruta sugerida por el XII Taller Internacional de Paradigmas Emancipatorios, tres preguntas que sirvieron de eje de análisis, interrogaban a las personas presentes: ¿qué distingue a estas formas de gestión en sus modos de producir y reproducir la vida?, ¿cuáles son los sentidos (políticos, éticos, culturales) entre las experiencias? y ¿qué aportan desde estos sentidos que comparten al proyecto social cubano en el momento actual?
Entre las palabras claves que esas preguntas despertaron y que quedaron recogidas en un papelógrafo estaban: inclusión, ingenio, compromiso, vida digna, creatividad, empoderamiento, participación y protagonismo, diversidad, valores…
Maura Febles, del Instituto de Filosofía e integrante del Comité Organizador del Taller, cree que el espacio de la Feria saldó en parte, una demanda histórica que este evento ha tenido: mirar la realidad cubana desde el prisma de la emancipación. “Muchas veces los debates se centran más en la situación de los pueblos latinoamericanos y caribeños, pero Cuba no se visualiza del mismo modo”, apuntó la joven.
La Feria acercó lo que está en curso como parte de la actualización del modelo económico cubano, trajo a las sesiones de Paradigma la polémica sobre retos que este nuevo momento introduce a la sociedad cubana, de lo que está cambiando y creciendo en diferentes rincones de la isla, en busca de mayor bienestar, pero no reducido a las variables económicas, sino complementando enfoques ambientales, sociales, generacionales, espirituales, sociales y por supuesto, económicos, dimensiones todas que enriquecen el horizonte socialista de la isla.