¿Podemos perder la memoria? ¿Cansarnos? ¿No es posible que la justicia y la paz se abracen a través de los mecanismos políticos y legítimos de la ONU, la OEA, el ALBA, el CARICOM, el SICA, PETROCARIBE, el rechazo colectivo humano a la violencia en Honduras, en Perú, en China, en Italia o Afganistán? ¿Va a seguir determinando el gobierno de los Estados Unidos la solución de problemas en nuestro mundo que ellos mismos generan?
Somos testigos de la mayor ineficacia de la diplomacia, al tiempo que la integración se expresa y moviliza mejor. El lazo de la solidaridad se ata cada vez más gracias a la siembra de tantas y otros que nos precedieron. Sandino, el Che, Farabundo Martí, Carmilo Torres, el mismo Neruda.
Todas las madres que acompañaron a sus hijos e hijas en las dictaduras que vivimos por estas tierras hasta hace a penas unas décadas; cada mujer que fue, es, fiel a la lucha de la liberación en el centro y demás contextos de Nuestra América tiene hoy la alegría de la fecundidad en la integración y la solidaridad, ¿no es posible también una resolución más alentadora al conflicto hondureño?
Son días de memoria, de renovar la esperanza, de mantener la fe, las alianzas, para renovar nuestras energías. Una coordinadora de movimientos sociales de Costa Rica convoca a caminar hasta Honduras, ¿les acompañamos? ¿no se hace camino al andar? ¿Qué otras acciones podemos hacer otros colectivos en colectivo?
Vamos, vamos a confiar en las estrellas del porvenir. Vamos a andar reconociendo dónde están los espacios de salvación. Vamos a colocar al pie de las pequeñas relaciones socialista que nacen, nuestro gran corazón en humanidad, en deseos de paz, ante un nuevo día que confirma nuestro estar despiertos después de 100, de 200, años de lucha independentista, como demanda el poema de Neruda:
“AMÉRICA/ /
/(la nuestra, la que mira al SUR)/
no invoco tu nombre en vano,
cuando sujeto al corazón la espada,
cuando aguanto en el alma la gotera.
Cuando por las ventanas
un nuevo día tuyo me penetra,
soy y estoy en la luz que me produce,
vivo en la sombra que me determina,
duermo y despierto en tu esencial aurora:
dulce como las uvas, y terrible,
conductor del azúcar y el castigo,
empapado en esperma de tu especie,
amamantado en sangre de tu herencia”