Hugo Chávez es sin duda el jefe de Estado más difamado del mundo. A poco tiempo de las elecciones presidenciales de Venezuela, el 7 de octubre, esas difamaciones redoblan de ignominia. Tanto en Caracas como en Francia. Son el reflejo del desespero de los adversarios de la revolución bolivariana frente a la perspectiva (que las encuestas parecen confirmar) de una nueva victoria electoral de Chávez. Un dirigente político debe ser juzgado por sus actos y por los rumores circulando en su contra. Los candidatos hacen promesas para ser elegidos; pocos son los que las asumen una vez electo. Desde el principio, la promesa electoral de Chávez ha sido clara: trabajar en beneficio de los pobres, mayoritarios en su país. Y cumplió su promesa .
Es el momento de recordar lo que está en juego en esta elección cuando el pueblo venezolano está a punto de votar. Venezuela es un país muy rico por los fabulosos tesoros de su subsuelo, especialmente los hidrocarburos. Pero casi todas estas riquezas fueron acaparadas por las elites gobernantes y las empresas multinacionales. Hasta 1999, el pueblo sólo recibía migajas. Los sucesivos gobiernos, demócratas cristianos o social demócratas, coruptos y sumisos a los mercados, privatizaban todo. Más de la mitad de los venezolanos vivía por debajo del umbral de pobreza (70,8% en 1996). Chávez ha colocado la voluntad política en el puesto de mando. Logró constreñir a los mercados y detuvo la ofensiva neoliberal; y gracias a la participación popular, ha permitido al Estado reapropriarse los sectores estrátegicos de la economía. Recuperó la soberanía nacional. Y después procedió a la redistribucuión de la riqueza en beneficio de los servicios públicos y de los marginados.
Un islote de resistencia de la izquierda al neoliberalismo
Políticas sociales, inversiones públicas, nacionalización, reforma agraria, empleo, salario mínimo, imperativos ecológicos, derecho a la vivienda, a la salud, a la educación, a la pensiones…. Chávez también trabajó en la construcción de un Estado moderno. Ha establecido una ambiciosa política de ordenación del territorio: carreteras, ferrocarriles, puertos, represas, gasoductos, oleoductos. En materias de política exterior, apostó en la integración latino-americana y ha previligiado el eje Sur-Sur, al mismo tiempo que impone a Estados-Unidos relaciones fundadas sobre el respeto mutuo… El impulso de Venezuela dio lugar a una verdadera ola de revoluciones progresistas en América Latina, haciendo ahora de este continente un ejemplar islote de resistencia de la izquierda frente a los estragos del neoliberalismo. Tal huracán de cambio alteró por completo las estructuras tradicionales de poder en Venezuela y llevó a la refundación de una sociedad hasta ahora jerárquica, vertical, elitista. Esto le valió el odio de las clases dominantes, convencidas de ser los legítimos propietarios del país. Con sus amigos protectores de Washington, ellos son los que financian las grandes campañas de difamación contra Chávez. En alianza con los grandes medios de comunicación que poseen, llegaron a dar un golpe de Estado el 11 de abril de 2002. Estas campañas siguen hoy y algunos sectores políticos y mediáticos europeos repiten en coro. La repetición siendo, lamentablemente, considerada como una demostración, los espíritus simples llegan a creer que Hugo Chávez encarna un “régimen dictatorial dónde no existe libertad de expressión”.
Pero los hechos son tercos. ¿Quién ha visto un “régimen dictatorial” ampliar la democracia en lugar de limitarla? ¿Y dar a millones de personas el derecho al voto quién hasta ahora no lo tenían? En Venezuela se celebraban las elecciones sólo cada cuatro años. Chávez organiza más de una por año (14 en 13 años). En condiciones de legalidad democrática reconocidas por la ONU, la Unión Europea, la organización de Estados Americanos, el centro Carter, etc. Chávez demuestra que se puede construir el socialismo en la libertad y la democracia. Incluso, para él es una condición del proceso de transformación social. Demostró su respeto por el veredicto popular renunciando a una reforma constitucional rechazada por los votantes en un referéndum en 2007. No es casualidad si la Foundation for Democratic Advancement (FDA), de Canadá, en un estudio publicado en 2011, sitúa Venezuela en la cima del ranking de los países que respetan la justicia electoral [1]. El Gobierno de Hugo Chávez dedicó 43,2% del presupuesto a la política social. Resultado: la tasa de mortalidad infantil se redujo a la mitad. El analfabetismo erradicada. El número de maestros de las escuelas se multiplicó por cinco (de 65 000 a 350 000). El país tiene el mejor coeficiente de Gini (que mide la desigualdad) de América Latina. En su informe de enero de 2012, la Comisión económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, un organismo de las Naciones Unidas) establece que Venezuela es el país suramericano – con Ecuador-, que, entre 1996 y el 2010, màs redujo la tasa de pobreza. Finalmente el Instituto estadounidense de encuestas Gallup pone el país de Hugo Chávez como la sexta nación “más feliz del mundo” [2].
Lo más indignante, en la actual campaña de difamación, es la afirmación de que no hay libertad de expresión en Venezuela. La verdad es que el sector privado, hostil a Chávez, controla en gran medida los medios de comunicación. Todo el mundo lo puede ver. De 111 canales de televisión, 61 son privados, 37 comunitarios y 13 públicos. Con esta característica que la audiencia de los canales públicos es sólo de 5,4%, en los privados es de más del 61%… [3]. Lo mismo para la radio. Y el 80% de los medios impresos son controlados por la oposición; los dos más influyentes diarios – El Universal, El Nacional – siendo hostiles al Gobierno. Obviamente, no todo es perfecto en la Venezuela Bolivariana. ¿Dónde hay un sistema perfecto? Pero nada justifica estas campañas de mentiras y de odio. La nueva Venezuela es la punta de lanza de la ola democrática que acabó con los regímenes oligárquicos de nueve países un día depués de la caída del muro de Berlín cuando unos anunciaron “el fin de la historia’”y “el choque de civilizaciones” como únicos horizontes para la humanidad. La Venezuela Bolivariana es una fuente de inspiración de donde sacamos muchas cosas sin ceguedad o ingenuidad. Pero con el orgullo de estar en el lado correcto de la barricada para disparar contre el imperio maléfico de los Estados Unidos y sus protegidas vitrinas en el Medio Oriente y en todas partes donde prevalecen el dinero y los privilegios. ¿Por qué sus adversarios odian tanto a Chávez? Probablemente porque, como Bolívar, supo sacar al pueblo de la resignación. Y darle el apetito de lo imposible.
Traducción: Myriam Chekhemani
Fuente: El Mundo
[1] Venezuela obtiene 85 puntos; los Estados Unidos 30; Canadá 26… http://venezuelanalysis.com/news/6336
[2] Estudio publicado el 29 de abril de 2011. http://www.Gallup.com/…/Masses-co…
[3] Mark Weisbrot y Tara Ruttenberg, “televisión en Venezuela: ¿quién domina los medios de comunicación?. (pdf), Center for Economic and política investigación, Washington, D.C., diciembre de 2010
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