Creo que ya está recogido el hecho de que las realidades eclesiales en Cuba son múltiples, complejas, heterogéneas, marcadas por las improntas no sólo confesionales, denominaciones, sino hay gran diversidad al interior de una misma denominación, marcada por las diferencias de lugares sociales, geográficos, identidades, pero también en composición social, étnica, cultural, orientación sexual, etaria, de género y por los relacionamientos y alianzas locales, nacionales y externas.
El conservadurismo y neofundamentalismo emergen en cualquiera de nuestros espacios religiosos y de manera intencionada en muchas ocasiones dirigidos desde el exterior, que prenden en zonas, grupos sociales de mayor vulnerabilidad pero también en espacios establecidos, porque la vulnerabilidad está alcanzando a todos. El nuevo siglo nos trajo un sin número de nuevas tendencias, diversidades de ministerios específicos que permearon a denominaciones e iglesias locales establecidas provocando desmembramientos y fragmentaciones al adoptar nuevas doctrinas y prácticas. Creo que uno de las más urgentes de estudiar por sus sutilezas y el público que han alcanzado, están los movimientos de Reafirmación del apostolado, con sus diversas modalidades y características. Ya hemos reconocido algunas consecuencias de este conservadurismo observables en hechos como la separación de mujeres del pastorado que antes ejercían, el retroceso en el tratamiento a temas que socialmente y mundialmente se debaten como SSDSR, la postura antiecuménica, sectaria, e incluso agresiva.
Hemos reconocido que el protestantismo histórico más progresista tiene menos incidencia, sus denominaciones han estado en crisis por conflictos internos, deserción de pastores y líderes y disminución de la cantidad de vocaciones al pastorado, añado, la crisis financiera mundial está afectando su actividad. Pero también hay ante estas situaciones replanteamientos, reorganizaciones, que si bien inciden en una vuelta al denominacionalismo, y poca participación en el ecumenismo, han permitido que la generación más joven este asumiendo roles, con aciertos y desaciertos que debemos concientizar. Reconocimos que en algunas Iglesias protestantes históricas que antaño desarrollaron una proyección y compromiso social, se dieron en los últimos años, procesos de distanciamiento de una reflexión y compromiso político y social, se evidenciaron actitudes apáticas, descomprometidas, y líderes jóvenes con poca orientación y prácticas ecuménicas, que desencantados con la realidad social que vivimos, optaron conscientemente por un discurso despolitizado e indiferente a las realidades sociales de Cuba y el mundo, muchos de ellos ya han decidido emigrar.
También reconocimos el desdibujamiento de identidades cristianas tradicionales, por el desconocimiento de la historia del cristianismo, de sus confesiones o denominaciones, a la par de que hay muchos grupos religiosos emergentes, espontáneos o no que cuando más buscan “cobertura” en Iglesias reconocidas pero en la práctica subsisten de manera independiente aunque generalmente conectados a una contraparte foránea que los sustenta ya sea económica como doctrinal y funcionalmente.
Un punto que analizamos fue la Formación bíblico-teológica. Si bien en los 90ss surgieron liderazgos pastorales emergentes, desprovistos de formación pastoral, hoy las propuestas de formación son diversas. No se pueden valorar a la ligera, vienen de cursos ofrecidos por instituciones muy disímiles, foráneas y las propias se han sistematizado, enriquecido, multiplicado como las que ofrecen el Seminario Evangélico de Teología, el Centro Lavastida, el Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo y –el propio- Centro Memorial Dr Martin Luther King, Jr. Estas se extienden y diversifican y lo novedoso es que están llegando a un público más diverso, y plural no sólo con interés de liderazgo pastoral sino laico.
Una oportunidad es que personas que se han formado en estos cursos promovidos desde centros foráneos, generalmente en denominaciones, o localidades, están demando complementarlos, actualizarlos con estudios que nuestros centros de formación están ofreciendo, a los que hay que apoyar con sabiduría, prudencia, responsabilidad.
Ahora bien quisiera poner ojo a la situación de la multiplicación, fragmentación, duplicidad, competencia, que se está cayendo en algunas instituciones en base a la obtención de apoyo financiero de agencias donantes. Si bien hay esfuerzos avanzados de articulación, otros se aíslan en sus programas y no se articulan fragmentando la formación de las personas con incidencia en sus prácticas eclesiales y ecuménicas. El yo soy de Apolo y yo de Pablo.
El Movimiento ecuménico, las instituciones ecuménicas.
En nuestra red sigue el consenso de que continúa la crisis del ecumenismo que pudiéramos llamar tradicional, sobre todo a partir de crisis en instituciones referentes como el Consejo de Iglesias de Cuba. Se le han adjudicado diversas causas, y nos debe interesar porque sigue siendo un espacio, aunque sea formalmente, aglutinador de un conjunto de obras y organizaciones que no se enlazan de otro modo.
Veamos:
La baja capacidad de incidencia y participación del protestantismo “histórico” y de sus organizaciones ecuménicas miembros, en la tarea del CIC, en los últimos años y el advenimiento de un liderazgo y participación más activa del sector evangélico pentecostal con carencias de sentido y formación BTP para la tarea ecuménica.
Reconocimos que el último año hubo más participación y alianzas de las Iglesias históricas y organizaciones ecuménicas lo que propició un cambio en las últimas elecciones del Consejo de Iglesias de Cuba, mejorando en algunos aspectos y áreas su servicio pero con iguales limitaciones que no creo pertinente que sea de considerar acá. Frente a la invitación del CMLK y las redes devenidas de su quehacer a incorporarse en acciones de incidencia eclesial y ecuménica como ha sido la experiencia del Portal ecuménico la incorporación del mismo ha tenido matices que me gustaría evaluáramos desde nuestras regiones y experiencias, con el ánimo de trazar estrategias de incidencia que puedan revertir las situaciones de falta de compromiso, dobles discursos, temores, competencias, sentidos de amenaza, prejuicios. que esto pueda cambiar para mejor.
Ahora bien. No sólo el CIC es la única organización ecuménica que debuta a la crisis del ecumenismo. Hoy somos 11 organizaciones ecuménicas y surgen programas en denominaciones que tributan al ecumenismo. ¿Dónde están?, ¿cómo están? ¿Quiénes están?. Cómo están tributando a la tarea ecuménica de la Iglesia en esta hora de Cuba en que tanto se necesita unir voces, pensamientos y acciones para la transformación de nuestro país en una sociedad justa, inclusiva, equitativa donde sus ciudadanos puedan disfrutar de bienestar en armonía con la naturaleza. ¿Cómo siguen nominalmente existiendo, representativamente existiendo, algunas en propiedad privada de una, dos, grupitos de personas, familias, usando su legalidad utilitariamente, con fondos para salarios, legalidad para traer delegaciones, y no promueven o escasamente tienen un trabajo?. El movimiento ecuménico es hora ya que analice estos espacios, alguno de los cuáles somos deudores (MEC, COEBAC).
Es hora de recuperar el diálogo ecuménico entre las organizaciones, los grupos, comunidades y personas con vocación ecuménica.
No entro a opinar sobre nuestra red, y la institución que la ha animado y facilitado porque esta será la tarea de todos y todas en estos días, mirarnos en ese diverso mapa ecuménico que no abarca sólo las situaciones y relaciones entre los actores del campo eclesial sino Cuba como nuestra casa, el planeta como nuestra casa.
Denominacionalismo e Interdenominacionalismo
A la par de la crisis ecuménica se observan acciones denominacionales o alianzas inter-denominacionales (de toda índole y diversidad de intenciones) para influir en algunos aspectos de la vida social: campañas de oración para ganar a Cuba para Cristo, campañas por la salvación espiritual de los cubanos; algunas de ellas, que tradicionalmente se denominaban “apolíticas”, actúan políticamente a través de declaraciones públicas contra cambios en la política con respecto a determinados asuntos. Ahora bien el interdenominacionalismo también es una postura o práctica que se ve en muchas acciones y espacios del propio CIC. No se puede decir hoy que todos los que están asumen la ecumenía como tarea y vocación de las Iglesias. Acuden en momentos de necesidad, del cual dependen cada vez menos para ello; o como espacio de confraternidad en sus regiones y localidades que dan cierto prestigio o ayudan a visibilizar el poder o la tarea, como se entiende tradicionalmente, evangelizadora de la Iglesia, llegando incluso a excluir a comunidades ecuménicas por sus posturas teológicas y pastorales frente a determinados aspectos de la realidad.
Actuación socio-política de las iglesias protestantes
El posicionamiento político de las iglesias protestantes es diverso. Dentro de las iglesias más conservadoras lo mismo se da una despolitización y alejamiento de la participación ciudadana, o una radicalización de los líderes hacia la derecha y en contra del proceso político en Cuba (incluso actuando junto a personas o grupos disidentes políticos) que –aunque en menor escala- aparecen líderes o comunidades cercanas al proceso político y con compromiso social. Movimiento de pastores por el cambio.
Las iglesias protestantes históricas, en su mayoría, no han sido lo suficientemente eficientes en una renovación del compromiso político y la responsabilidad ciudadana de sus miembros. Sin embargo, las Iglesias se empeñan en seguir actuando en el país y, unas más que otras, comienzan a tener un sentido más integral de la misión. Atienden a temas sensibles como juventud, familia, niñez, personas con discapacidad, víctimas de adicciones, capellanía, prevención de ITS, programas de emergencia y proyectos de desarrollo. A través de programas de formación diakónica de algunas Iglesias, Centros ecuménicos o el propio Consejo de Iglesias de Cuba; esta atención se especializa y se integra a la visión misionológica de la Iglesia. Específicamente en el trabajo de capellanía de prisiones (CP) existe cierta apertura y confianza del estado a lo que hace la iglesia y añado cierta confianza de las Iglesias a lo que el CIC con su programa de CP está haciendo.
En la coyuntura actual de cambios económicos, algunas comunidades han aprovechado la posibilidad del trabajo privado o “cuentapropismo” y tienen iniciativas loables de concepción diacónica que aportan a la familia y a las iglesias; pero se hace necesaria una visión evangélica y pastoral al respecto aparejada a la formación bíblico-teológica, que alerte a la iglesia a no convertirse en inversoras de negocios que engendren ambición, consumismo, desigualdad y falta de compromiso con los valores de justicia y equidad del reino, con la responsabilidad social y ambiental.
Aumento de la visibilización y actuación de la Iglesia Católico-Romana.
Se hace explícito el acercamiento y la mejoría en las relaciones entre el gobierno cubano y la Iglesia Católica, la cual protagoniza acciones inéditas en la vida política: aumenta su presencia en espacios públicos y en medios de comunicación, participación de autoridades cubanas en actividades de la Iglesia Católica, la convocatoria a debates sobre asuntos medulares de la realidad socio-política y económica, mediación con el gobierno cubano para la excarcelación de “presos políticos”, el rol de sus centros laicales en la formación al sector privado y en programas de maestría en temas diversos y la visita del Papa Benedicto XVI que tuvo lugar en el mes de abril del 2012, entre otros. Nos preocupa cu{al es la propuesta sociopolítiica, incluso como mujer, de esta entidad, el talante de sus relaciones con la patria, como bien analiza el documento de la Red “su resistencia al ecumenismo”. Pero también reconocemos la calidad y valentía de mucho de sus abordajes en muchas temáticas de la vida nacional que a nosotros no se nos ocurren tratar des de una mirada alternativa al oficialismo y a derecha.
Desafíos:
1-Ecumenismo de base, eclesial, comunitario que surja de la propia pastoral de las Iglesias y de la mirada pastoral del movimiento ecuménico. (Doble movimiento)
2-Cuidar la salud de nuestra red para aportar al ecumenismo en Cuba. Y sobre todo renovar y actualizar las bases biblicoteológicas y pastorales que fundamentan la tarea ecuménica, el rol profético de la Iglesia y la contribución social. No dejemos a un lado, ni para última hora lo que nos da identidad.
3-. El creciente conservadurismo del campo protestante nos pone frente a la amenaza de perder logros, por ejemplo en la equidad de género y raza. Asimismo, sus alianzas inter-denominacionales buscan afianzar otras ideologías conservadoras en la sociedad, como aquellas relacionadas con la orientación sexual y la reproducción.
4-La situación económica del país, su crisis y maneras de afrontarlas tener sentido crítico y cuidar la pérdida de valores, consumismo eclesiástico, el vivir bien a costa de vida eclesial aparte de que la mayor presencia del mercado y el emergente sector privado junto a la frustración en algunas personas, aparejado al auge de la teología de la prosperidad, han detonado en un énfasis del “progreso económico” individual o denominacional, en una lógica mercantilista que necesita tratarse con atención.
Termino con esta cita del documento de la red: “Frente al escenario socioeclesial y ante la circunstancia mencionada anteriormente, se hace necesaria y oportuna la actuación eficaz de un tejido ecuménico que con eficacia política, ecuménica y social, aporte con modestia en el debate y transformación de la sociedad, especialmente en y a través de la participación del sector eclesial
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