El debate señaló la gravedad de la crisis sistémica, que produce indiscutibles impactos sociales especialmente entre los más pobres del mundo.
El carácter multifacético de la crisis en este momento se impone principalmente a través de la militarización y criminalización de los movimientos sociales, los impactos del modelo sobre el ambiente – clima y la soberanía alimentaria.
Esta situación se hace más compleja ante el hecho de que el gobierno de Obama ha continuado y en algunos casos profundizado las políticas imperialistas de Bush, como el acuerdo para instalaciones de nuevas bases militares en Colombia y Panamá, así como la reciente intervención en Haití.
Destacamos que por la amplia presencia de movimientos sociales latinoamericanos, el debate se centró en la coyuntura política de la región. Lo que sigue es un intento de sistematización de este debate.
En Latinoamérica en la última década y media y como producto de la acumulación de las luchas sociales contra el neoliberalismo fueron elegidos en algunos países gobiernos que, con diferentes características y profundidad, asumieron la crítica al modelo neoliberal y plantearon el debate tanto sobre la construcción de alternativas nacionales como sobre la búsqueda de mecanismos de integración. Por otra parte, algunos países especialmente los que han suscrito Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos y la Unión Europea, han profundizado las políticas neoliberales y han defendido las privatizaciones, la liberalización comercial, los planes militares estadounidenses y han reaccionado a las protestas de los movimientos sociales con la criminalización de la protesta y la represión.
Considerando esta división en el continente, la lucha social que en una parte importante de la región permitió quebrar una serie de los elementos hegemónicos y el estallido de la crisis mundial, han demostrado que la crítica al neoliberalismo está legitimada por importantes corrientes sociales. Esto coloca al movimiento social continental ante la disyuntiva de profundizar los cambios, detener la acción de la derecha, lograr cambios en los países donde estos no se han producido y profundizar y volver irreversibles las conquistas realizadas en numerosos países.
Destacamos que los movimientos de la región debemos estar preparados para responder a la ofensiva contra los avances democráticos latinoamericanos como es el caso de Honduras y el posible golpe en Paraguay.
De esta manera, los movimientos sociales reunidos en este seminario evaluamos la importancia de promover una agenda política común y una plataforma de lucha continental latinoamericana, articulada con los movimientos de otros continentes, que nos permitan enfrentar internacionalmente el capitalismo y la actual política neoliberal, fortalecer la autonomía de los movimientos, dialogar con los procesos progresistas y construir espacios unitarios en los cuales los diversos actores del campo popular confluyan a la concreción de los cambios que son más que nunca necesarios hoy. Además hay que construir medios de comunicación alternativos y al lado de la movilización, denunciar el papel de muchos medios de comunicación manejados desde la derecha y nos esforzaremos en la creación de mecanismos de coordinación y de intercambio de experiencias entre los movimientos.
Nuestra Agenda hasta Dakar 2011
Comprendemos que uno de los retos principales es fortalecer nuestra plataforma de luchas y alternativas comunes en un proceso que empiece ahora, pase por las regiones y que culmine en la organización de una gran Asamblea de Movimientos Sociales en el marco del próximo Foro Social Mundial, en Dakar, Senegal, en 2011.
El momento actual, que se caracteriza de una parte por la prepotencia de Estados Unidos y las transnacionales, que se expresó en Copenhague cuando muy pocos países impusieron la decisión de no hacer nada para detener el daño climático. El incremento de la presencia militar y bases militares en diversas partes del mundo, invasiones y ocupaciones “humanitarias” indican que la guerra, la ocupación de mercados y territorios, la presencia militar para el control de recursos energéticos, el agua y la biodiversidad son parte de las estrategias de salida a la crisis civilizatoria del capitalismo y su lógica sacrificial, depredadora, racista y patriarcal.
Los movimientos sociales debemos dar una enérgica respuesta a estos desafíos y al mismo tiempo que continuaremos fortaleciendo nuestras luchas de resistencia en cada unos de los sectores y frentes y territorios, y desplegando nuestras alternativas, concentraremos nuestros esfuerzos y articulaciones en la lucha contra las falsas soluciones a la crisis, contra la militarización como respuesta a la misma y en denunciar y contrarrestar los devastadores impactos que sobre la madre tierra ha tenido el capitalismo al provocar un cambio climático que amenaza la existencia misma de la humanidad.