La búsqueda de una solución pacífica al conflicto creado por los golpistas y sus aliados tiene más de una lectura. Micheletti encabeza un gobierno ilegal, que ha militarizado al país y ha hecho estallar la democracia hasta reducirla a polvo. Estados Unidos enmascaró su verdadera implicación en el conflicto y ahora se descubre apoyando abiertamente unas elecciones inconstitucionales.
Esa no es la opción del pueblo. Ese no es nuestro camino. El 28 de junio de 2009 no será recordado por la brutalidad militar, sino por el despertar definitivo de hondureñas y hondureños. Tampoco este 29 de noviembre marcará una nueva etapa del régimen dictatorial, será parte de la espiral reivindicativa que sacude al continente.
Desde el Centro Memorial Martin Luther King ponemos oídos sordos a tanta palabra necia de los candidatos propuestos por la oligarquía para controlar sus poderes por la fuerza de las urnas o de las armas. En cambio van todas nuestras energías y fe para la lucha popular que le ha dado lecciones de moral y resistencia más allá de América Latina.
No nos toca decidir si ir o no a votar, ¿a elegir qué y a quiénes?,¿a apostarle a cuál proyecto? Nuestro sufragio está en las calles hondureñas desde junio pasado, mojado de sudor y de sangre, empolvado por el andar cotidiano de hermanas y hermanos que se han apropiado de su destino, que es el de todos nosotros.
Continuemos en este empeño por la justicia. Pongamos nuestros espacios en función de esa causa común. Hagámoslo todo, menos guardar silencio.