Murió el comandante Juan Almeida Bosque, vicepresidente del Consejo de Estado de Cuba y uno de los tres héroes revolucionarios aún vivos. Muchos lo recordarán como parte del grupo de expedicionarios que zarparon de Tuxpan, Veracruz en diciembre de 1956, en el atestado yate Granma para hacer la revolución, pero también como el compositor de música popular cuyos temas bailables, románticos y patrióticos fueron interpretados por una diversidad de agrupaciones y solistas de Cuba y otros países.
Juan Almeida Bosque nació en La Habana el 17 de febrero de 1927, en el seno de una familia humilde. A partir de los 12 años empezó a componer, logrando alrededor de 500 piezas musicales en las que se denota un trabajo meticuloso, de fino matices expresivos y sonoros que incurren en casi todos los género, y sorprende el saber que el autor carecía de conocimientos musicales.
La Lupe, una de las más populares y conocidas canciones de su autoría, fue escrita “a orillas del malecón veracruzano”, nos dijo cierta vez que platicamos con él en suelo mexicano. En ella se despide de un amor local al tiempo que da muestra de fe por la guadalupana:
“Ya me voy de tu tierra, / mexicana bonita, / bondadosa y gentil, / y lo hago emocionado/ como si en ella dejara/ un pedazo de mí. / Ya me voy, linda Lupe, / y me llevo conmigo/ un rayito de luz/ que me dieron tus ojos, / virgen guadalupana, / la tarde en que te vi. (…) Y ahora que me alejo / para el deber cumplir, / que mi tierra me llama / a vencer o a morir, / no me olvides, Lupita; / ay, acuérdate de mí.
Con el comandante Almeida establecimos contacto en agosto de 2001, cuando llegó al puerto de Veracruz encabezando la delegación que acompañaba la estatua de Benny Moré que el gobierno cubano donó al pueblo jarocho “en reciprocidad y agradecimiento” por el gesto de las autoridades veracruzanas que meses antes habían entregado una del compositor Agustín Lara a la Habana, “Lara… compositor a quien admiramos y que para muchos de nosotros ha sido inspiración”, señaló en aquel momento el ilustre visitante.
Almeida, que casi nunca salía de la isla regresaba a tierra mexicana 45 años después de haber zarpado en el Granma. Lucía emocionado y a pesar del fuerte dispositivo de seguridad se dio sus mañas para dar un paseo por el Centro Histórico porteño, el malecón y visitar el lugar donde se instalaría la estatua del Benny, a quien calificó como “un hombre humilde que murió joven, pero dejó mucha música y amor”.
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Juan Almeida Bosque con la estatua de Benny MoréFoto Mario Mejía Chi
En el trato el comandante era afable, atento, educado; permitía la charla pero no concedía entrevistas. La conversación se dio gracias a las habilidades diplomáticas de mi amiga Leticia Perlasca, quien propició la ocasión. Recuerdo que le pregunté cómo se daba tiempo para escribir canciones en medio de tantos compromisos que la función de Estado le imponía y él amable, pero parco, respondió: “Siempre hay un espacio para todo, siempre lo habrá”.
El maestro Valdés Arnau, director de orquesta y quien llevara al acetato gran parte de su obra dice: “Lo que más me agrada de la música de Almeida es que él se preocupa mucho por la letra, en su encuadre dentro de la música, y ésta es a su vez una música muy agradable de oír”
En este parque, álbum musical responsabilidad del maestro Arnau, participan músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional y de la Orquesta de Música Moderna. Entre estos músicos se encuentra Paquito D’ Rivera, quien calificó el trabajo del arreglista Eddy Gaytán como “sobresaliente” y, dijo en tono irónico, que con ello la obra de Almeida se había “elevado enormemente”.
Otra de las obras discográficas sobresalientes del compositor Almeida es Leningrado, también instrumental y realizada bajo la dirección colectiva de Rafael Somavilla, Augusto Suero y Juan Pablo Torres, contando en los atriles con los más selectos músicos cubanos. El título del álbum lo es también de un tema que el comandante-compositor creó en “fraterno y solidario homenaje” al sexagésimo aniversario de la Revolución de octubre. En el destacan los temas La Lupe, El campesino José, El arriero, Marinero quiero ser, El balsero del Toa y Te canta mi tambor.
Hay que recordar también el álbum de canciones interpretado por Beatriz Márquez en el que se incluyen 12 temas románticos, y el más reciente Me gusta así (2002), en el que participa una pléyade de estrellas del jazz, son, timba, bolero y nueva trova, de la talla de Chucho Valdés, Jóvenes clásicos del son, Charanga habanera, Issac Delgado, Omara Portuondo y Silvio Rodríguez, este último hace una soberbia versión de La Lupe.
Sólo resta decir sobre la figura ilustre del comandante-compositor, citando al poeta Roberto Fernández Retamar: “Feliz revolución la que tiene héroes con música en el alma y palabras para conservar los combates, los esfuerzos y los sueños”.