Como continuidad del celebrado en octubre del año pasado, esta cita confirma los aportes del proceso de fortalecimiento de la red, en el que tuvo mucho que ver el Encuentro de equipos de coordinación en noviembre del año pasado, adonde se llegó con una sensibilidad construida también desde el intercambio que miembros de las redes tuvieron con organizaciones en América Latina durante los meses de julio y agosto.
Uno de los resultados estratégicos ha sido el de trascender la dimensión formativa en la red de educadores y educadoras populares, para generar ámbitos de solidaridad en los espacios asociativos, que devenguen también en acciones de incidencia y alianzas, según nos comentó Llanisca Lugo, coordinadora del Programa de Solidaridad del Centro Memorial Martin Luther King.
El énfasis de este segundo taller no estuvo en dictar un plan de acciones, ni en decir qué hacer, sino en poner en diálogo diversas ideas y perspectivas, construir entre todos un proyecto, una agenda inclusiva que parta desde lo local, desde el ámbito más inmediato para compartir saberes y prácticas solidarias en la relación con un continente plural, abanico de historias contadas y ocultas, de desgarros y utopías, pero que avanza y coloca la vista en un horizonte humanista, que exige nuevos caminos para conquistar la justicia, la liberación y vivir en armonía con la naturaleza.
A la cita acudió Iris Menéndez, delegada provincial del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) en Villa Clara para agradecer, aportar y confirmar la importancia de la solidaridad con los cinco antiterroristas condenados injustamente en los Estados Unidos.
Con ella compartimos que no podemos cansarnos, que hay que seguir articulando una gran red para defender la causa de Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René, y explicar bien el caso tanto fuera como dentro del país, con todas las mediaciones políticas que afectaron el juicio y los procesos ulteriores de la defensa.
Llanisca Lugo habló de la estrategia imperial para mantener su hegemonía, concebida a partir del poder inteligente, la invisibilidad de los resortes militares, el supuesto diálogo en nombre de la democracia, los derechos (mejor leer: los absurdos) humanos y un oxidado discurso con el que maquillan sus propósitos de dominación.
Ante esas pretensiones, Latinoamérica articula desde la diversidad hecha de encuentros y desencuentros, silencios, sueños y múltiples enfoques, una propuesta antiimperialista, emancipatoria, en la que la justicia constituye un elemento aglutinador, de consenso.
De sus intercambios en naciones del continente, varios participantes en el taller rememoraron cómo se robustece la resistencia popular, desde las esencias de la cultura y el debate, a través de procesos participativos que configuran los derroteros de proyectos socialistas sentidos, construidos a imagen y semejanza de su gente, de su identidad, de su historia.
Tal como la América Nuestra, el encuentro integró, en un ajiaco de emociones, el fútbol, representado con camisetas de Brasil y Argentina (y se lamentó que dejara de ser un deporte para convertirse en mercancía, y los futbolistas, en los gladiadores del siglo XXI), la poesía de Pablo Neruda en su propia voz, la literatura de Gabriel García Márquez con fragmentos de su monumental Cien Años de Soledad y el cine de Fernando Pérez, con J_osé Martí: el ojo del canario_.
Desde esas pasiones, interconectadas entre sí y con la ideología, fluyó el diálogo, se levantaron expectativas y se compartieron experiencias para desembocar en la necesaria solidaridad, alejada de las lógicas mercantiles de costo y beneficio, y sí sustentada en otras maneras de compartir y pensarnos como individuos y sociedad.
La solidaridad con la naturaleza fue una idea que movió el pensamiento y abrió muchas puertas a la reflexión colectiva: ¿Acaso somos coherentes en la práctica con nuestro discurso ambientalista? ¿Qué hay detrás del concepto de economía verde inventado por los jerarcas del capital para conservar su dominio y sus fuentes de ingreso?
La cita, como dijera alguien en el debate, semejó el tipo de reunión que los pueblos que viven al sur del Río Bravo desearían reemplazara a la pomposa Cumbre de las Américas, que unos días después tuvo lugar en Cartagena de Indias, Colombia, con una agenda política concebida en la hermética Washington, adonde no siempre llegan las voces de nuestra población indígena, mestiza, negra, en fin, nuestra población pobre y excluida.