La acción judicial, que trajo nuevo aliento a familiares y defensores de los derechos humanos, fue impulsada por el procesamiento y la confesión de José Paredes, uno de los conscriptos que custodió a Jara, junto a miles de presos.
Organizaciones humanitarias venían quejándose de que no bastaba con responsabilizar solamente a ex conscriptos, pues lo que interesa es aplicar el peso de la ley a los oficiales superiores que ordenaron la muerte del autor de, entre otras conocidas canciones, “Te recuerdo Amanda”.
La exhumación de los restos de Jara coincidió asimismo con el otorgamiento por la Presidenta Michelle Bachelet de la nacionalidad chilena a la artista británica Joan Turner, su viuda, hecho que la mandataria describió como un acto de justicia “que le hace tan bien al alma de Chile”.
En la misma semana, el ejército chileno reconoció la destacada figura histórica del general constitucionalista Carlos Prats, colaborador de Allende, poniéndole su nombre a un nuevo campo militar en las afueras de Santiago, lo que también resultó polémico.
El general Prats y su esposa Sofía Cuthbert fueron asesinados por agentes represivos de Pinochet en 1974 en Argentina, adonde habían buscado refugio.
El recuerdo del Comandante en Jefe, ministro del Interior y de Defensa y Vicepresidente durante parte del mandato de Allende, estuvo largamente ausente en los cuarteles militares, según puntualizó el actual jefe del Ejército chileno, general Oscar Izurieta.
Además de ponerle su nombre al nuevo campo militar, las máximas autoridades civiles y militares, incluida la Presidenta Bachelet, reconocieron la trayectoria profesional y personal y develaron un busto de Prats.
Izurieta subrayó que ese homenaje culminaba una “compleja misión” emprendida por sus dos antecesores en el mando, los generales Ricardo Izurieta y Juan Emilio Cheyre, para reivindicarlo plenamente como jefe militar y soldado de excelencia.
Aparte del nuevo campo militar, existe también entre otros uno que lleva el nombre del General René Schneider Chereau, otro Comandante en Jefe del Ejército asesinado en 1970, esta vez para impedir la asunción presidencial de Allende.
Bachelet destacó que el doble asesinato Prats-Cuthbert constituye un capítulo “muy penoso de nuestra historia, pero que no podemos ni debemos olvidar, porque de ello depende precisamente que no tropecemos con las mismas piedras y que no se repitan crímenes tan horrendos”.
“Los chilenos hemos recorrido un largo camino. Estamos haciéndonos cargo de nuestra historia y estamos saldando deudas morales”, sentenció.
Con todo, tanto los avances de la investigación para impedir la impunidad del asesinato de Jara como el tardío homenaje póstumo al general Prats siguen siendo objeto de controversia.
En medio de opiniones diversas en los medios chilenos sobre estos casos, el ex vocero del Gobierno y actual ministro de Defensa, Francisco Vidal, intentó calificar los tres últimos mandos del Ejército como “ejemplares” en materia de derechos humanos, lo cual sorprendió a algunos abogados humanitarios.
Nelson Caucoto, por ejemplo, fustigó esas declaraciones y aclaró que “el Ejército debe asumir, y el ministro (Vidal) también, que no ha existido nunca la colaboración que se les ha solicitado. Nunca nos entregó el nombre del jefe que estaba a cargo del Estadio Chile”.
El abogado querellante del caso de Víctor Jara insistió en que la nómina de funcionarios que estuvieron en ese centro de detención fue estructurada de manera casi artesanal por el ministro que sustancia la causa: “nosotros hemos aportado nombres, la familia ha aportado nombres, pero no los uniformados”.
Respecto al homenaje a Carlos Prats, Caucoto entre otros calificó de “chocante” que nombren Carlos Prats a un campo militar “manchado con crímenes de lesa humanidad cometidos en dictadura”, en alusión directa a la historia del Regimiento Tacna, hospedado en el nuevo campo militar.
El Campo Militar General Carlos Prats González es la nueva sede del reactivado Regimiento de Artillería Tacna que Prats, siendo coronel, comandó en 1963 y del Regimiento Granaderos (Escolta Presidencial).
Según coinciden distintas fuentes, en 1969, durante el Gobierno del Presidente Eduardo Frei Montalva, se produjo el frustrado alzamiento del general Roberto Viaux Marambio, en un episodio conocido posteriormente como el “Tacnazo”, por haberse hecho fuerte en ese cuartel.
En 1973, poco antes del golpe de Pinochet, Prats imponiendo personalmente su jerarquía protagonizó el aplastamiento del levantamiento militar en el que varios tanques rodearon y dispararon contra el palacio de La Moneda, el llamado “Tanquetazo”.
Después del golpe de 1973, esa misma unidad militar fue convertida en centro clandestino de detención, donde fueron torturados y asesinados numerosos colaboradores de Allende.
Los familiares de Prats, no obstante, agradecieron el reconocimiento militar, pero esperan con ansiedad una próxima decisión judicial que ratifique sentencias de enero pasado contra nueve acusados de ser autores y cómplices del atentado terrorista contra sus padres.
Las hijas Prats-Cuthbert, Sofía, Angélica y Cecilia, debieron dedicar muchos años de esfuerzos para que se haga justicia a sus padres.
Por su parte, Francisco Cuadrado, nieto de Prats e hijo de Sofía (actual embajadora en Grecia), escupió el féretro de Pinochet en la Escuela Militar en diciembre de 2006.
Citado por medios locales sobre el homenaje, el joven manifestó satisfacción en lo personal y en lo familiar y dijo que “es un aporte que el Ejército de Chile le hace a Chile”.
Los casos de Víctor Jara y Carlos Prats vienen jalonando una larga historia de violación de derechos humanos, de búsqueda de verdad y justicia.
La mayoría de los chilenos consideran su reciente reconocimiento como merecido, algunos tardío y otros polémico, mientras, por otro lado, persisten los críticos que teniendo acceso a grandes medios de comunicación optaron en estos días, 35 años después, por el silencio total. Ir a principal