Inicio Cuba Violencia: Cristal, el precio de sentirse mujer

Violencia: Cristal, el precio de sentirse mujer

Entonces no hay quien diga que nac hombre. Esa es mi cuota diaria de felicidad. Me gusta sentirme asmujer, confiesa a SEM en la sede del Centro Provincial de Prevencin de Infecciones de Transmisin Sexual y Sida, en la occidental provincia de Pinar del Ro, donde colabora como promotora de salud. La aceptan como es y puede ser ella misma. Mucho tuvo que pasar para llegar hasta aqu. Desde el instante en que descubri que se senta bien vistindose de mujer, siendo mujer en cuerpo y alma, asumi tambin que hay cosas en la vida que slo se pueden hacer con mucha dignidad y orgullo. Me dije quiero hacer esto pase lo que pase y tom el rumbo que deba tomar. Tena que ser lo que yo senta, afirma.

Ahora, cuando entra al aula del curso de superacin integral, una forma de terminar y continuar estudios, respira profundo y sigue adelante: Todos los das es una guerra distinta. No me aceptan en las actividades, no puedo ponerme aretes, pintarme las uas o usar hebilla para recogerme el pelo. Pero yo ah, si quieren que me vaya tienen que botarme.

Como tantos travestis y transexuales, Cristal se vio un da en la calle, sin un techo para dormir y ningn familiar dispuesto a aceptarlo. Pueblo chiquito, infierno grande, dicen en Cuba, y justo en un infierno se convirti para Cristal la ciudad occidental de Pinar del Ro, a 140 kilmetros de La Habana.

Mi madre y mi padre se divorciaron y yo me cri con mi abuela. Ella tena un carcter muy fuerte, creo que por ah sal a ella, pero se enorgulleca de ser muy antipjara, no poda con los homosexuales. No me dej entrar al preuniversitario porque deca que iba a perder mi hombra, cuenta Cristal.

Para la abuela todo el mundo era un homosexual o bandido y poda pervertir a su nieto. Cuando tuvo su primera relacin con un hombre, a los 16 aos, la abuela la bot de la casa. l era un mdico y me maltrataba. La relacin no pas de los seis meses y mi abuela me recibi de vuelta. Fue una locura. No quera que me vistiera de mujer y me vi de nuevo en la calle.

Pas el tiempo, la casa de la familia qued en manos de la madre de Cristal y su hermano, y las cosas fueron de mal en peor. Mi to era un dolor de cabeza; me golpeaba todo el tiempo. Tena 17 aos el da que me prohibi volver a la casa y yo iba de todas formas, pero tena miedo de que si l me vea le hiciera dao a mi madre.

Entonces asumi definitivamente su identidad y empez a trabajar en espectculos de travestis que proliferaban de manera semiclandestina, subterrnea.

Imagnate lo que es vivir en la calle. No me dejaban entrar en ninguna parte, no me dejaban trabajar ni estudiar. Qu haca? Tuve que coger la calle, andaba tirado por ah, tratando de buscarme la vida. Lo mismo me prostitua que me iba para La Habana a buscar cosas para revender aqu. El da que su padre se enter de que su hijo era travesti fue a buscarlo machete en mano.

Me llev para un parque y lo menos que me dijo era que deba tirarme delante de un tren, que lo mejor que haca era morirme, que iba a buscar un negro que me desbaratara por dentro. Y mira cmo es la vida: a los dos aos volvimos a hablarnos y me acept como soy.

As fue hasta el da del diagnstico. Cuando supo que era portador del virus de inmunodeficiencia humana (VIH, causante del sida), Cristal cay en un estado depresivo tan profundo que quiso morir y, de hecho, intent suicidarse. Sin embargo, por paradjico que parezca, el VIH lo salv.

Pas el curso para promotores de salud entre hombres que tienen sexo con otros hombres y hace tres aos que soy promotor de salud. Entend la enfermedad, empec a mirar las cosas de otra manera, a aceptarme a m mismo, a no pensar que la vida se acab para mitodo lo contrario.

Y en el da a da encontr el amor. Es un muchacho de 22 aos, mulato, promotor de salud, no es seropositivo. A l le gustan los travestis y me dice que si las parejas heterosexuales andan por la calle de la mano y se dan besos, las homosexuales tienen el mismo derecho.

As y todo, aunque estudie, sea un activista voluntario en la lucha contra el sida y tenga una pareja estable, la vida cotidiana sigue marcada por el fuerte rechazo social, la exclusin y el desconocimiento y falta de informacin sobre la diversidad sexual existente en la isla.

En Pinar del Ro, como en otras regiones de Cuba, es fcil encontrar incluso personas homosexuales que expresan abiertamente su rechazo a travestis y transexuales porque no entienden la necesidad que tiene un hombre de llegar al extremo de querer vestirse como una mujer, refiere Cristal. En la calle, todos los das y a toda hora, sientes el rechazo de hombres y mujeres. Nos gritan cosas, nos tiran botellas y jabas de basura, pasan en bicicleta y nos suben o bajan la faldaA veces nos ponemos agresivas, la cosa termina en pelea y, por supuesto, somos las culpables, afirma.

Y aade que los insultos, burlas y amenazas vienen tambin de la polica. Ests en una esquina hablando, vienen y te dicen que ah no puedes estar, porque si pasa un turista extranjero qu va a pensarNi que no hubiera travestis en todos los pases.

Cristal suea con trabajar en un cabaret, vestida de mujer, declamando poemas de amor y doblando canciones. Quizs, si hubiera podido estudiar y su vida hubiera sido diferente, ahora estara trabajando en un teatro, en un centro de belleza o en un hospital como enfermero o mdico. Nadie sabe.

Me gustara vivir como soy, sin que me estn sealando, aborreciendo o rechazando. Estar en paz con mi mam, tener un lugar fijo donde vivir y no andar deambulando por la calle con mi pareja, ayudar a la gente a aceptar mi enfermedad y a tener valor para enfrentar a la sociedad.

Confa en que el sida tendr cura, en los muchos aos que an le quedan por vivir y en su ms viejo sueo. Me gustara sentirme completamente mujer, no vivir ms a pedacitos, no conformarme ms con la imagen. Sentir que verdaderamente soy una mujer.

Identidad diversa

Como en la Calle Real de Pinar del Ro, los sitios de afluencia de travestis, transexuales y transformistas pueden encontrarse tambin en La Habana y en cualquier ciudad importante de esta isla caribea. Un estudio de las psiclogas Janet Mesa y Diley Hernndez, publicado por la revista cultural Temas, asegura que estas personas podran estar construyendo un nuevo grupo de identidad social en Cuba.

La identidad nacional aparece vivida en estos sujetos desde el conflicto de sentirse orgullosos de ser cubanos, y al mismo tiempo, de no encontrar un lugar dentro de la sociedad, afirman las especialistas y destacan que el ser cubano tiene fuertes implicaciones sociales, econmicas y culturales y esto contribuye a la conformacin de una identidad muy diferente a la de otras personas en otros lugares del mundo y culturas.

Transformistas, travestis y transexuales: un grupo de identidad social en la Cuba de hoy es el ttulo de la investigacin que incluy entrevistas en ms de una ocasin a 19 personas, entre 1998 y 2003. Independientemente de su autoclasificacin, todas comparten la exigencia de querer dar mujer como norma grupal.

Dar mujer significa lograr una imagen lo ms femenina posible. El fracaso en este empeo puede implicar la sancin del grupo, materializada en la burla, la crtica y, por ltimo, el rechazo, aade el estudio y destaca que a la censura dentro de su propio grupo, o de la comunidad homosexual, se suma la marginacin social que enfrenta la mayora. Estas personas viven bajo un discurso homofbico y machista que celebra cualquier manifestacin de repudio contra ellas y que justifica que los derechos y espacios individuales sean violados para salvaguardar una posicin viril, afirma el texto.

Entre las caractersticas comunes a todas, la investigacin encontr el bajo nivel cultural asociado al temprano abandono de los estudios, sobre todo en la adolescencia cuando la definicin sexual provoca el rechazo del grupo escolar. El estudio hall tambin que aun cuando en la esfera laboral no existe, legalmente, prohibicin para el empleo de estas personas, les es casi imposible encontrar un puesto de trabajo.

Los estereotipos sociales consideran inaceptable el empleo de un hombre vestido de mujer, asegura. As, la mayora trabaja como artistas o peluqueras en negocios particulares, se siente frustrada profesionalmente, tiene una economa inestable, habita viviendas en muy mal estado y comparte pequeos espacios con muchas personas de bajo nivel cultural.

Marginalidad y violencia

A veces la prostitucin se convierte en la nica opcin de vida. La marginalidad las hace vulnerables al sida y a la violencia de parte de sus parejas, muchas veces hombres heterosexuales. As lo demuestra un estudio de Ada C. Alfonso y Mayra Rodrguez, especialistas del Centro Nacional de Educacin Sexual (CENESEX), a partir de la experiencia de un grupo de jvenes travestis, de cuatro ciudades del pas, quienes se formaron como promotores para prevenir el VIH-Sida.

De acuerdo con sus observaciones, el maltrato psicolgico se manifiesta en una gran variedad de actos, como las amenazas de abandono, las relaciones heterosexuales de noviazgo que los travestis deben aceptar de sus parejas, las descalificaciones frecuentes, el aislamiento y hasta las prohibiciones a participar en actividades culturales o de la farndula.

Las bofetadas, las golpizas y los empujones son, segn los propios entrevistados, las formas de violencia fsica que ms han padecido, tanto de sus parejas como de los miembros ms cercanos de sus familias, apuntan las especialistas.

Un proyecto del Centro Nacional de Educacin Sexual (CENESEX) promueve una mayor comprensin social de la diversidad sexual y, desde hace aos, apoya a transexuales cubanos en las gestiones legales para lograr un cambio de identidad. Transexuales y travestis no tienen acceso a implantes o cirugas estticas y, por el momento, el sistema cubano de salud pblica no incluye la operacin de adecuacin sexual.

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